“La cadena se ha reservado la parte del león de los beneficios, y no la distribuye apropiadamente entre sus responsables creativos”: la demanda iniciada este lunes ante la corte de Los Angeles conmocionó al mundo de la producción televisiva, y podría agregar un pesado eslabón a la cadena de problemas judiciales que enfrenta AMC. Es que lleva la firma de Robert Kirkman, Glen Mazzara, David Alpert y Gale Ann Hurd, los responsables de The Walking Dead, y exige una compensación aún no definida pero que podría ser millonaria. Demasiado millonaria, aun para una televisora que ha disfrutado las mieles del éxito de la serie sobre el apocalipsis zombie y Breaking Bad. El reclamo sacude el panorama previo al estreno de la octava temporada, el próximo 22 de octubre, pero está lejos de ser una movida publicitaria: es una pelea frontal entre AMC y el creador de los comics y los productores que lo llevaron a la pantalla, que podría poner en riesgo la continuidad de la serie.
Los argumentos de la demanda apuntan a un sistema del que se está hablando cada vez más seguido en la industria. Según denuncia el cuarteto, el hecho de que la compañía que produce el show (AMC Studios) pertenezca al mismo conglomerado que lo emite (AMC Network) habilita al pago de un “fee” inferior al que se pagaría si se tratara de otra emisora. Es decir: Kirkman, Mazzara, Alpert y Hurd señalan que básicamente AMC se paga a sí mismo, y que los 2,4 millones de dólares por episodio (en las primeras cuatro temporadas fueron 1,45 millones) son sensiblemente inferiores a lo que se ha pagado por series como Better Call Saul (producida por Sony) y Mad Men (Lionsgate), aunque los montos de esas series no fueron revelados. “No hay dudas de que, si AMC Studios y AMC Network no fueran parte del mismo conglomerado, la historia sería bien diferente”, sostiene el escrito 672.124 presentado en la Corte Superior del Estado de California. “Las sustanciales tasas por licencia de Mad Men y Breaking Bad continuaron en las temporadas cinco y más allá, aun cuando sus ratings eran una fracción de los de TWD. Y aunque AMC Network solo obtuvo un limitado número de exhibiciones para esas series pagando una tasa de derechos comparativamente más alta, AMC Entities unilateralmente tomó para sí el derecho de la emisión sin límites de TWD, a perpetuidad y en todas sus plataformas”.
La demanda, además, llega en un momento en el que avanza otro reclamo anterior, y que podría fijar el curso de lo que vendrá. Frank Darabont, co-creador de la serie y productor ejecutivo que fue despedido promediando la segunda temporada, inició en septiembre de 2016 ante la corte neoyorquina su propia demanda, que en las últimas audiencias ventiló documentos que incluyen emails con intercambios de insultos entre el productor, ejecutivos de la cadena y los mismos productores. Darabont reclama 280 millones de dólares como compensación, y fija como tasa de derechos una suma muy superior: 30 millones por episodio. “Esa cantidad no tiene ninguna base en la realidad y vamos a seguir defendiéndonos enérgicamente contra esta demanda”, señaló en ese momento un comunicado de AMC. Pero la preocupación existe: si prospera el juicio de Darabont que contempla solo una temporada y media, la compensación por siete años para los cuatro reclamantes podría significar la bancarrota. “Esta clase de juicios es muy común en la industria del entretenimiento, y todos tienen algo en común: llegan después del éxito”, señaló ayer un vocero de AMC. “Virtualmente todos los estudios que han tenido un show exitoso fueron objeto de litigios como este, y The Walking Dead ha sido el show número 1 de television por cinco años seguidos, con lo que esto no es una sorpresa. Tenemos un enorme respeto y apreciación por los demandantes y seguiremos trabajando con ellos como socios, aún cuando nos defendamos vigorosamente de este juicio sin base alguna y predeciblemente oportunista”.
La presentación señala que la particularidad de las tasas de derechos supone un incumplimiento de contrato. Kirkman cerró un 5 por ciento de los beneficios obtenidos por la serie; Alpert, un 2,5 por ciento; Mazzara -quien reemplazó a Darabont como showrunner durante dos temporadas– , un 1,5; Hurd es la que posee la tajada más grande, con un 7,5 por ciento. En el escrito, sus abogados sostienen que su contrato incluía una cláusula que garantizaba que las transacciones de AMC con compañías afiliadas se realizarían en términos monetarios comparables con los que hace con no afiliadas. Y esas transacciones van más allá de la serie original, ya que desde su debut en 2010 el programa generó una serie de webisodios, un spin off (Fear the Walking Dead), y el programa especializado Talking Dead.
Todo esto llega además en un contexto algo delicado para la serie. Si bien sigue siendo uno de los programas más exitosos de la TV paga estadounidense y mantiene su buena recepción en la crítica, el arco de espectadores viene en declinación: la primera temporada promedió 5 millones de televidentes y su pico máximo fueron los 17,3 millones de “No sanctuary” (premiere de la temporada 5), pero desde los 17 millones de la premiere de la season 7 (“The Day Will Come When You Won’t Be”) viene cayendo en sus cifras y oscila entre 10 y 11 millones de espectadores. Para colmo de males, el pasado 12 de julio el doble de riesgo John Bernecker murió en el set al caer en un salto desde una terraza. El panel de la Comic Con de San Diego, que iba a ser una celebración de la nueva temporada, comenzó con un minuto de silencio y sentidas palabras del elenco. “John era alguien amado en la comunidad de especialistas. Estaba viviendo su sueño y ayudó a otras personas a hacer lo mismo”, dijo entonces el productor Scott Gimple, que expresó las dudas previas al encuentro con los fanáticos: “No sabíamos si debíamos hacer este panel hoy, pero queríamos mostrarle a John todo lo que hemos estado trabajando”.
Aunque no hace mucho Alpert señaló que la abundancia de material provisto por el comic (que se publica desde 2003) garantiza al menos siete temporadas más, con estas novedades el panorama de The Walking Dead, la producción televisiva, parece tan complicado como el de la misma ficción. No se trata de humanos vs. caminantes. De un lado, los creadores; del otro, los ejecutivos. En el medio parece haber aparecido un bate de béisbol tachonado de púas.