Había olor a tía,
veredas de ladrillo con pastito
y, tras la celosía,
un viejo organillero con monito.
Había un cielo entero
por donde navegaban las hamacas
y leche que el lechero
traía, no en botella sino en vaca.
Había lluvia en tinas
y patios con ranitas adivinas,
y una gallina clueca
mirándonos con ojos de muñeca.
Había a cada rato
un gato navegando en un zapato,
y había en la cocina
una mamá jugando con harina.
María Elena Walsh
Todo eso recordaba María Elena que había en su casa de infancia, y así lo contó y lo cantó en "Fideos finos", que grabó en Juguemos en el mundo. La letra da la bienvenida al visitante en la flamante casa museo María Elena Walsh, ubicada en 3 de febrero 547, en Villa Sarmiento, Morón, exactamente donde nació y vivió hasta los 10 años la gran autora argentina. El lugar fue recuperado en una gestión conjunta entre el Ministerio de Cultura de la Nación, el Municipio de Morón y el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, que permitió adquirirlo, restaurarlo y convertirlo en museo. Un museo que tiene muchos detalles que recrean la infancia de la escritora allí, algunos interactivos, pensados para públicos de todas las edades. Ayer fue inaugurado en un acto con las canciones de María Elena como protagonistas, interpretadas por León Gieco, Teresa Parodi y Los Tamborcitos del ECuNHi.
La obra avanzó desde enero de 2020, cuando se comenzó a soñar con el proyecto, y mayo de 2021, cuando la casa --que iba a ser demolida para levantar un edificio-- finalmente pudo ser adquirida (con fondos de Cultura de Nación, y cedida como parte del patrimonio de Morón). Ayer al mediodía todavía había trabajadores dando los últimos retoques, que a lo largo del acto recibirían reconocimientos "por su compromiso y por haber puesto amor para avanzar". Mientras tanto, iban llegando los numerosos funcionarios presentes en el acto: el ministro Tristán Bauer, el intendente Lucas Ghi, la directora del Instituto Cultural bonaerense, Florencia Saintout, la directora de Anses, Fernanda Raverta, el presidente de Acumar y exintendente de Morón, Martín Sabbatella, la subsecretaria de Políticas Culturales de la provincia, Victoria Onetto, la directora de Tecnópolis, María Rosenfeld, el director del Museo Malvinas, Edgardo Esteban. También Maximiliano Walsh, el sobrino nieto de María Elena, y representantes de la fundación María Elena Walsh. Y Raúl Rigo, secretario de Hacienda de la Nación (su gestión fue clave para conseguir de forma rápida los fondos de la operación inmobiliaria, contaron en el acto). Y Pablo Zurro, el intendente de Pehuajó, la ciudad de Manuelita, que se detuvo especialmente a sacarse fotos en el baño de la casa: allí es donde se recrea el universo de la canción emblemática de María Elena.
Pensar un proyecto con amor
"Siento una admiración muy particular por María Elena, ella nos acompañó la niñez y nos dejó una obra profundamente transformadora. Hemos venido mes a mes, y en el último tiempo semana a semana, para ver los avances de la obra. Y ver hoy a todos celebrando en este patio, al pie del jacarandá, es una emoción muy grande. Le debemos mucho a María Elena. Le estamos devolviendo sólo un pedacito", se alegró el ministro Tristán Bauer en diálogo con Página/12.
De febrero de 2020, antes de la pandemia, data la primera idea y los primeros contactos con los dueños (la casa ya no pertenecía a los Walsh). "Fue una negociación larga, con los reparos lógicos de los dueños por entablar una relación comercial con el estado. Cuando le pedimos ayuda a Tristán él inmediatamente dijo que sí y dispuso los fondos para que Cultura comprara la casa, y luego escrituremos nosotros. Se sumó la provincia con el equipamiento y el contenido del museo", relata el intendente Lucas Ghi a Página/12. La puesta cultural del museo estuvo a cargo de la subsecretaria de Promoción Sociocultural de la provincia, Lorena Riesgo.
Con la calle cortada, gran concurrencia de gente, el escenario montado y el móvil de la AM 750 transmitiendo en vivo, el acto comenzó con el himno nacional interpretado por Leonardo Pastore y la bandera nacional llevada por excombatientes de Malvinas moronenses. Culminó con muchas y muchos emocionados hasta las lágrimas, cuando Parodi y Gieco interpretaron, juntos, "Serenata para la tierra de uno" y "Como la cigarra". Antes, Los Tamborcitos del ECuNHi mostraron, con la voz de Lula Parodi, versiones rítmicas de "Canción del jardinero" y "El adivinador"-
"Para hacer este museo hubo que trabajar mucho en los detalles. Y los Estados a veces no están preparados para eso. Trabajar en generar los mecanismos para lograr cada detalle, también es una decisión política. Se puede hacer cuando el Estado tiene un gobierno popular que puede pensar estos proyectos con amor", expresó Florencia Saintout.
Lo político en María Elena
La funcionaria destacó la importancia de que en este acto y con esta casa museo se esté levantando el nombre de María Elena, casi a modo de bandera: "De ella, que siempre peleó por todas las libertades, que a través de la belleza construyó un lugar común. Que desde los lugares más profundamente políticos, en su condición de mujer, de lesbiana, fue a cantar para les niñes, desde el lugar de lo que había sido condenado a la periferia, fue a ponerlo en el centro. No hay nada más radicalmente político y transformador, sin ser un panfleto, una bajada de línea".
"Las canciones que nosotras escuchábamos eran Arroz con leche me quiero casar, eran las canciones del patriarcado. Llegó María Elena con su música y su poesía y nos cambió a todas. Y verdaderamente, fue un rayo de luz", contó el ministro que le dijo su hermana Gabriela, recordando cuando en el wincofón escuchaban en familia las canciones. La anécdota retrata uno de los tantos aspectos transformadores de la obra de María Elena, que también aparece resaltado en el museo.
¿Qué les gustaría que pase con los chicos y chicas que vengan a este museo? "Me gustaría que redescubran o descubran la figura de María Elena, y que en sus corazones se siembre una semilla con ese espíritu revolucionario, transformador, feminista, capaz de concebir semejante belleza. Y que esa semilla crezca a la manera de cada niño o niña", dice Bauer.
"Que esa obra tierna, cálida, lúcida, entrañable, provocativa de María Elena inunde este espacio. Y que las nuevas generaciones se dejen conmover, interpelar, generen curiosidades, despierte vocaciones", suma Ghi. "María Elena siempre fue del pueblo. Lo que estamos haciendo es generar las condiciones para seguir democratizando su obra. Abrir las puertas de su casa para la disfrutemos aún más".
Imaginarla niña
El anuncio fue hecho durante la presentación: Sara Facio, la directora de la Fundación María Elena Walsh, y quien fuera compañera de María Elena, llamó para decir que en la casa museo habrá una muestra permanente con parte del archivo personal que guarda la fundación. Pero, además, en la casa ya hay todo un desarrollo museológico que invita a imaginar a María Elena de Niña, además de ir resaltando diferentes aspectos de su obra.
Cada ambiente de la casona está pensado alrededor de un concepto o un aspecto de la vida o de la obra de la escritora, cantautora y dramaturga. Y todo está restaurado respetando los ambientes "de época". El baño, como se dijo, es para Manuelita. "Ella contó que estaba bañándose y se empezó a acordar de la tortuga que tenía en su casa su amiga Susana Rinaldi, y que así nació esta canción. Por eso pensamos el baño para la tortuga más famosa", cuenta Maribel García, museóloga a cargo del diseño del guion y la realización museográfica.
La cocina incluye una mesa interactiva dedicada a los textos feministas de María Elena y un aparador que reproduce la carta que la escritora, sin ser peronista, le hizo a Eva Perón cuando murió, reconociendo su legado. Está la "no receta" de dulce de durazno, el tejido, suena la canción que le cantaba la madre.
"María Elena nació aquí (en su partida de nacimiento figura que la madre parió en esta casa) y vivió aquí hasta que se jubiló su padre, a sus diez años. Ella la recordaba como 'la casa grande', un lugar con doble patio, lleno de verde, donde podía tener perro, gato, tortuga. Al mudarse de casa sufrió el cambio y allí empezó a escribir los primero poemas de Otoño imperdonable", refiere la museóloga.
Y aquí y allá, detalles y referencias: Está el cuadro con el diploma firmado por sus compañeros que se padre recibió al jubilarse del Ferrocarril Oeste. Una carta que María Elena le escribió a su hermano con mucho humor, siendo una niña. El chocolate Kelito (de Noel) que ella comía. La radio capilla ("del tiempo en que las radios tenían nombre de iglesias", decía María Elena) donde la familia escuchaba las óperas del Colón. Los limericks están llevados a autómatas realizados por el grupo Todo cabe en un jarrito. Uno hace referencia a un lugar cercano: "Si en el mar causa pésima impresión, encontrarse de pronto un tiburón, muchísimo más feo es verlo de paseo un día, por la plaza de Morón.
En el patio, un ser permanece vivo, desde hace un siglo: el jacarandá que pasa a ocupar un lugar central de la casa museo, tan icónico en la obra de María Elena. Frente a él celebraron y posaron para las fotos funcionarios, trabajadores y visitantes que vieron transformarse esta casa, hasta quedar lista para recibir a todos y todas.
"Como la cigarra" y "Barco quieto"
La AM 750 llevó su estudio móvil para transmitir la inauguración de la Casa Museo María Elena Walsh, con el programa Aquí, allá y en todas partes, que conduce Nora Veiras. Invitados al estudio, León Gieco y Teresa Parodi contaron sobre su relación y admiración hacia la autora, y hasta entonaron fragmentos de sus canciones: "La cigarra", que Gieco volvió un clásico de su repertorio que todos y todas cantan con él, y la conmovedora "Barco quieto", que Parodi grabó en su disco Corazón de pájaro.
"María Elena escribió de una manera única, con una libertad absoluta. Fue capaz de decir cosas en tiempos muy difíciles, que nadie se animó a decir. Lo dijo con todas las letras. Era luminosa, era tremenda docente --aún sin haberse formado como docente-- y manejaba el lenguaje con una ironía muy fina. Era atrevida", la definió Parodi. Recordó el momento en que ella asumió en su lugar en Sadaic, y María Elena le dejó su oficina en la institución.
"A mí un día María Elena me mandó a llamar cuando era parte del directorio de Sadaic, me abrazó, me dio un beso y me dijo que había escuchado una versión de 'La cigarra' que yo hacía en el Luna Park, donde yo había logrado que cantaran todos", contó Gieco. "Yo la hice rock, le saqué los tonos como si fuese James Taylor, y le di un ritmo. Es más, estoy pensando en intentar cantarla con James Taylor. Bueno, si estuve quince años diciendo: esta canción la voy a cantar con Sandro, hasta que lo logré, ¿por qué no va a poder ser ahora?", contó entre risas.