Los emperadores del pasado tuvieron serias dificultades para gestionar los momentos de declive. Acostumbrados a que se hiciera lo que ordenaban, les costaba aceptar cuando la realidad misma los enfrentaba y, entonces, podían acometer locuras. En el mundo tecnológico parece estar ocurriendo algo similar con Elon Musk y Mark Zuckerberg, incuestionables hasta hace unos pocos años por el crecimiento de sus empresas y sus fortunas, pero ahora en declive veloz.
Estos dos magnates, con la segunda y dieciseisava mayores fortunas del mundo, empeoraron más su situación compitiendo directamente entre ellos: desde que Musk compró Twitter, la red social está en franco declive y, oliendo sangre, Zuckerberg lanzó un competidor directo, Threads, para aprovechar la debilidad de su rival.
¿Qué llevó a estos precursores del mundo tecno del siglo XXI a enfrentarse e, incluso, desafiarse públicamente a pelear? Para saberlo hay que hacer un poco de historia.
El hombre récord
En uno de los rincones está Elon Musk, el dueño de una larga lista de empresas, dos de las cuáles, Tesla y SpaceX, explican buena parte de su fortuna y reputación como emprendedor capaz de meterse en dos industrias tan complicadas como la automotriz o la espacial. Gracias a su alto perfil y el interés que despertaron sus emprendimientos, consiguió un aura de genialidad basada en el principio tautológico-meritocrático que dice que solo una persona brillante puede amasar semejante fortuna y viceversa. Muchos de sus errores fueron evaluados hasta hace un tiempo como síntomas de una genialidad incomprendida.
Otros de sus emprendimientos, también ambiciosos, no lograron los mismos éxitos. Es el caso, por ejemplo, de la Boring Company que, supuestamente, resolvería los problemas de tráfico por medio de la construcción de túneles: en siete años de existencia no ha construido más que tres kilómetros de caminos bajo tierra. También es el dueño de Neuralink para producir interfaces máquina-cerebro (para escepticismo de los neurocientíficos); Hyperloop, para hacer trenes que circulen en tubos de vacío; Starlink, para ofrecer internet satelital en lugares alejados y otras. Incluso fue uno de los fundadores de OpenAI cuando aún era una fundación sin fines de lucro, aunque luego se quejó de que se transformara en una empresa y, para peor, se asociara a Microsoft.
Si bien quienes superaban la capa de marketing y espectáculo que Musk ofrecía al mundo con sus presentaciones (que no siempre salían bien) sospechaban que no había tanta genialidad en él, las cosas quedaron en evidencia desde la compra de Twitter. A partir de ahí la lista de errores a cielo abierto no paro de crecer. El primero estuvo en la compra misma: hizo una oferta excesiva y cuando se arrepintió argumentó que en realidad la empresa mentía al indicar la cantidad de usuarios falsos que tenía en un intento retrotraer su oferta. No lo logró y terminó adquiriendo por la oferta inicial de 44.000 millones de dólares la misma empresa que había dañado al criticarla.
Una vez que comenzó a manejarla despidió a tantos empleados que surgieron problemas de funcionamiento por lo que intentó recontratar a algunos. Después explicó que necesitaba cobrar por cuentas autenticadas y discutió por Twitter el valor del abono con Stephen King. Finalmente, algunos que compraron las cuentas certificadas, sin ningún tipo de control, se hicieron pasar por otras personas y produjeron todo tipo de problemas. Estos y otros dislates, sumados a una crisis bursátil de las empresas tecnológicas permitieron a Musk batir el récord Guiness de pérdida de fortuna: 182.000 millones de dólares entre 2021 y 2022.
Twitter ya perdió buena cantidad de anunciantes que no quieren ser asociados con la red social y como solución para el problema Musk decidió limitar la cantidad de tuits disponibles a quienes no pagan por el servicio. Hasta ahora cada decisión para alcanzar la rentabilidad empeoró su situación. Esta no parece ser la excepción.
Mark meta verso
En el otro rincón esta Mark Zuckerberg, el otrora niño mimado del capital 2.0 que en su mítico cuarto de la Universidad Harvard creó la red social más exitosa del mundo. El éxito lo acunó desde que encontró la forma de hacer dinero con la sociabilidad humana gracias al uso de datos para desarrollar un impresionante sistema publicitario. Sin embargo, sobre todo desde mediados de la década pasada, comenzaron los problemas asociados a ese modelo de negocios y se multiplicaron las demandas por prácticas monopólicas, propagar campañas de desinformación y la manipulación política através de la red, entre otras cosas. Si bien Zuckerberg comprendió tempranamente que el uso de Facebook tendría su techo tarde o temprano y compró Instagram para multiplicar las fuente de ingresos, nunca logró transformarlo en algo comparable a la red original.
Aunque Facebook lleva años siendo criticado, recién en 2022 sus finanzas se vieron afectadas por una serie de fenómenos simultáneos. Uno de los primeros es el éxito que tiene TikTok y el límite que le planteó esa red social china a la hora de retener a los jóvenes en Instagram. También se vio afectado por el cambio en las políticas de privacidad de Apple que implicó una fuerte caída en la capacidad de recolección de datos de los usuarios y, por lo tanto, de ingresos por publicidad. Pero el golpe más fuerte ocurrió a fines de 2022 cuando, por primera vez, cayó la cantidad de usuarios de Facebook en el mundo y se derrumbaron sus acciones: finalmente se había encontrado el límite.
Para superar el escollo, Zuckerberg anunció que desarrollaría una nueva internet inmersiva, el Metaverso, en el que invirtió miles de millones pero al que ya muchos dan por muerto. Solo sobrevivió como CEO de Meta tras uno de los fiascos más costosos de la historia gracias a que es el dueño de las acciones con voto. Sin sonrojarse, ahora anunció que apostaría todo a la IA generativa.
Maduros
Estos dos antiguos héroes tecno, ahora heridos, siguen subiendo la apuesta. Cuando Elon Musk anunció que reduciría a 600 la cantidad de tuits disponibles para quienes no pagaran un abono, pareció dar otro paso más hacia el fin de la red social. Zuckerberg aprovechó para lanzar su propia red de microblogging casi igual a Twitter, pero gratuita y sin límites, Threads, que se instala en segundos gracias a que conecta automáticamente con las otras redes de Meta. En pocos días llegó a los 100 millones de usuarios, un cuarto de los que tuvo Twitter en su punto más alto.
Frente al anuncio del lanzamiento, Musk tuiteó hace unas semanas "Estoy disponible para una pelea de jaula si él también lo está". Lejos de hacer un llamado a la cordura, Zuckeberg respondió por Instagram "Enviame la locación". "El octágono de las Vegas", contestó el sudafricano, y luego agregó "Si esto va en serio, yo lo haré". Por su parte, al ser consultado sobre la seriedad del desafío, Zuckerberg contestó "La historia habla por sí misma".
Parecía que la cosa quedaba ahí entre dos hombres ya maduros (Zuckerberg con 39 años y Musk con 52 recién cumplidos) pero el fundador de Facebook la "picanteó" más esta semana al publicar una foto con el torso desnudo y musculoso junto a sus entrenadores de MMA.
¿Será la pelea el último paso de la decadencia de estos tecno-emperadores? Difícil decirlo porque llegaron muy alto, pero es posible que ambos muerdan el polvo si suben a ese ring.