"Ya sabemos lo que va a pasar en Santa Fe: ellos van utilizar el resultado, que es lo que se hace cuando se gana, y nosotros vamos a minimizarlo, que es lo que se hace cuando se pierde. Ahora, nosotros el lunes vamos a tener a todos los candidatos juntos unidos. Ellos no se", desliza un importante funcionario nacional mientras recorre los pasillos de Casa Rosada. En Unión por la Patria no fantasean con un triunfo milagroso el domingo, descuentan que Juntos por el Cambio sacará el mayor porcentaje de votos y que, en todo caso, Marcelo Lewandowski - uno de los cuatro precandidatos a gobernador de UxP - podrá irse a dormir habiendo arañado individualmente el mayor caudal de votos. El ojo estará puesto, en cambio, en el desenlace de la interna protagonizada por Carolina Losada y Maximiliano Pullaro. Y es que la elección santafesina, en ese sentido, funciona como espejo del escenario nacional con el que las huestes de UxP vienen trabajando de cara al 13 de agosto. Esto es: una idea de competitividad atada a la guerra de guerrillas de JxC y, en contraste, al orden interno que suscitó la fórmula Massa-Rossi.

En el bunker de campaña de Bartolomé Mitre al 300 apuestan al borrón y cuenta nueva. Tras el traumático cierre de listas, Sergio Massa se encargó personalmente de pasar con la ambulancia y de recoger a los heridos, exagerando gestos de contención y multiplicando hasta el infinito las postales de unidad. Era un paso necesario para ordenar el frente tras la pelea entre el kirchnerismo y el presidente Alberto Fernández por las PASO, así como para que Massa pudiera mostrarse como candidato de síntesis de todo el arco peronista (con excepción de Juan Grabois). Ahora, coinciden en el oficialismo, llegó el momento de dar vuelta la página y dar comienzo a una campaña que, en principio, tendrá dos etapas claramente definidas.

La primera tiene como línea de llegada las PASO del 13 de agosto. Asesorados por el catalán Antoni Gutiérrez Rubí, los equipos técnicos del massismo, kirchnerismo y albertismo unifican un discurso que hace eje en la unidad y la gestión. "La patria sos vos y vamos a defenderla" es el slogan con el que salieron las usinas de Bartolomé Mitre, en donde apuestan a subir al ring a Javier Milei y sus propuestas de dolarización y privatización de servicios públicos. Si al principio Sergio Massa había apostado a polarizar contra Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, la idea es, lentamente, "dejar que ellos se maten entre sí". El objetivo es que la campaña, en esta etapa, la protagonice la interna cambiemita y su fuego cruzado de acusaciones que, en algunos casos, ha superado las críticas que llegan desde el oficialismo. El sábado, por ejemplo, fue el lilito Juan Manuel López el que dijo que imaginaba un gobierno de Bullrich como el que derivó en la crisis del 2001. Ni Máximo Kirchner ni Andrés Larroque: un diputado de JxC. 

Un poco para diferenciarse de Martín Guzmán y otro poco para sobreactuar dureza para la tribuna kirchnerista, Massa ha optado también por encarar el inicio de la campaña enfrentándose discursivamente con el FMI. A la par de que sus equipos en el Ministerio de Hacienda avanzan en negociaciones para cambiar las metas del acuerdo, Massa se jacta de haber impulsado políticas que era resistidas por el Fondo, como la inauguración del gasoducto NK. "En esta etapa Sergio tiene claro que tiene que tomar mucho del kirchnerismo, por eso las críticas al FMI, por eso el lugar que le deja a Wado en la campaña", reflexiona un dirigente que integra la mesa de campaña bonaerense, que corre a la par de la nacional. 

La línea, de cara al 13A, es clara: actos de gestión, obra pública, anuncio de políticas para jubilades, estudiantes, trabajadores. El sábado, por ejemplo, Massa encabezó la inauguración de un nuevo paso nivel en la Matanza. Después del miércoles 19, sin embargo, estarán vedadas las inauguraciones de estilo proselitista, así que ahí se profundizarán las recorridas territoriales. El objetivo es llegar a la PASO habiendo logrado consolidar el voto peronista, con un Massa midiendo al menos 30 puntos y siendo el candidato individual más votado. El mayor temor es la amenaza del ausentismo, que se viene anticipando en las elecciones provinciales y que retrotrae el fantasma de la derrota electoral del 2021 (en la que el ausentismo fue un factor clave).

A modo de contraste de lo que sucede en JxC, el armado de campaña de la fórmula Massa-Rossi coincide en que la precandidatura de Juan Grabois resulta funcional como dique de contención del voto más de izquierda o del kirchnerismo más reactivo a acompañar a Massa. Siempre y cuando no supere los 7 puntos y termine perjudicando, así, las posibilidades de Massa de quedar como el candidato más votado. Con base fuerte en el conurbano, las encuestas le dan al líder social entre 3 y 5 puntos. "Lo importante es que el 99 por ciento de los votos de Juan tienen como segunda opción de voto a Sergio Massa", resaltó uno de los dirigentes que encabezan la campaña Massa-Rossi.

La segunda etapa, mientras tanto, será la gran batalla. Es decir, la elección general del 22 de octubre. "Ahí arranca la verdadera campaña. Con Sergio y Bullrich dando el partido de fondo", afirma un ministro nacional. Será otra elección y, por lo tanto, otra campaña, con una polarización más explícita con JxC y una apuesta a conseguir los votos de centro que podrían rehuirle a una candidatura más extrema como la de Patricia Bullrich. 

Tanto para la primera etapa como la segunda, sin embargo, en UxP cuentan con que Cristina Fernández de Kirchner tendrá una presencia activa en la campaña. "Cristina hoy es más massista que Alberto", ironiza un dirigente cercano a la vice, que advierte que se volverá a ver a CFK participando de actos. En las últimas horas, incluso, se comenzó a discutir la posibilidad de que se organice uno la semana que viene en el Teatro Argentino.