1) Fue mucho más que los demás
No es casualidad que River se haya coronado con tanta anticipación. Fue el mejor porque tuvo mucha mayor calidad de juego, funcionamiento y un plantel mucho más rico que la gran mayoría de sus rivales. Le ofreció al técnico Martín Demichelis variantes que casi nadie pudo disponer. Y Demichelis lo supo aprovechar y potenciar. Nadie ganó más que River (18 partidos de 25) ni hizo tantos goles (45). Por eso es el campeón.
2) Una localía contundente
Después de la inesperada derrota ante Arsenal (2 a 1 en la cuarta fecha), el Monumental fue un bastión imbatible: de hecho, no solo River no perdió más sino que ganó los once partidos que jugó desde entonces. Y va camino de batir el récord histórico en la materia que se logró durante el ciclo de Marcelo Gallardo: catorce triunfos consecutivos entre el campeonato local y la Copa Libertadores.
3) Un plantel largo y ancho
Quedó dicho ya que el plantel de River es el mejor del fútbol argentino y parece sobrado para el medio local. Tal vez sólo entre los arqueros haya diferencias marcadas entre el titular (Armani) y el suplente (Centurión). Pero en el resto de las posiciones, la competencia interna es intensa: hay dos y hasta tres jugadores disponibles por puesto. Demichelis tuvo siempre mucho que elegir. Y las rotaciones a las que lo obligó la doble competencia, salvo en el partido ante Barracas Central en el que quizás cambió en exceso, no resintieron la idea de juego ni la eficacia del equipo.
4) La riqueza del medio
Allí estuvo una de las claves del campeonato: los mismos jugadores (Aliendro, Enzo Pérez, De la Cruz, "Nacho" Fernández y Barco) pudieron ocupar diferentes posiciones y armar esquemas distintos. Y cuando hubo que oxigenar la zona, desde el banco aportaron Kranevitter, Palavecino, Paradela y Simón. La media cancha riverplatense fue dúctil, con mucha movilidad, llegada y gol (convirtió 18 de los 45 tantos de la campaña).
5) Beltrán les ganó a todos
El centrodelantero cordobés volvió de su préstamo de Colón para competir, a priori en desventaja, con el oficio internacional de Miguel Borja y Salomón Rondón. Pero terminó quedándose con el puesto. Julián Alvarez había dejado muy alta la vara de la exigencia. Y Beltrán pudo saltarla: es el goleador del equipo con once tantos y además cumplió con todas las exigencias: se tiró atrás para conectar o pivotar con los volantes, tocó, fue a buscar, devolvió paredes y ejerció la primera línea de la presión. Ha sido tan bueno su campeonato que quien quiera llevárselo a Europa deberá ponerle a River 25 millones de euros sobre la mesa.
6) Dos confirmaciones
Rodrigo Aliendro y Esequiel Barco llegaron en el último tramo del ciclo de Gallardo. Y recién ahora pudieron afirmarse y darle la razón al técnico que los había pedido. Aliendro entró para acompañar a Enzo Pérez y no salió mas: ratificó su condición de volante integral capaz de meter suela en el medio, pero también de jugar con criterio, inteligencia y llegada. El Monumental lo ovacionó varias veces y llegó a corear su apellido. Titular indiscutido e indiscutible. Barco evolucionó y ahora es mucho más que el gambeteador empedernido que despuntó en Independiente. Sigue siendo incontenible en los mano a mano. Pero aprendió a leer mucho mejor el juego y a administrar sus recursos técnicos sin tanto individualismo. Hizo cinco goles y fue muy importante en varios partidos de la campaña.
7) Goleo repartido
Beltrán con once conquistas y Borja con cinco fueron los goleadores. Pero detrás suyo se alinean otros doce jugadores (Nacho Fernández, Barco, De la Cruz, Rondón, Solari, Paradela, Matías Suárez, Aliendro, Echeverri, González Pirez, Palavecino y Rojas). River llegó el gol por varias vías sin depender de ninguna en especial. Ese también es un mérito
8) Una racha demoledora
Luego de un comienzo que abrió algunos interrogantes, con derrotas ante Belgrano y Arsenal y algunas actuaciones no demasiado convincentes, River tomó impulso y sentó las bases del campeonato con una onda verde imparable: ganó ocho partidos seguidos entre la 6ª y las 13ª fecha, con 19 goles a favor y ninguno en contra y a fines de abril, les dejó muy claro a sus rivales de que no tenía en sus planes perder este título.
9) Los hinchas también jugaron
A partir de la ampliación del Monumental y el nuevo aforo de 83 mil espectadores, el respaldo de la hinchada riverplatense resultó conmovedor. Casi todos los partidos se jugaron a estadio lleno y el aliento y el fervor fueron notables, sobre todo de los hinchas muy jóvenes. Desde luego que los partidos los ganan y los pierden las decisiones de los jugadores y los técnicos. Pero el sentimiento y la pertenencia riverplatenses sostuvieron desde la tribuna al equipo y le dieron un marco apasionado a la consagración.
10) Demichelis con el pie derecho
Algunas decisiones y algunas actuaciones al comienzo pusieron en la mira al nuevo entrenador llegado desde Alemania. Que además, debía continuar y en lo posible superar, la obra gloriosa que Marcelo Gallardo había levantado a lo largo de su ciclo. Demichelis hizo autocrítica, introdujo correcciones, acomodó mejor algunas piezas y armó un equipo con funcionamiento y fisonomía riverplatenses. Y además, logró mantenerlo en pie luego de aquella goleada copera en contra ante Fluminense en el Maracaná que pudo haberle tirado abajo el ánimo.