A una semana de las elecciones generales de España, el opositor Partido Popular (PP) se posiciona como la agrupación política más próxima a alcanzar la mayoría de los votos, según las encuestas, lo que le permitiría formar el nuevo Congreso.
El conservador PP llega a estos comicios con el impulso que le dio su victoria en las elecciones autonómicas y municipales del último 28 de mayo, en las que le arrebató a los socialistas alcaldías importantes como las de Sevilla y Valencia, además de revalidar con mayoría absoluta los gobiernos en la ciudad y en la comuna de Madrid.
Con este resultado adverso, el presidente del Gobierno español y líder del PSOE, Pedro Sánchez, dio un golpe de timón: disolvió el Congreso y adelantó en seis meses las elecciones generales previstas para fin de año, y ahora la decisión está en manos de los 37,4 millones de ciudadanos en condiciones de votar, lo que incluye a 2,3 millones de residentes en el exterior, según las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística.
Un debate encendido
Sánchez y Núñez Feijóo se sacaron chispas durante el debate que protagonizaron el lunes, el único de esta campaña. Hubo constantes disputas e interrupciones entre los candidatos a la hora de discutir sobre la situación política y económica de España. En ese sentido, el jefe del Gobierno reivindicó asuntos como la creación de empleo, el control de la inflación, el crecimiento y la reforma laboral. “No podemos dar volantazos, porque Feijóo y (el presidente de Vox, Santiago) Abascal aspiran a derogar todo esto, les echarán un frenazo”, argumentó.
Feijóo replicó que la gestión de Sánchez es una de las que menos empleo creó desde la recuperación de la democracia, solo por delante de la administración del también socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Además, recriminó la “poca estabilidad” de las políticas del Ejecutivo, lo que se reflejó en el nombramiento de “más de 40 ministros”, y sostuvo que su adversario “maquilla” las estadísticas de desempleo.
El debate también pareció marcar un cambio de táctica del PP, cuando el líder opositor desafió al actual presidente a firmar un acuerdo para que el segundo respalde al partido más votado en las elecciones del 23 de julio, con lo que se zanjaría el problema de llegar a la mayoría absoluta en la Cámara para designar al nuevo gobierno. El líder del PSOE, por su parte, rechazó la propuesta alegando que el PP pide lo que se negó a hacer en otras oportunidades.
La situación se tensó todavía más a la hora de hablar sobre política social e igualdad, en el que el líder de la oposición echó en cara al socialista los 117 agresores sexuales y pederastas que quedaron en libertad desde la entrada en vigor el pasado año de la conocida como ley del "solo sí es sí", que tuvo que ser reformada después con el apoyo del PP. Como defensa, Sánchez le reprochó los pactos que el Partido Popular está llevando a cabo con la ultraderecha en municipios y regiones españolas, que llevarán, a su juicio, al país "al oscurantismo".
Coalición antiderechos
En las elecciones de mayo también le fue bien a Vox, que lidera Santiago Abascal. Se trata de un partido político de ultraderecha que pretende integrar con peso propio una coalición liderada por el PP. Hace dos semanas acordaron dirigir en conjunto la región de Extremadura, el tercero de este tipo después del de Castilla y León, desde el año pasado, y Valencia, una de las regiones más ricas del país, donde el acuerdo se alcanzó a mediados de junio. Además de esas tres regiones -de las 17 que tiene España-, cerraron un pacto en el archipiélago mediterráneo de Baleares, para que los conservadores gobiernen en solitario pero con el apoyo del Vox en el Parlamento regional.
La letra chica del consenso consiste en marcar una agenda que dé marcha atrás con las conquistas y leyes sociales del actual Gobierno, sobre todo en temas como las políticas de inmigración, el alineamiento internacional y el reconocimiento de los derechos de los colectivos LGTBIQ+, entre otros.
El Parlamento español aprobó en febrero una ley que permite a los mayores de 16 años cambiar libremente de género sin necesidad de autorización judicial, paternal o médica. Los conservadores del PP prometieron derogar la legislación en caso de ganar los próximos comicios. "Atenta contra los menores, atenta contra la tutela y la guardia potestad de los padres, contra el sentido común", porque "es mucho más fácil cambiarse legalmente de sexo que aprobar la selectividad, que sacarse el carnet de conducir", reprochó en junio el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Según AFP, en algunas localidades, por presión de Vox, no se colocó o se retiró de edificios públicos durante el mes del Orgullo la bandera arcoíris, símbolo de la comunidad LGBTIQ+. Asimismo, desplegó una enorme pancarta en la que invitaba a tirarla a la basura. "Este partido no sólo es una amenaza para las feministas, sino también para el colectivo LGTBIQ+ y para los inmigrantes", expresó a Euronews Patricia Aranguren, de la Comisión 8M de Madrid. Y afirmó: "Estamos decididos a no dejar que nos quiten nada de lo que tanto nos costó conseguir si llegan al poder".