Desde el viernes pasado que ya se puede ver por Netflix la nueva temporada de Gilmore Girls. Tras siete temporadas –y ocho años fuera del aire–, retorna esta comedia agridulce centrada en la relación entre Lorelei Gilmore (Lauren Graham) y su hija Rory (Alexis Bledel). El singular vínculo entre ambas destacó a la serie creada por Amy Sherman-Palladino. El modo en que transcurría lo sanguíneo, lo fraternal, sus amores, y sus charlas sobre prácticamente todo con canciones de Alanis Morisette como banda de sonido. “Un año en la vida” es el subtítulo de esta continuación compuesta por cuatro episodios con un formato de duración particular. Cada capítulo es de una hora y media y, obviamente, con historias que acontecen en ese pintoresco y acogedor pueblito de Connecticut, el ficticio Stars Hollow. Más específicamente en la hostería Dragonfly Inn. Melissa McCarthy, que tras su partida de la serie se volvió una estrella mediática, volverá a interpretar a Sookie, la socia de la protagonista.
En su anterior despedida, la madre parecía haber encontrado otro amor además del de su hija. Rory, por su parte, se graduaba como periodista en Yale y comenzaba a cubrir la campaña presidencial de un tal Barack Obama (otra de sus características fue la de mechar la trama con pinceladas sobre la actualidad). Rory, ahora la misma edad que su madre al comienzo de la serie, vuelve a la casita materna para resolver ciertas cuestiones. “Lo bueno de escribir para estas dos es que ahora ya no es sobre una nena cursando en la secundaria y su mamá: son dos mujeres. De repente, pueden tomar cócteles juntas. Pueden sentarse y beber y hablar de lo que se les ocurra”, dijo Sherman-Palladino.