INFINITY POOL - 6 puntos
Canadá/Croacia/Hungría, 2023
Dirección y guión: Brandon Cronenberg
Duración: 117 minutos
Intérpretes: Alexander Skarsgård, Mia Goth, Cleopatra Coleman, Thomas Kretschmann, Jalil Lespert.
Estreno: Disponible en Flow.
No es poco lo que comparten Infinity Pool, tercera película de Brandon Cronenberg, hijo del gran David Cronenberg, con la muy popular, muy premiada y muy sobrevalorada El triángulo de la tristeza, del sueco Ruben Östlund, ganadora de la Palma de Oro en Cannes 2022 y multinominada a los premios Oscar este año. La acción de ambas transcurre en un paraíso vacacional para gente rica y sus protagonistas pertenecen a esa clase social, además de acarrear cierta indolencia y algunos traumas. Las dos también funcionan a partir de un crescendo dramático que acaba por desbordar los límites de lo real. Por último, una y otra proponen un juego de tortura de doble vía, en el que las víctimas resultan estar tanto a un lado como al otro de la pantalla.
Luego de haberla descosido con su trabajo anterior, Possessor (2020), en Infinity Pool Cronenberg, el joven, cuenta la historia de un escritor en crisis casado con una millonaria, quienes se alojan en un exclusivo resort balneario, en un ficticio país insular de aspecto europeo oriental. El tipo espera recuperar ahí la inspiración que le permita volver a escribir, a más de seis años de publicado su último libro. Las costumbres excéntricas de la isla, que incluyen unas máscaras tradicionales de rostros deformes, parecen hacer del lugar el sitio ideal para lograrlo. Sin embargo, el director y guionista se ocupa de que nada termine de ser cómodo para el protagonista. Eso incluye conocer a una seductora admiradora, huésped del mismo hotel.
A partir de ahí, la película comenzará a desencajarse de su marco real, generando situaciones que dejan al escritor perdido entre los callejones sin salida del deseo, la cobardía, la culpa y la humillación. Un accidente en la ruta, en el que el protagonista es empujado a la decisión incorrecta, será la llave que termine de cerrar por fuera el infierno en el que quedará atrapado. Un infierno con mucho de freudiano (o de cronenbergiano, dos universos que también comparten mucho). A caballo de la siniestra figura del doble, Cronenberg pone en marcha un espiral tan lisérgico como cruel, cuya lógica narrativa se basa en cortarle al protagonista las vías de escape.
Es verdad que Infinity Pool puede ser interpretada como una crítica de clase contra cierto tipo de rico insensibilizado. Pero a diferencia del film de Östlund, no se expresa en una dialéctica burda, eligiendo el camino de la alegoría fantástica. Es esa vocación la que salva a la película de Cronenberg, haciéndola una experiencia más vívida e intensa. A pesar de eso, resulta difícil que el vínculo que las une, en su cuestionable carácter de ejercicios de crueldad contra sus propias criaturas, no termine siendo el árbol delante del bosque.