En la madrugada de ayer Rosa Bazán inició su vuelo a reunirse con su hermano, sus 88 años vividos con amor y militancia, su lucha por justicia por su hermano Avelino Bazán, dirigente minero desaparecido en 1978. Su deseo en estos 45 años fue saber dónde estaba Avelino, esperaba que los verdugos dijeran dónde lo dejaron, no encontró respuesta.
Sencilla, sensible, militante peronista de toda su vida, Rosa se dedicaba a sus hijos en su casa de la ciudad de Palpalá, hasta que las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el terrorismo de Estado, la movilizaron, junto a su cuñada Olga Ovalle, para buscar a Avelino.
Por años batallaron sin resultados, hasta que la llegada a la presidencia de la Nación de Néstor Kirchner le dio la confianza de seguir con más fuerza el camino de memoria, verdad y justicia.
Siempre activa en esta lucha, en 2022 Rosa participó de los actos en conmemoración por la memoria, verdad y justicia en La Quiaca, su ciudad natal, donde inauguraron la Plaza de Las Memorias.
Su deceso ayer causó profunda tristeza, en momentos en que la provincia de Jujuy enfrenta una cirsis social y política por el avasallamiento de derechos. La figura de Rosa Bazán se había constituido en un emblema de la lucha, una referente insoslayable de la defensa de los derechos humanos, y como tal fue nombrada presidenta vitalicia honoraria de Madres y Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Jujuy.
“Gracias Rosita por levantar las banderas de lucha social y acompañar siempre la batalla por la Verdad, Memoria y Justicia. Que nuestra Madre Tierra cobije tu cuerpo para que descanse eternamente y sabemos que desde nuestro Janan Pacha, nos seguirás ayudando a batallar por nuestro pueblo”, la despidieron ayer compañeros y compañeras de militancia y la familia minera de El Aguilar.
Los restos de Rosita fueron velados en la ciudad de Palpalá y hoy temprano partirá el cortejo hacia La Quiaca, donde recibirá sepultura. Será un recorrido más que significativo, porque la procesión pasará por los cortes de rutas que se mantienen en gran parte del territorio jujeño.
Y será justamente a un mes de las represiones en Purmamarca, que Rosa Bazán visitará este lugar y recibirá un homenaje en el mismo corte de las rutas nacionales 52 y 9. Luego seguirá por la 9, pasando los otros cortes de ruta que todavía se mantienen, hasta llegar a La Quiaca, donde la esperarán para despedirla.
Vivir con la ausencia
Fueron siete hermanos los Bazán, el tercero era Avelino y la quinta, Rosa. Era la última que quedaba en este mundo y seguía buscando incansablemente a su hermano.
En 2013 cuando empezó el primer juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy, Rosa estuvo firme en cada audiencia. A pesar de sus dolencias asistía con la foto de su hermano para seguir los testimonios y reconstruir la historia. “Nosotros no sabíamos nada, él no volvía y salimos a buscarlo y nunca apareció", recordó entonces sobre la desaparición de su hermano.
Avelino Bazán fue detenido en 1976, fue liberado en 1978 y poco después fue secuestrado y desaparecido. “Unos amigos al tiempo comentaron que lo vieron a Avelino cuando subía las escaleras de calle Belgrano rumbo a su casa” , en el centro de San Salvador. "En esa escalera lo esperaron, no sabemos cuántos ni nada, y se lo llevaron, hasta el día de hoy no sabemos nada", recordaba Rosa.
"Con esta ausencia es muy triste vivir, es muy fuerte, porque cuando una persona muere uno lo vela, se despide, lo lleva al cementerio. En esto no sabes si está vivo, o donde está... si lo han tirado, o por tanta tortura perdió la memoria... no sabemos. Por eso pedimos que se sepa la verdad, no queremos venganza, sí queremos justicia queremos verdad. Tengo fe en Dios. Él es bueno y justo. Él me está escuchando y pido que se haga justicia acá en la tierra".
"Avelino era un hombre ejemplar, jamás hizo maldad, nosotros lo conocemos y cualquier compañero puede decir quién era Bazán. Muchos lo lloramos, los que vivimos con él”, recordaba Rosa. “Él hablaba de los grandes monopolios, que son los grandes poderosos; sabía mucha historia, leía mucho. Yo, ahora después de años recién entiendo de lo que Avelino hablaba".
Rosa Bazán se mostró siempre agradecida con Néstor Kirchner. En marzo de 2013 dijo al semanario Voces de la Memoria: "No me voy a olvidar, y voy a decir siempre que gracias a Néstor Kirchner se abrieron las puertas (para investigar los crímenes de lesa humanidad)". Porque hasta entonces "todo estaba cerrado, callado, todavía el miedo estaba. Nadie decía nada, porque no sabías con quien te enfrentabas, porque no es fácil hablar de estas cosas. A veces te mandan espías. Entonces cuando empezamos a ver que se hablaba de este tema por la televisión, los diarios, dije: este gobierno está haciendo algo, nos generó confianza. Cuando las recibió a las Madres de Plaza de Mayo eso fue muy fuerte, porque los gobiernos anteriores no las querían". En cambio, "se veían en las reuniones los pañuelos blancos. Eso era importante, y les agradezco a las primeras que han salido, tan valientes; uno empezó a conocer las historias. Porque antes todo era silencio, y eso te remueve y el corazón vuelve a recordar",
La dignidad de un minero
Avelino Bazán fue un dirigente sindical de Mina Aguilar. De extracción peronista, fue detenido en la dictadura militar, junto a 26 trabajadores mineros, en marzo de 1976. Todos fueron lilberados de estas detenciones, pero Avelino f ue secuestrado otra vez y desaparecido.
Los sobrevivientes contaron el poder represivo del sector empresarial para neutralizar procesos reivindicativos. Con sus testimonios se reconstruyó el colaboracionismo de empresas, como la minera Aguilar, que ayudaron a sostener el plan criminal de la dictadura. En la minera se vivió una represión similar a la que se desplegó en el Ingenio Ledesma, con la participación de sus directivos.
Avelino Bazán fue un hombre comprometido con su tiempo y con la realidad de explotación de los trabajadores mineros de la Puna. Trabajó en el campo sindical para mejorar las condiciones materiales de existencia de estos sectores y en la función pública, intentó poner al Estado como garante de los derechos de los trabajadores.
Avelino fue elegido democráticamente tres veces secretario general del Sindicato Obrero Mina Aguilar (SOMA) desde 1958 hasta 1970, intervino en esa calidad en medidas de acción directa paradigmáticas como la huelga de 1964 que paró el establecimiento minero y en la que los mineros marcharon por más de 200 kilómetros, hasta la capital provincial. Se trata de un antecedente de la huelga del 6 de noviembre de 1973, conocida como El Aguilarazo, y que les valió luego a los trabajadores sufrir una feroz represión que se inició el 24 de marzo de 1976. Los testigos de la causa Bazán relataron que por ese conflicto fueron sistemáticamente perseguidos, detenidos y sometidos toda clase de maltratos.
En 1966 Avelino Bazán fue electo diputado provincial. Si bien su mandato fue interrumpido por el golpe militar, durante su ejercicio legislativo alcanzó a presentar proyectos de ley para la pavimentación de la ruta nacional 9, y la creación de la Universidad de la Provincia de Jujuy, que hoy es la Universidad Nacional de Jujuy.
En 1971 participó del Jujeñazo, histórica protesta contra los militares, en reclamo de mejoras salariales y el retorno de la institucionalidad democrática. Durante la gobernación de Carlos Snopek, Bazán fue designado director Provincial de Trabajo, posteriormente, en 1974 sería nombrado secretario de Políticas Públicas de la Gobernación de Jujuy.
Fue detenido por primera vez el 29 de marzo de 1976 y conducido a la cárcel de Villa Gorriti. Posteriormente fue llevado junto a otros compañeros mineros a la Unidad Penitenciaria de La Plata. Recuperó su libertad el 1 de julio de 1978 y fue desaparecido el 25 de octubre de 1978 en San Salvador de Jujuy.
Durante su cautiverio en la cárcel de Gorriti, escribió su primer libro "El por qué de mi lucha", un relato testimonial en el que explica su intervención en los procesos sindicales, revela el trasfondo de pujas económicas que antecedieron al golpe y en particular, explica lo que ocurría en la Compañía Mina Aguilar, así como las banderas que defendió y que son las que combatió la dictadura. Durante su cautiverio en el centro de represión de La Plata escribió su segundo libro "Voces del socavón".
Avelino Bazán logró inscribir la lucha de los mineros de Aguilar en la construcción de un proyecto nacional que pudiera revertir las injusticias derivadas de un orden económico basado en la concentración de la riqueza y el sojuzgamiento de los trabajadores. "No era un simple enfrentamiento para lograr un convenio mejor, ni salarios mejores, ni una mejor asistencia médica, ni siquiera para que el gobierno percibiera una mejor regalía minera", explica Bazán. La lucha "había abarcado un objetivo mayor, un objetivo nacional".
"Mi aspiración estaba dirigida a que el gobierno comprendiera de una buena vez que sin control del estado sobre la producción, jamás lograríamos un auto abastecimiento de los recursos más elementales para nuestra industria metalúrgica", afirma en su primer libro.
Avelino Bazán era categórico al afirmar que "el fermento de rebeldía" que creció "en los trabajadores de las dos grandes industrias de Jujuy –El Aguilar y Ledesma- fue precisamente el clima de injusticia y arbitrariedad que privaba por encima de los derechos e intereses del trabajador."