"Yo creo que Salamone es un buen ejemplo de cómo de una manera comunitaria se puede hacer que la arquitectura sea algo popular. Es la impresión que me dió siempre, de que la información no estaba en grandes instituciones, sino en alguien que viajó, visitó una obra de casualidad, sacó una foto y se la mandó a alguien sorprendido. Así se va armando la bola. No sé con qué más pasa eso", afirma Martín Aurand, el responsable del proyecto Mondo Salamone, una comunidad en redes sociales de más de 12 mil seguridores que cataloga, historiza y comparte fotografías de las obras del arquitecto Francisco Salamone, que están localizadas en varios puntos de la Provincia de Buenos Aires y Córdoba. Hoy en día, es un gran difusor de la obra del arquitecto y de otras formas de arquitectura moderna en la provincia. 

Recientemente, sus obras acompañan la flamante nueva edición de “Ruta Salamone” un volumen que propone una serie de recorridos textuales y visuales en torno a la obra arquitectónica de Francisco Salamone en la provincia de Buenos Aires, editado por Ediciones Bonaerenses. Una historia de reconocimiento de la arquitectura popular. 

Mondo Salamone


Algo distinto a todo

En el 2007, Martín Aurand estaba visitando a su papá, que vive en un pueblo en el Partido Azul llamado Cacharí. Una mañana, acompañó a su padre a la ciudad de Azul a hacer unos trámites, y se quedó vagando por ahí. Sin saber qué visitar, fue a la oficina de turismo, donde le dieron un folleto de un tal "Francisco Salamone". 

"Creo que en ese momento no había ni página en Wikipedia de Salamone. Fui hasta el Cementerio Municipal y quedé fascinado. No lo podía creer. No podía entender que existiera una obra así tan monumental en el medio de la llanura. Le empecé a sacar fotos con la cámara digital que tenía en el momento", afirma Martín.

Por esos años, internet todavía era incipiente. Las cuestiones de la información on line todavía se estaban aceitando. De a poco, Martín, de formación guía de turismo, comenzó a armarse su propio archivo privado de información sobre este misterioso arquitecto. 

"A pesar de ser porteño, siempre me fascinó la provincia. Salamone vino a ser la excusa perfecta, ahora tenía un eje como para recorrer una buena parte de la provincia, un territorio tan extenso que no sabes por dónde empezar ni con qué te vas a encontrar. En cambio al tener a Salamone como motivación ya cambiaba todo", afirma. 

Sin auto pero con muchas ganas, Martín comenzó de a poco a organizar escapadas para fotografiar y documentar cada una de las obras del arquitecto misterioso. Estaba dominado por las preguntas, quién era ese misterioso personaje y dónde había más obras. 

A partir del año 2011, esas fotos comienzan a ser volcadas en el proyecto Mondo Salamone, un blog que ofrecía contenido audiovisual y una catalogación de cada una de las obras. Poco a poco, se fue construyendo una enciclopedia salamónica, a través de investigación de hormiga digna del más atento periodista. Hoy en día, se trata de una verdadera comunidad de fans de la arquitectura del arquitecto modernista. 

"Jamás pensé que iba a ser algo que me iba a gratificar tanto, que iba a poder tener tanto contacto con la gente. Empezó simplemente siendo una excusa quizás egoísta de publicar mis fotos, pero se convirtió en mucho más que eso", afirma. 


La presencia de los gigantes

Como muchos otros, Felipe cree fervientemente que las obras le otorgan identidad a los pueblos de la Provincia que las poseen. Pero eso no fue siempre así. De hecho, una de las cuestiones más impactantes para él fue que su propia familia, que tenía mucho contacto con Azul, hubiese ido incontables veces al cementerio y nunca se lo hubiera mencionado. 

"Al principio era cuestión de caer en un pueblo y que te digan pero qué viniste a hacer acá, no hay nada lindo, como por qué no vas a Bahía Blanca, allá hay cines, acá te vas a aburrir. Esa cuestión de que los pueblos se hayan acostumbrado a que todos los fines de semana vaya gente, se pare, saque fotos y además les cambió a ellos la visión de lo que eran esos edificios, que a esta altura ya no son ni tan modernos ni tan importantes como lo fueron en su momento. Tenían una relación de naturalización con las obras, y quizás la visión del que viene de afuera puede ayudar en eso", afirma.

Su condición de porteño le permitió mirar con otros ojos lo que quizás habitantes del mismo territorio habían naturalizado, según Martín, en sus propias palabras, que miraban con ojos desconfiados al que valoraba eso de más. A raíz de su curiosidad con Salamone, el presente de Martín apuesta por la diversificación y la exploración de otros arquitectos similares pero menos conocidos en la Provincia de Buenos Aires. 

"Es empezar de cero otra vez, vas al cementerio y te miran mal, te hacen preguntas, no te dejan sacar fotos y por más que les expliques para lo que fuiste, no hay caso, y volvés a ser como el raro ahí, como el porteño raro que está en el pueblo haciendo cosas medio raras", bromea. 

A raíz de su amistad con René Longoni, el arquitecto marplatense, comenzó a organizar su búsqueda por otros salamones. Y en sus propias palabras, es solo lo que corresponde: "para mí es casi como un acto de justicia, como poderme investigar un poco para visibilizar a esa persona que hizo un edificio increíble que podría pasar por Salamone, pero que como no es de él, no tiene como esa prensa", afirma. 

Si se le pregunta acerca del futuro, Martín recalcula un poco. "Siempre digo que termino teniendo medio un vínculo tóxico porque siempre creo que ya está, que lo voy a soltar, aparecen cosas e invitaciones, más información, más cosas que aprender. Siempre está ahí, robando mi atención", afirma. 

Tóxico o no, mantiene una última expresión de deseo: "yo me imagino que va a seguir en mi vida, no sé de qué forma. Desearía que pudiera compartir, o ayudar a difundir la obra de Salamone. Me gustaría también que gracias a Salamone, se pudiera visibilizar el trabajo de todos estos otros arquitectos que también hicieron obra en paralelo y que hicieron en todo el país. En ese sentido creo que tenemos que tener una visión un poco más federal, no solamente obsesionarnos con Salamone, sino con mucha otra arquitectura que hay en todo el país y que no está tan difundida", concluye.