“Hoy no se inscribe nadie.” Con ese mensaje amenazador amaneció el Gymnasium, el colegio universitario tucumano que permitirá, después de 69 años, el ingreso de mujeres a las aulas. Pero los propios padres y estudiantes varones de la escuela intentan bloquear esta medida que iguala oportunidades entre ambos sexos: en primer turno, los alumnos tomaron la escuela en el mismo momento que se hacía la inscripción para los ingresantes 2018, y luego, en compañía de algunos adultos, marcharon hasta el Rectorado del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) como demostración de rechazo a la resolución. La Fundación Mujeres Por Mujeres presentó un petitorio para alertar por la violencia simbólica e institucional en la comunidad educativa. “Hasta qué punto el deseo de un grupo de niños y de docentes anticuados puede avasallar un estándar de derechos”, denunció Soledad Deza, presidenta de la organización, en diálogo con PáginaI12.
A las 11.15 de ayer, alumnos del Gymnasium se sentaron en la puerta de la escuela durante quince minutos, el tiempo exacto que dura un recreo en el colegio tucumano. La “sentada” ya estaba pautada en la asamblea matutina, donde los estudiantes habían decido tomar la escuela (“de forma simbólica”, anunciaron), para volver a pronunciarse contra la decisión del Consejo de la UNT. Desde que las autoridades universitarias decidieron respetar el principio constitucional de la no discriminación, con lo que en el curso de ingreso venidero –que comienza en septiembre– podrán anotarse mujeres, la comunidad del colegio tradicionalista no soportó los cambios y estalló: en una asamblea, más del 70 por ciento de los alumnos rechazaron la medida, el psicólogo escolar anunció que “la presencia de la diversidad siempre inquieta”, y los propios padres pidieron que la decisión corra por cuenta del Gymnasium y no del órgano rector.
“Los alumnos que ingresan estarán en quinto grado de la primaria. Imaginate hasta dónde tiene que militar la igualdad de oportunidades una chica de ocho años con este clima hostil de discriminación y violencia. Los alumnos ahora acusan que no tenían ni voz ni voto en la decisión del Consejo. Pero los derechos no se plebiscitan, se respetan”, aseguró Deza, quien fuera abogada de Belén, la joven que estuvo detenida tres años por sufrir un aborto espontáneo.
La inscripción para ser alumna o alumno del Gymnasium comenzó este lunes y estará abierta hasta el 18 de agosto, sin cupo para la cantidad de aspirantes inscriptos. Hasta ahora, sólo hubo cuatro chicas anotadas. Es decir, los carteles amenazadores del Gymnasium surtieron efecto.
En el petitorio presentado por la Fundación Mujeres por Mujeres, se consideró a la toma de los alumnos varones como una traba más, sumada a la burocracia administrativa, que impide el ingreso real y efectivo de las chicas en la escuela experimental universitaria. Una de las causas principales de estas actitudes, dijo Deza, parte del silencio de la cúpula dirigencial de la escuela. En diálogo con este diario, la directora del Gymnasium, Sandra Mansilla, comentó que “no estamos en contra de la inclusión de mujeres, pero hubiésemos preferido demorarlo hasta elaborar un proyecto de adaptación”. “Se necesita tiempo para rever los modos de convivencia en la escuela sin que afecte la calidad académica que caracteriza a este colegio. Habrá que cambiar el uso del espacio, la distribución de las normas: los varones son diferentes cuando están solos que cuando están con las chicas”, agregó, casi medieval, Mansilla.
Deza volvió a cargar contra la dirección. “Es hora que se deje de vivir en el siglo XIX y se empiece a empezar en el siglo XXI”, dijo, sobre esta escuela ubicada a pocos metros de la casita histórica de Tucumán.
Informe: Jeremías Batagelj.