“Soy completa y perfectamente yo”, es una de las frases de cabecera de Letty Raines, la protagonista de Good Behavior (estrenó ayer por TNT Series, irá los domingos a las 22 hs y repite los martes a las 23 hs). Definición singular para quien estuvo en prisión por ser una impostora experta en estafas. Pero también lo es para la propia actriz que la interpreta, la inglesa Michelle Dockery, cuya carrera se había propulsado por su personaje en Downton Abbey (Mary Crawley fue el pivote en su trama y narrativa durante varias temporadas). Aunque su nueva encarnación esté a miles de kilómetros de Gran Bretaña y a un siglo de diferencia de la era eduardiana, de los modales nobles, de la tonada estirada, hay un punto significativo que las conecta: el de querer escapar a los corsets que se les impusieron. 
En los primeros minutos, la oposición entre Letty y Mary es total. A la primera se la ve cocinando hamburguesas grasosas, limpiando baños en un parador de Carolina del Norte y robándole la billetera a un tipo que quiso abusar de ella. La dama anda por la vida tomando decisiones equivocadas, un poco porque disfruta de los vicios y bastante porque esas son las cartas que le han tocado. Además de timar a la gente, su tiempo lo divide entre el oficial de libertad condicional que no le pierde el paso y el deseo de recuperar a su hijo de diez años. Pero lo mejor que sabe hacer es fingir ser otra persona y sacar provecho de eso. Cada vez que Letty trate de ser una buena samaritana, como informarle a una mujer que su esposo ha contratado a un sicario para matarla, las cosas tomarán un rumbo riesgoso. 
El “buen comportamiento” del título no está hecho para Letty. Así se relacionará con un homicida singular –Javier– interpretado por el argentino Juan Diego Botto. “Es un tipo frío, pero cuidadoso, bastante sensible, es el único que reconoce la inteligencia de esta mujer y se enamorará de ella”. Según reconoció Dockery, uno de los mayores incentivos de Good Behavior fue la chance de encarnar a una chica estadounidense contemporánea y complicada en extremo. “Y poder usar jeans”, añadió, en referencia a las largas temporadas que se la pasó en vestidos de época. “Es alguien que necesita realmente hacer un cambio en su vida, es alcohólica, adicta a la metanfetamina, sabe robar y lo disfruta, esa es parte de su naturaleza”, dijo la actriz. ¿Qué es lo que lleva a estos dos estar juntos? El inevitable mal romance. Los hombres no le han hecho nada bien y justamente se tomará revancha con un asesino a sueldo.  
Este producto original de TNT se destaca por su cuidado corte estético. Secuencias visuales que transcurren en hoteles de cinco estrellas y bares de mala muerte. Por algo sus realizadores (Chad Hodge y Blake Crouch de Wayward Pines) han definido a esta entrega como “noir poético”. Ambos espacios, los más relucientes y los infernales, se perciben en una suerte de nebulosa. Justo cuando la historia está a punto de zambullirse en un drama oscuro, se corta la tensión con canciones pop que están en las antípodas del padecer de Letty. Sorprende su humor negro en diálogos y se nota su intención de no tomarse demasiado en serio, ni de convertir a Letty en una heroína de la clase obrera al estilo Erin Brockovich. Ahí está ese momento en el que Letty juega en una habitación con habanos y botellitas de alcohol mientras se escucha de fondo una grabación de autoayuda. Los diez episodios de Good Behavior están filtrados desde el punto de vista de su protagonista, desde los más hirientes, los románticos, los traviesos y también los resacosos.
Hay una extraña seducción al ver a Mary Crawley de Yorkshire usando pelucas, empuñando una pipa de crack o –literalmente– cayendo al barro y vomitando luego de una noche de fiesta. “En la vida real no se parece en nada a Lady Mary. Es muy graciosa, le gusta jugar a hacerse la tonta y despreocupada. Diría que es mucho más parecida a Letty”, señaló Hodge.