Cuando en 1969 Nelson Rockefeller puso un pie en el país, el no recibimiento por parte de un grupo fue claro: en simultáneo produjeron el incendio de 14 supermercados Minimax, que eran propiedad de la familia Rockefeller. Fue una respuesta a su visita, pero fundamentalmente a las políticas estadounidenses para América latina. De ese suceso, no muy conocido, el grupo Los Internacionales Teatro Ensamble se inspiró para su última creación. Se trata de Los Minimax y el cazador de talentos, una obra que puede verse los sábados a las 22.30 en el Centro Cultural de la Cooperación.
La propuesta es continuidad de un trabajo investigativo que empezaron en 2001, con obras como Teruel, Fidel-Fidel, Conflicto en la Prensa y Mientras Cuido de Carmela, que cuenta con la dirección, dramaturgia y actuación de Manuel Santos Iñurrieta. Marina García, Gaby Mercado, Nicolás Finoli, Belén Ezquerra, Diana Kamen, Lucía Salatino, Clara Barreira, Rodrigo Isequilla Giudici y Gastón Ávila forman parte del grupo que completa el elenco.
“Como grupo investigamos y profundizamos sobre la idea de un teatro político, épico y latinoamericano que nos represente como generación. Desde el teatro vamos al encuentro de la política, de la vida, y no ocultamos lo que pensamos en relación a los temas que se tratan”, cuenta Santos Iñurrieta sobre el colectivo.
En el caso de Los Minimax, toda la acción de la obra se desarrolla en el 69, un año significativo a nivel político y social en Argentina. La quema de catorce supermercados de la propiedad de Rockefeller, el Cordobazo y la llegada del hombre a la luna -según Stanley Kubrick-, son los tres hechos que se enlazan en una comedia “cargada de humor, con elementos de ciencia ficción y con personajes que son muy extremos, como lo son un vendedor de copitos, o una monja embarazada”, detalla el director.
La historia social y política deviene en ciencia ficción cuando el grupo que prepara el sabotaje a la cadena de supermercado toma una radio para leer un comunicado, pero se lo olvidan, y se encuentran con un grupo de artistas haciendo en radio teatro La guerra de los mundos, el clásico de Orson Wells. Todo eso en medio de una misteriosa nevada que los atraviesa. Este entramado, desde el absurdo, construye la estructura que le permite al grupo dialogar con el presente político.
-¿Qué fue lo que te interesó tomar de la visita de Nelson Rockefeller al país para la obra?
-Con Los Minimax ponemos de relieve una historia que no se conoce para destacar fundamentalmente la idea del héroe colectivo, que es social. Los conflictos presentes, pasados y futuros no los va a resolver una persona, sino que en todo caso van a resolverse de manera colectiva con los elementos que conforman la sociedad. Es esa idea que nos propone Oesterheld en el Eternatuta, que discute con este presente político incluso. Presentamos esta obra en un contexto donde advertimos que hay un crecimiento de las ideas de odio. El vendedor de copitos que aparece en la puesta representa al odio que se manifiesta por la hendija que se le dé lugar.
-¿Ese es el tipo de temas que abordan con el grupo Los Internacionales Teatro Ensamble?
-Con Los Internacionales continuamos con la línea investigativa o teatral, que es una idea de teatro épico, nacional y latinoamericano. Trabajamos con temáticas vinculadas a lo histórico, lo político y lo social. Nuestro registro actoral está asociado al mundo del circo y de los payasos, y el humor está presente en cada una de nuestras obras. Generalmente hay mixturas entre situaciones que son de humor, unidades poéticas y también dramáticas.
-¿Como se da el proceso creativo de sus obras?
-Todas las obras son distintas, pero como condición por fuera del método a emplear en la escena o en el trabajo de escritura o construcción del espectáculo, tiene que haber un acuerdo y un deseo colectivo de hacer y contar eso. Nosotros venimos del teatro independiente, y producir de manera independiente también es un posicionamiento estético e ideológico. Entonces para mí, los actores y actrices tienen que acordar con eso que van a contar. Además, hay un compromiso con la obra que se ve reflejado en el escenario, y una defensa implícita sobre eso.