Con trabajo de archivo y testimonios de vecinos de Puerto Madryn, especialistas del Conicet reconstruyen la historia y las características técnicas del Colomba, una embarcación que sufrió un incendio en 1935 y quedó varada en las playas del lugar. En la actualidad, el barco forma parte del patrimonio cultural y turístico de la ciudad; por lo que los investigadores monitorean sus condiciones de conservación. Aunque ya no es posible establecer una propuesta de mantención debido a cómo se encuentra, la información que recaban les permite predecir qué puede pasar en casos similares.
“Queda muy poco de lo que fue, mucho material se perdió. Hace varias décadas que está expuesto al oleaje y a la intemperie. Lo venimos monitoreando periódicamente a través de un dron que le saca fotos y vamos observando la desintegración progresiva del barco”, afirma Guillermo Gutiérrez, arqueólogo marítimo del Instituto de Diversidad y Evolución Austral.
Sin embargo, la embarcación forma parte de los naufragios que hay en la ciudad, que conforman un circuito turístico tanto para los habitantes locales como para los visitantes de otras regiones del país y del mundo.
Turismo de naufragios
Puerto Madryn fue declarada Capital Nacional del Buceo en 2017 por la Cámara de Diputados de la Nación. En ese sentido, y sumado al auge turístico que provoca cada año la visita de las ballenas Franca Austral, recorrer las costas, apreciar el paisaje, los naufragios y su historia, constituyen otro de los atractivos que detenta la ciudad.
El volumen de tráfico marítimo y la actividad comercial del Puerto de Madryn durante finales del siglo XIX y principio del XX no estuvieron exentos de incidentes que en la actualidad pueden observarse y visitarse. “En la costa de la ciudad tenemos siete naufragios que ya forman parte del paisaje costero terrestre y subacuático: Naufragio Río de Oro, Goleta Emma, Remolcador Madryn, Naufragio Bahía Galenses, Vapor Kaiser, Naufragio Folías y el Colomba”, resalta Gutiérrez.
Junto a la municipalidad de Puerto Madryn, en el marco del programa “Turismo muy cerca”, los especialistas desarrollaron un circuito por los naufragios de la ciudad para compartir la historia de las embarcaciones que forman parte del patrimonio cultural local y regional.
Un barco de transición
En 1919 el barco Colomba navegaba hacia Comodoro Rivadavia, y en el interior del Golfo Nuevo encalló en las proximidades de Punta Piaggio, un cabo cercano a Puerto Pirámides. Luego fue recuperado y empleado para transportar sal desde Pirámides a Puerto Madryn. Posteriormente fue vendido y sus nuevos propietarios lo emplearon para tareas portuarias.
El 16 de septiembre de 1935 la embarcación se incendió y desde entonces se encuentra abandonada sobre la playa en la zona norte de Puerto Madryn. El estudio de sus restos permitió a los investigadores inferir que el navío fue construido entre el último cuarto del siglo XIX y los primeros años del siglo XX.
El Colomba, según indican las investigaciones, fue fabricado en una etapa de transición de la construcción naval cuando los barcos dejaron de ser de madera y comenzaron a ser de hierro y luego de acero. “Si bien fue un barco impulsado a vela como las viejas embarcaciones de madera, es de acero y está remachado con hierro”, describe el investigador.
Reconstruir su identidad
El barco fue mencionado popularmente en la ciudad como balandra. Este término se refiere a una embarcación de un solo palo que se utilizaba para la navegación fluvial o portuaria. Por lo general, las balandras alcanzaban unos 20 metros de largo. Sin embargo, cuando los especialistas fueron relevando las piezas del naufragio en la playa, estimaron que las dimensiones del barco eran de aproximadamente de 33 metros.
La distribución y cantidad de los arraigos de los obenques –los tensores que afirman los palos al casco--, permitieron concluir que el barco tenía dos palos. Por todas estas características, los investigadores aseguran que el Colomba fue una goleta y no una balandra como se asumió por muchos años.
“Además, las goletas eran habitualmente empleadas para el tráfico comercial costero durante el siglo XIX e inicios del XX. Los restos de la embarcación son representativos de los últimos barcos propulsados a vela y de casco metálico construidos para el comercio”, cuenta el antropólogo.
En un artículo periodístico de 1918 de un diario regional, se describe un accidente marítimo que tiene al Colomba como protagonista, cuando fue chocado por el vapor Presidente Mitre en Puerto San Julián, provincia de Santa Cruz. En la noticia, también mencionan a la embarcación como goleta.