“Esta ley va a generar unidad e identidad entre las personas, donde hoy es todo a pulmón”, dice Adrián Guarino, referente platense del cine comunitario. “Yo vendí mi auto para filmar mi película, y encima se me rompió otro en la filmación”, se ríe Florencia Calcagno cuando narra una de las tantas decisiones que tomó para financiar su película. “Si las plataformas multinacionales como Netflix nos cuentan cómo somos, perdimos”, remata Paula de Luque, directora de cine y organizadora del primer Festival Internacional de Cina de la provincia.
Distintas voces de la industria cultural audiovisual apoyan la decisión del gobernador, Axel Kicillof, de impulsar el proyecto de ley de Promoción y Desarrollo de la Industria Audiovisual de la provincia de Buenos Aires, dadas las dificultades que tiene el sector para crecer. El texto ya llegó a la Cámara de Diputados. La titular del Instituto Cultural bonaerense, Florencia Saintout, virtual ministra de Cultura, manifestó su compromiso de que se alcance la sanción de una norma que, entre sus ejes más importantes, plantea la creación de un fondo de 675 millones de pesos para fortalecer y acrecentar la producción de contenido audiovisual en la Provincia. El fondo se actualizaría año a año en el marco del presupuesto provincial.
Pero la Ley no es sólo una cuestión de recursos. Cristian Scarpetta, subsecretario de Industrias Creativas dependiente del organismo presidido por Saintout, estuvo al frente de numerosas reuniones con referentes, representantes y trabajadores del sector audiovisual para consensuar el mejor texto posible de cara al debate legislativo. “Se trata de fomentar una línea de producción para obtener soberanía” y para que las historias bonaerenses puedan ser contadas por los propios bonaerenses, explica.
“Hoy hay una demanda muy fuerte de contenidos, pero todo está en una instancia tan fragmentada y precaria que es muy difícil poder producir en los estándares que se necesitan”, rebela el funcionario. Su expectativa es que, de aprobarse la ley, los productores incipientes puedan desarrollarse y generar, incluso, productoras regionales.
Según el Sistema de Información Cultural de la Argentina, hay 331 cines registrados en el país, de los cuales el 32 por ciento está en la Provincia. “Tenemos identificadas más de 250 locaciones para hacer películas en la provincia de Buenos Aires, así que hay que generar condiciones para que los productores bonaerenses puedan ser competitivos.” Este objetivo, remarca Scarpetta, sí va de la mano de facilitar recursos para que las productoras puedan hacerse de herramientas e insumos para no tener que alquilar al circuito monopólico que hoy tiene la Ciudad de Buenos Aires y que “contrata al 90 por ciento de los trabajadores de la industria de forma precaria”.
El proyecto también contempla crear el Registro Único de la Actividad Audiovisual Bonaerense, que oficiará de registro de trabajadores para facilitar los vínculos entre las distintas personas y productoras en el territorio provincial. El sexto artículo se propone la creación de un Plan Estratégico Anual y Plan de Fomento para constituir una línea de acción sostenible. El objetivo proclamado es "el crecimiento equitativo de la actividad".
Buenos Aires/12 tuvo acceso a la iniciativa del Poder Ejecutivo sobre cómo distribuir las líneas de financiamiento hacia al posterior debate de reglamentación de la ley una vez que se apruebe. El texto propone líneas de fomento divididas por regiones y que abarquen distintas etapas de la producción audiovisual, así como distintos géneros. De esta manera, se puede ver que esperan financiar cortometrajes, mediometrajes, cine comunitario, post producción, videojuegos, festivales y actualización tecnológica, entre otros.
Una Ley que da identidad
Scarpetta cuenta que, desde sus años de estudiante universitario, hace más de dos décadas, está vigente la discusión alrededor de una norma para el fomento de las artes audiovisuales bonaerenses. La pandemia aceleró el proceso a raíz de las dificultades que atravesaron los trabajadores de la industria. Allí tomó vuelo el Foro Audiovisual de la provincia de Buenos Aires, un espacio que aglutina a más de 300 productores y productoras, directores de cine, profesores universitarios, técnicos y actores.
Florencia Calcagno, una de las dirigentes que conduce el ente, explica que con la caída del trabajo como consecuencia de las medidas preventivas del COVID-19, se gestó una red de vinculación. Teniendo en cuenta que provincias como San Juan, Río Negro o Misiones ya cuentan con una ley de estas características, desde el colectivo bonaerense concluyeron que, “siendo la provincia con más audiencia, mayor cantidad de locaciones y segunda en cantidad de producción después de CABA”, no podía faltar la propia.
Si bien es productora y directora de cine, Calcagno remarca que la ley no se acota a lo cinematográfico, sino que cobija a plataformas, contenidos web y hasta videojuegos que aplican a la narrativa audiovisual. “Le queríamos poner una cabeza amplia, para que se aplique a cualquier tipo de tecnología o contenido, incluso si es una serie para Instagram”, indica.
Pero algo que menciona cada uno de los entrevistados en relación con la norma enviada a la Legislatura por Kicillof remite, justamente, a un concepto del que suele hablar el gobernador: la identidad bonaerense. “Un documentalista decía que el cine es un espejo de la sociedad”, describe su arte Calcagno, y remarca: “Lo audiovisual tiene esa función de ser transversal, y permite contar lo que no se va a encontrar en otro lado”. Hace hincapié en su rol identitario, en dar pertenencia, e incluso en el desarrollo productivo que genera, por ejemplo, en materia de turismo.
Ante la diversidad que configura la identidad de la provincia de Buenos Aires, la productora resalta el valor de un Plan de Fomento. Una distribución de recursos equitativa. El detalle de costos que arroja Calcagno marca las dificultades para lanzarse a grabar una película. Una jornada de rodaje con un grupo reducido, dice, amerita un equipo de siete personas. “Si se cuenta más o menos con los equipos de grabación, sale 300 mil pesos por jornada, pero si por ejemplo tenés que alquilar una cámara, te suma entre 60 y 70 mil pesos el día”. El cálculo no queda ahí: “Si tenés que alquilar todo, capaz son 600 mil pesos por jornada, pero después está la post producción, donde una jornada de edición sale 30 mil pesos aproximadamente”.
Calcagno da el ejemplo de su película Margarita, hecha en 2015. La odisea de su realización le valió que mucha gente durmiera durante varios días en su casa, para ahorrar gastos. “Yo vendí mi auto para filmar mi película”, dice con alguna risa de por medio después de todo aquel esfuerzo años atrás. “Y encima se me rompió otro auto en la filmación”, suelta. “Necesitás plata para filmar bien, y nosotros queremos que los productores y directores bonaerenses estén jerarquizados para acceder a distintas escalas productivas porque hay mucha gente que no es Suar o Campanella y necesita ese reconocimiento.”
“Garantiza la soberanía audiovisual”
Paula de Luque es directora de cine. Una de sus obras más conocidas fue el largometraje "Juan y Eva", estrenado en 2011. No da vueltas: “El valor de la cultura es que es el fundamento de la identidad”. “Si no se produce en el lugar de origen, no es cultura, porque no se puede importar la cultura”, agrega.
De Luque celebra la decisión de Kicillof porque, dice, garantiza la soberanía audiovisual de la Provincia. Desde su perspectiva, es una medida que apunta a fortalecer la autoestima de los pueblos ya que acerca la chance de contarse a uno mismo. “Un país con identidad tiene autoestima, es un país que no se calla, y que no se lo puede someter”, remarca.
La realizadora no deja de marcar el rol de la producción de contenidos como un eje trascendental en el relato identitario de la sociedad. Desde su mirada, “la derrota es que nos vengan a contar cómo somos”. “Las multinacionales culturales como Netflix no residen acá, los derechos los tienen en Estados Unidos más allá de que la serie se haga en nuestro país, y tampoco tributan acá”. Aclara, ante todo, que no es una crítica a quienes deciden trabajar en las producciones de la plataforma, sino en cómo pensar una política de Estado.
De Luque, al mismo tiempo, está en pleno desarrollo del Primer Festival de Cine de la Provincia de Buenos Aires, del 2 al 10 de septiembre. El lema del encuentro es “La identidad de la provincia es su diversidad”. Para la directora, la identidad bonaerense es “un paisaje variopinto”, y asegura que la diversidad “une”. Cuenta que en esta industria el rol de los festivales es muy importante en materia de intercambio y conocimiento, tanto de nuevas producciones como de realizadores e ideas que fortalecen el tejido constructivo del sector. A su vez, remarca que son ámbitos donde se reduce la brecha entre quienes cuentan con más recursos y quienes no, dada la horizontalidad de la convivencia y la posibilidad de que un productor sea incluido y pueda exhibir lo que otros espacios no le permiten.
Un nuevo concepto relativo a la identidad surge en la conversación con De Luque: “Esto es plantar una bandera bonaerense en todas partes del mundo”.
Arraigo y territorio
“Hace más de 30 años que hago cine comunitario en los barrios”, arranca la charla Adrián Guarino. Empezó desde la Dirección General de Cultura y Educación y explica que su iniciativa hoy en día trata de que la juventud pueda contar sus problemáticas con un producto audiovisual. “Es un derecho a réplica de los jóvenes de los barrios hacia como los muestran los medios de comunicación.”
Guarino cuenta el transitar de sus proyectos con alegría y algún dejo de nostalgia y dolor a raíz del esfuerzo que lleva encabezar un producto audiovisual desde cero cuando “todo es a pulmón”. “Esta ley ayuda a que muchos jóvenes se involucren en la industria y muestren su verdadera identidad, cómo son, de dónde, son, por qué son como son”, remarca.
Desde su razonamiento, la norma también abre las puertas a la generación de empleo de calidad, y además es “fundamental” para el progreso de carreras audiovisuales. “Vas a generar unión e identidad entre personas.”
Desde algunos kilómetros hacia dentro de la provincia, Alexis Trigo, productor audiovisual de Tandil, también valora la posibilidad de contar con esta nueva herramienta. Partícipe del Foro, uno de los ejes donde hace hincapié es la “dependencia” que hay en la industria de los proveedores de insumos para filmación que, mayoritariamente, se ubican en Capital Federal y el Gran Buenos Aires. “En todo lo que es rodaje y estructuras de post producción dependemos de allá." Por eso convoca a pensar acciones y medidas estratégicas para hacer crecer la infraestructura de producción en el interior.
También toma partido en el reclamo por un Archivo Audiovisual de la provincia. “Hay muchas iniciativas pero dependen en muchos casos de buena voluntad de personas, instituciones o colectivos que a su vez dependen de lo que puedan financiar”, describe. El valor de un archivo es, según Trigo, que “permite construir identidad” la cual hay que “resguardarla y conceptualizarla”.
“La Provincia, al estar conformada por tanta gente y universos tan disimiles como el conurbano, el tercer cordón y las regiones, es un gran cúmulo de identidades, por lo cual el resguardo de material audiovisual es fundamental para comprender la historia y el presente mismo”, señala con la esperanza, dice, de que a la brevedad la ley camine por las comisiones de la Legislatura y cuente con una sanción.