La lámina colgada en la pared del consultorio, levemente inclinada hacia la biblioteca, giró a la derecha como si tuviera ganas de acercarse a uno de los libros del horóscopo chino.

Ese movimiento puso en alerta a los signos del zodiaco, porque la pintura no era cualquiera.

Se trataba de “Los girasoles” de uno de los pocos holandeses que no la vio venir.

Eso despertó la picardía esotérica para mojarle la oreja a Vicent Van Gogh.

-No podemos permitir que los girasoles miren a otro horóscopo-, dijo el solsticio a todos los signos de tierra y agua.

Conversando con el cartero de Martín Coronado, que a su vez era cantante de cumbia, me dijo haber leído una predicción milenaria que afirma que allí comenzó la forma de leer la orientación del sol.

Fue una frase mágica la que me llevó a pensar en esto: “El que presume de una fortaleza inexistente termina dependiendo de lo que dice el pronóstico del almanaque“.

Aquello, por cierto, me hizo observar que el astro más importante no tiene la necesidad de afirmarse en ninguno de los debates, simplemente marca el giro con solo existir en la constelación.

Tal es así, que el sol ubicado a la centro-derecha de Piscis expresó su secreto:

-Yo también me corté la oreja como el gran Vicent, y no escucho nada más que el giro de los girasoles-.

Ante semejante confesión, los signos del zodiaco no paraban de llamarse por videollamada. Descubrieron esta herramienta para prevenirse del mal de esta época.

Resulta que los asuntos pendientes del pasado entre Géminis y Acuario desataron un plan añejo; armar un congreso en Mar del Plata. El argumento es la instrumentación del sistema de salud del tarot y sus circunstancias.

El plan esconde, como todos los eventos de este tipo, un deseo de diversión y lejos de casa.

Mientras tanto, las revistas del corazón ocultan el miedo y se resisten a mostrarse vulnerables, pero saben a ciencia cierta que una interna en el horóscopo semanal puede hacer perder lectores inteligentes.

Por eso se deberán encontrar las coordenadas del episodio estelar que despegó hacia la intuición universal de los doce armadores del espacio zodiacal.

De pronto salió, con luz propia, una idea de Plutón que desconcertó a todos los principiantes de astrología. Se planteaba el ensayo de una nueva era de Cáncer que cortaba el enojo de la humanidad tecnológica. Y frente a ese desafío se sumaron las lunas menguantes que desencadenaron la envidia de Neptuno. El planeta anillado, al mejor estilo malhumorado, parecido al yesero cuando lo apuran, dijo: -Che Júpiter, no critiques por lo bajo lo que nos costó tanto. Si es tan fácil hacer un cambio de época, entonces hacelo vos-.

Allí el signo Cáncer, habilidoso para la maniobra, pudo precintar la emoción de la vía láctea y convocó a charlarlo en las orillas del mar Argentino.

Con ese arte los invitó a la unidad y pidió enfocarse en la militancia del placer. Siguió enganchando los temas y deslumbró a todos con el cierre de un poeta “nuestro arte siempre vivió en emergencia por la demanda de predicciones, pero es tiempo de que nada sea urgente para nadie”.

Los doce signos acordaron el comienzo de una nueva era, y el tiempo para pensar es más necesario que defraudar con demandas incumplidas.

Bajo el lema que siempre los ordenó, en el equinoccio se alinearon con Cáncer y todo tomó la autovía 2.

Durante el camino saltó una chaveta en la comunidad del zodiaco y el candidato a ganarse todos los aplausos del encuentro, se fue de boca.

Cáncer dijo: -El Taj Majal tardó 23 años en construirse y ¿saben porque se logró?, porque su musa fue de mi signo. Un palacio con arquitectura india, persa, islámica y turca no es nada fácil-.

-Si yo no hubiera intercedido, ese amor hubiera quedado en la nada con 17 hectáreas de tierra en Agra a orillas del Yamuna-.

Siguió siendo autorreferencial el signo de agua y, en esa misma linea continuó: -Necesitamos más como yo-.

-Soy como el piso del Taj Mahal y ustedes apenas un contrapiso del fondo de una obra en construcción de Pablo Nogués-.

Allí el silencio cubrió todas las órbitas del viaje, y tácitamente algo se frenó en Lezama, como si hubiera un reclamo.

Cuando sus amigos notaron que su efervescencia era puro narcisismo, la logia zodíaca pudo sostener y amalgamar la estabilidad del horóscopo para seguir mandando información semanal. Por ello, a esta altura del cosmos todos saben que cada tanto, a uno de los 12 se le puede soltar la cadena y hay que bancar la parada por el bien común.

Lo cierto es como dice el tango: “Después del desengaño que lindo es perdonar”. Piscis pensó en 360 y puso manos a la obra para desarticular el ego fallido, que ya es un Cáncer desconocido, y apostar a que la espuma baje con Escorpio.

Aries sueña con emprender un parador en la ruta que contagie romanticismo, y Leo está peleado con él mismo porque no soporta que otro conduzca.

Sagitario siente que pierde el tiempo y se quiere ir, pero Tauro lo frena con sus cuernos.

La lucha de Libra es darse cuenta que debe anticipar el fastidio para una enfermedad que se magnetice. Por ello el viaje suma nuevas predicciones y la luna pide: -Ábrete sésamo a la salud y al manejo de tus emociones.

Cuando todo se fue acomodando, el malestar se disipó y Capricornio tuvo una idea para activar el movimiento.

Propuso, entre los signos del zodiaco, atenuar el frío de las predicciones en esta era de gente quemada.

Para ello Virgo comenzó a jugar a la mancha del quemado, y dejó clara su posición de saber morir cada siete años para encontrar la salida a todos los karmas, enchufado a una especie de guitarra eléctrica enojada.

Todos entendieron el enojo que trae Cáncer porque la medicina le dio a su homónimo la confirmación de algo triste. Pese a eso, el signo es pez en el agua para salir airoso con Libra.

Afortunadamente, el signo abrió los ojos y entendió cómo perdonar y resucitar para vivir en el modo vuelo, sin miedo a perder la señal. Es así como cada uno fue descubriendo que un viaje a “la feliz” está en todos los horóscopos.

En el final, Acuario le trasladó a Piscis el 19 de febrero, y cerró con una reflexión que dejó mudos a todos: -Siempre me rodeo de personas que no soporto, para entrenar mi paciencia. Es una receta exquisita para cocinarlos a todos como pollo al spiedo.

Básicamente es la reacción a las teorías conspirativas, algunos pueden querer cocinarte instantáneamente y los más pacientes, con la manija, abren otras posibilidades.

De ahí se desprendió una diferencia visible para manejar la intolerancia entre el mundo occidental y el horóscopo chino.

Dijo Acuario: -Pido, por el bien común del zodíaco, que no se apuren a decidir. Saber convivir con lo nefasto nos ayuda a ejercitar la inteligencia para evolucionar-.