Maia Cordero nació en Tandil e integra el grupo Elite de la Selección Nacional Infantil de Gimnasia Artística. Con solo tres años ya demostraba su destreza en el pasamanos de la plaza y causaba asombro en propios y extraños. Fue campeona de la Copa Buenos Aires, de los Juegos Evita y compitió internacionalmente. Detrás del talento y los logros, hay una búsqueda constante de equilibrio entre una vida acorde a su edad y las exigencias del deporte. BuenosAires/12 dialogó con ella y con Héctor, su papá. Juntos repasan su historia, los desafíos del día a día y los objetivos del futuro.
Cuenta Héctor: "Cuando Maia tenía tres años, la llevábamos a los juegos de la plaza y se pasaba los pasamanos de punta a punta, ida y vuelta. Entonces con Yanina, su mamá, dijimos 'bueno, la cosa va por acá'. Iba a la plaza y la gente se quedaba mirando, la cuestión física era algo innato. La miraban como diciendo 'esta nena está loca'. Y me miraban a mí, y pensaban: 'el padre también está loco, porque la deja'". Maia, al igual que su familia, nació en Tandil y es categoría 2009. "De chica miraba videos, todos de gimnasia artística, todo el día", cuenta.
Maia comenzó con la gimnasia artística a los siete años y, en paralelo, durante tres años practicó también danza. La gimnasta, excepto los domingos, entrena cuatro horas por día en el Club Atlético y Biblioteca Ferrocarril Sud de Tandil, y cuenta con tres profesores que rotan en la supervisión: Walter Vélez, Valeria Lagos y Matías Vélez. Héctor remarca que lo deportivo “se veía que le gustaba mucho y que se lo tomaba muy en serio. Más allá de las capacidades, siempre vimos que ella se tomó el deporte con mucha responsabilidad. Sus profesores le decían algo y se tomaba muy a pecho lo que tenía que hacer. Mientras eso ocurría, otras nenas, quizás, estaban jugando. Le dio una responsabilidad suprema al deporte”, cuenta su padre.
Durante 2017, y con solo ocho años, Maia Cordero comenzó con las actividades de la escuela de gimnasia. En octubre de aquel año se consagró campeona del primer torneo federativo Provincial De La Lucila del Mar, en el nivel E2. A nivel nacional, participó del Torneo de Mar del Plata, en el nivel Proyección, y obtuvo el tercer puesto en suelo y viga. Durante 2018 participó del Torneo Provincial de Clubes en Mar del Plata, el Provincial Federativo de Lanús y el de Tres Arroyos, donde fue subcampeona.
A su vez, obtuvo el décimo primer puesto entre las 30 gimnastas rankeadas por el Ranking Provincial de la Federación Bonaerense de Gimnasia –FBC- y logró la clasificación al Torneo Nacional Federativo de Mendoza, junto a las 12 gimnastas que representaron a de la Provincia de Buenos Aires. Además, fue subcampeona de suelo y obtuvo el tercer puesto en salto en el Torneo Provincial en Mar del Plata. Estos resultados hicieron que Maia fuera convocada por la FGB para participar de las clínicas de Desarrollo de Gimnasia Artística, dictadas por la entrenadora Nacional Lucía Lamanda y organizadas por la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires.
Cuenta Maia: "Cuando compito me pongo nerviosa. En algunos torneos más que en otros, según la importancia. Quizás la previa me genera mucha ansiedad, pero una vez que me pongo a hacer lo que tengo que hacer, se me pasa. Para mí, el deporte lo es todo". Al referirse a las competencias, su padre destaca: “Es difícil. Primero, porque ni su madre ni yo practicamos ese deporte y la gimnasia artística es muy compleja. Intentamos apoyarla desde lo psicológico y no presionarla. Incluso, a veces, como padres nos enojamos porque ella arranca a entrenar a las 15 y son las 21 y sigue, y así todos los días. A veces decimos ‘pará un poco’, pero es lo que ella quiere. No tenemos peleas, pero debatimos. Está en una edad donde ya es responsable de sus actos, cosa que en otras nenas quizás no ocurre”.
En 2019, como representante del Club Ferrocarril Sud de Tandil en el circuito de torneos Federativos, participó en los torneos del calendario oficial de la Federación Bonaerense de Gimnasia y de la Confederación Argentina de Gimnasia. En Mar del Plata, por ejemplo, fue campeona provincial entre 30 competidoras, lo que la catapultó al quinto puesto del Ranking Provincial de la FBG. En aquel año, además, llegó su primera experiencia con un selectivo nacional: Participó del Torneo Internacional Infantojuvenil en Colombia, en la Ciudad de San Jorge, Santa Fe. Allí obtuvo el puesto 12 de un total de 35 gimnastas. Al regreso de Colombia, fue campeona nacional de viga y campeona nacional por equipos en Mendoza.
Con la intensidad característica de la gimnasia artística, y más aún con tantas competencias en la espalda, Maia se encontró con la disyuntiva que trazan, por un lado, la exigencia del deporte y, por el otro, las actividades normales de una chica tan joven. Su padre señala que, junto a Yanina, su esposa y madre de Maia, buscan que la gimnasta “esté con sus amigas y disfrute de la vida, porque es un deporte de carrera corta y que demanda muchas horas a una edad que no debería”.
Detalla Héctor: “Ella tiene 13 años, si no disfruta por fuera del deporte ahora, es todo muy difícil. Con el tema puntual de la alimentación, algo tan exigente de la gimnasia, nosotros no tenemos ningún régimen. Está en una edad donde nadie puede prohibirle comer un helado, una hamburguesa o lo que sea. Ella, por ejemplo, toma solamente agua, pero es una decisión personal. Es complicado por el deporte en particular que practica. Hay gente que no te deja comer un pedacito de pan, ni una galletita, y eso genera que después termine comiendo con culpa o a escondidas. Si prohibís todo, llega un momento que la nena dice ‘basta, quiero vivir’ y no va más a entrenar”.
Más allá del detalle de los alimentos, Héctor remarca que “el resto es como tiene que ser: constancia en el entrenamiento y a no aflojar”. “Es un deporte áspero, y a veces no llegan las mejores, sino las que tienen mayor constancia. Lo que logró hasta ahora fue a base de entrenamiento y temperamento, porque es una ‘maquinita’”, subraya. Maia, en sintonía, apunta: “en todas las competencias que participé me sentí bien físicamente.”
Tras un trabajo de entrenamiento específico que realizó en 2019, en febrero de 2020 Maia fue convocada por el entrenador Nacional Roger Medina a ser parte del campus y clínica de entrenamiento en La Lucila del Mar. Luego, las entrenadoras nacionales Lucía y Marina Lamanda, la guiaron en el Campus de Desarrollo de Gimnasia Artística, para realizar un testeo físico-técnico con el fin de perfeccionarse y lograr su ingreso a la Selección Nacional Infantil. La cuarentena por COVID-19 hizo que la tandilense, luego de ser convocada por el comité técnico nacional, entrene por zoom junto a la Selección Infantil.
En 2021, Maia entrenó intensamente y logró el ingreso a la evaluación de la Selección Nacional Infantil. En Mar del Plata, logró el puntaje requerido y comenzó a integrar el grupo Elite Nacional de Gimnasia Artística Femenina, en la categoría Infantil. "Sinceramente, no me lo esperaba porque, a pesar de haber calificado, sentí que no me había ido tan bien", cuenta la joven de 13 años. “Ella dice que le fue mal porque nunca está conforme. Que hoy esté en la selección argentina es pura y exclusivamente por el sacrificio que ella misma hizo. Queremos que disfrute, que vaya a un torneo y no se sienta mal por cómo le va. Su inconformismo, de todos modos, es un buen síntoma”, relata, entre risas, su papá.
En 2021 obtuvo el tercer puesto provincial. Fue campeona nacional por equipos de la Federación Bonaerense de Gimnasia y obtuvo el quinto puesto a nivel individual. En noviembre de ese año, había clasificado al Torneo Sudamericano infantil en Cali, Colombia, pero la Confederación Argentina decidió no participar por la pandemia. En 2022, obtuvo el cuarto puesto provincial en La Lucila del Mar y participó del Torneo Nacional de Clubes Nivel A. Integró el primer selectivo para el Sudamericano infantil y fue campeona de la Copa Buenos Aires, motivo por el cual clasificó a los juegos Evita, en los cuales también se coronó de manera individual y obtuvo el segundo puesto por equipos. A finales de año compitió en el Torneo de Esperanzas Panamericanas en Melgar, Colombia, donde fue subcampeona por equipo y novena a nivel individual. En 2023, integró nuevamente el selectivo que disputó el Sudamericano Infantojuvenil y alcanzó el octavo puesto.
Maia cuenta con el apoyo de una beca provincial, brindada por la Subsecretaría de Deportes, tras obtener la Copa Buenos Aires. Su padre destaca que los apoyos económicos “son muy importantes” porque “si no tenés ayuda es muy complicado” poder competir. Pese al trajín de su cotidianidad, los vaivenes de su corta carrera y los desafíos constantes, Maia no duda: “Mi sueño más cercano es jugar un Sudamericano o un panamericano, y a gran escala anhelo participar de un Juego Olímpico y un mundial”.