Cuando empezó a investigar a Javier Milei, el periodista Juan Luis González pensó que estaba frente a un “líder inestable” que irrumpía en un país inestable. De hecho, la biografía que escribió y publicó Planeta, y que ya se ubica en el top 10 de más vendidos a menos de dos semanas de su lanzamiento, se titula El Loco, en referencia a cómo le decían sus compañeros de colegio al líder libertario. Pero con el tiempo, más que locura, el autor fue advirtiendo soledad. Hoy dice que eso es lo que más lo impresionó: que el candidato presidencial de La Libertad Avanza es un hombre profundamente solo.
La historia de su perro fallecido y su contacto con él a través de una medium, quizás la anécdota que más circuló desde la publicación del libro, es bien gráfica de esa situación. Cuenta González que para Milei era imposible imaginarse la vida sin su “verdadero y más grande amor”. Tanto, que no lo aceptó y lo mandó a clonar. “Es una soledad que viene desde el minuto cero, desde esa infancia tan terrible que tuvo con un padre que lo golpeaba y le decía que era un inútil y una madre que era cómplice de esa violencia. Lo atraviesa y lo acompañó toda la vida”, relata a este diario el periodista que trabaja en la revista Noticias y desde 2021 investiga a la llamada nueva derecha argentina.
A partir de la soledad es que explica y recorre González varios hitos de la vida de Milei y su partido: su ascenso de la mano del empresario Eduardo Eurnekian (que en su rivalidad con Mauricio Macri impulsó al economista a aparecer en los medios y criticar a Marcos Peña); la relación con Karina, su hermana; los vínculos que entabló con barrabravas involucrados en casos de asesinatos y la recientemente develada trama secreta de la venta de candidaturas, entre otros. Todo eso, montado sobre la promesa de una “nueva política” prometedora libre de casta.
Justamente, la publicación coincide con un momento en el que ese fenómeno parece desinflarse. Consultado sobre esto, el autor del libro -que se entrevistó con muchas fuentes para su investigación- ofrece un matiz: “Creo que nunca estuvo tan arriba como se dijo”. Si tiene que arriesgar, dice, lo imagina al economista con un resultado electoral de alrededor de los 15 puntos. Y explica: “En los casos de la nueva derecha en el mundo en general las encuestas vienen pifiándola. Pasó con las elecciones que ganaron Trump y Bolsonaro”.
--¿Qué cosas tiene Milei de esos otros fenómenos de la nueva derecha y en qué cosas se diferencia de otros líderes?
--Lo que tiene de parecido es todo lo que no tiene estrictamente que ver con él, con su figura. Lo que los une es más bien el porqué emergieron, el contexto. Las crisis económicas, las crisis políticas de los grandes partidos tradicionales, el apogeo del individualismo, el cambio en el modo de producción en esa sociedad de la que, en el caso argentino, el peronismo era un fiel reflejo. La crisis del sindicato, de ese mundo donde se iba del trabajo a la casa y de la casa a trabajo, del fifty-fifty, de todo eso que ahora está en jaque. Milei responde a la sociedad uberizada, a la de la pospandemia, al igual que los otros líderes de la nueva derecha. Pero después, aunque él se quiera ver reflejado en Trump o Bolsonaro, tiene grandes diferencias. Trump es un hombre del establishment, hecho y derecho, más parecido a la casta en terminología de Milei, que compite por adentro de uno de los dos grandes partidos históricos. Lo mismo Bolsonaro, un hombre de la política tradicional. En ese sentido, Milei tiene características bien originales, arrancando si se quiere por esa cosa de rockero que tiene.
--Una de las tesis del libro es que es imposible separar su vida privada de lo político. ¿En qué sentido? ¿No siempre es así?
--Si, pero en este caso es clarísimo, porque a partir de la muerte de su perro Conan, al que trataba como si fuera un hijo, su verdadero y más grande amor según él mismo ha dicho, Milei empieza a relacionarse con lo místico, con lo esotérico. Empieza a tener conversaciones con el perro muerto y con otros seres que, lineal y gradualmente, lo van llevando a conversaciones con Dios. Según cuenta, éste le revela que tiene que meterse en política y no parar hasta ser presidente y derrotar al maligno, que sería el socialismo. Entonces en su caso es muy clara esa línea, por que lo personal lo lleva a lo esotérico y lo esotérico lo lleva linealmente a lo político.
--Hay algo interesante para explorar en torno a su vínculo con las mujeres, ¿no? Lo que pasa con su hermana Karina es un ejemplo claro de eso, más allá de que sea su familia.
--Sí, su relación con las mujeres es llamativa, de hecho Karina es la única persona en la que realmente confía, porque es la única que estuvo ahí para él toda su vida. Después, hay algo que está claro y además muy charlado dentro de La Libertad Avanza que es que a Milei le cuesta tejer política o trabajar con los hombres. No sé si tendrá que ver con un reflejo de la infancia, con la relación con la madre y el padre, la verdad me exceden esos conocimientos. Pero sí está claro que las grandes figuras que quedan en su espacio son mujeres.
--En estas últimas semanas se habló mucho de las candidaturas pagas. Según lo que investigaste, ¿hay una concepción de la política como “franquicia” en La Libertad Avanza?
--Sí, y creo que se relaciona justamente con aquel convencimiento de que Dios lo eligió como líder mesiánico. Quien vaya de quinto concejal en Calamuchita a Milei le importa bien poco, se desliga de esos temas. También tiene que ver con que no deja entrar a lo que considera casta, sino a la tercera, cuarta línea, a la resaca de la casta, como el caso de (Carlos) Kikuchi, que es un operador que no tiene ni la trayectoria, ni la capacidad, ni el currículum para ser un armador nacional. Milei se termina rodeando de pares como él y entonces el espacio se llenó de vivos, de terceras líneas y mercaderes de la política. Diría que es casi imposible pensar que no hubiera terminado todo en estas denuncias.
--Contás cómo Eduardo Eurnekian, consesionario de Aeropuertos Argentina 2000, creó a Milei. ¿Sigue estando detrás de él?
--Si, y de una manera bastante evidente. Si hoy alguien quiere poner plata para la campaña de Milei, por ejemplo, tiene que llamar a Nicolás Posse, gerente general de la Unidad de Negocios SUR de Aeropuertos 2000. Y de hecho una candidata a senadora provincial es una gerenta de alto cargo del mundo Eurnekian.
--Volviendo a las elecciones, ¿creés que el fenómeno ni se está desinflando ni tampoco estuvo nunca tan arriba?
--Es que hay que verlo desde la dimensión que ocupa. Hoy tiene un lugar muy importante en la política argentina porque es le es funcional a Rodríguez Larreta y al peronismo, o sea, a los principales candidatos salvo a Patricia Bullrich, con quien compite por el electorado. Desde el propio espacio de La Libertad Avanza se sorprendieron de que desde 2022 los medios le dieran un lugar tan relevante a las encuestas que mostraban lo bien que estaba Milei. Pero tiene que ver con eso.