En el día de la reapertura de la Casa Museo de María Elena Walsh en la localidad bonaerense de Morón, el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, relató cómo fue la adquisición de este lugar tan emblemático y cómo fue el desarrollo de la obra.
En diálogo con AM750, Bauer recordó una conversación que mantuvo durante la pandemia con el intendente de Morón, Lucas Ghi, en la que se enteró que la casa en la que nació y se crió la legendaria artista argentina estaba a punto de ser demolida.
"Yo le dije: mientras seas intendente y yo ministro de Cultura eso no va a pasar", afirmó.
Y agregó: "Desde 1930 hasta estos días había tenido muchas modificaciones y estaba muy deteriorada. Hablamos con el dueño, tenía cierta reticencia al comienzo, pero le contamos de la importancia y la centralidad en la cultura argentina de María Elena y con la colaboración de compañeros del Banco Nación pudimos hacer lo primero, que fue comprar la casa".
"Lo primero que advertí al entrar era que en el patio había un jacarandá", dijo.
El trabajo de restauración
"Primero limpiamos la estructura arquitectónica, para recuperar todos los muros originales que la casa mantenía con la idea de transformarlo en un centro cultural para que lo visiten los niños, niñas y familias", continuó Bauer.
Además, remarcó que María Elena Walsh "era una artista y una mujer excepcional". "Tenía esa característica de, con su sensibilidad, captar nuestro mundo y devolverlo en forma de poesías y canciones. Ojalá que esos chicos que visiten la casa se queden con una semillita que haga crecer ese ejemplo único de María Elena", concluyó.
En la misma línea, el director General de Página/12, Hugo Soriani, rememoró cuando el diario había lanzado unos coleccionables dedicados a la obra de la poetisa y destacó su "importancia para tantas generaciones".
Por otra parte, recordó la época en la que Walsh vivía cerca de su casa y "la veía pasar con respeto" para no molestarla, hasta que un día se animó a abordarla.
"Le dije que la admiraba y que trabajaba en Página/12, además que me encantaría hacer la obra de ella en forma de fascículos. Le di mi tarjeta y me fui rápido", dijo.
"A los meses vino un editor y me dijo que a María Elena le interesaba mi propuesta. Para mí era un lujo como editor, era tocar el cielo con las manos. Quedó tan contenta con la repercusión que después hicimos CDs", rememoró.
"María Elena parecía que tenía una varita mágica en las manos", concluyó.