Proyecto MIGRA es una plataforma de circo contemporáneo surgida en 2015 que desarrolla una intensa actividad, al abarcar la creación de espectáculos, residencias artísticas, el FICI (Festival Internacional de Circo Independiente, ya por su novena edición) y una carpa de circo itinerante. Un domingo (notable trabajo con recientes funciones en Brasil y en Canadá), Roto: cabaret existencial y Bruto son algunas de las obras que resultaron de la conjunción de artistas de distintas disciplinas, productores y técnicos que forman este colectivo. En ellas, las destrezas del circo están al servicio de una historia y se cruzan con el teatro, la danza, las artes visuales, la música, la escenografía. 

Waminix, nueva producción que acaba de estrenarse en el Cultural San Martín, es un espectáculo para grandes y chicos sobre un futuro distópico donde ya no queda nada placentero, dominado por la tiranía de los hombres “cabeza de tacho”. Solamente un grupo reducido de hombres y mujeres resisten a la deshumanización, aferrándose a lo que les es más propio: el arte, la poesía y el humor. “Es un mundo en el ya no hay más nada, nos metieron tanta basura en la cabeza que lo humano se fue perdiendo. Quedan solo los “cabeza de tacho” y los Waminix, la resistencia, que tratan de recordar aquello que alguna vez fueron”, comenta a Página/12 Leticia Vetrano, acróbata, clown y actriz de un talento sorprendente.

“Apuntamos a un circo transgeneracional que supone varios planos de lectura: que los adultos se sientan interpelados por el tema y que los chicos y chicas estén también ahí, atentos. Con otro desafío adicional: no generar miedo en les niñes”, agrega. Y lo cierto es que no sucede. Al comienzo, la amplia sala B luce oscura pero enseguida se encienden luces tenues que dejan ver un espacio despojado, con una gran estructura metálica y grandes tachos de basura. De ellos emergen personajes y el movimiento y la sorpresa se instalan de inmediato. Hay hombres con piloto y las cabezas cubiertas por tachos, coreografías con perchas y más pilotos que simulan una multitud anónima, una voz en off que sitúa la acción en un futuro de paisajes desiertos donde ya casi no sale el sol, donde todo fue arrasado. 

En este contexto sombrío, los Waminix echan mano a sus recursos para sobrevivir: acrobacia en piso y en altura, manipulación de aros, inimaginables formas de usar bicicletas, pero también clown, canciones en vivo (desde un rap más furioso hasta melodías más suaves), objetos como sogas que cobran vida, látigos, pelotas y un único piloto usado fluidamente por dos personajes que se lo van pasando de manga en manga al ritmo de un tango. “El desafío fue no hacer nada por el solo hecho de mostrar una destreza o el buen manejo de una técnica. Y eso que algunas secuencias acrobáticas como las que aparecen, llevan años de trabajo. Se trata de correr nuestros egos y poner lo que sabemos hacer al servicio de una historia, no para el lucimiento personal”, advierte Vetrano. Así lograron hilvanar una trama que mezcla humor, sorpresa, riesgo, sensación de acecho y de desasosiego pero nunca al punto de asustar y expulsar al público infantil, y también buenas dosis de alegría y frescura que irrumpen como chispazos.

El germen de Waminix surgió antes de la pandemia, en La Paloma, donde el grupo se reúne cada verano a trabajar en la carpa itinerante. Se propusieron armar una varieté sobre temas como el futuro y el poder; empezaron a improvisar y surgieron números que contenían algunos de los elementos que hoy persisten en la obra. El año pasado y tras la nefasta experiencia que significó la pandemia, quisieron más que nunca retomar el material. Convocaron a Osqui Guzmán y Leticia González de Lellis para que los dirigieran, dos intérpretes y directores de teatro con muchísima experiencia en humor. “Conocíamos a dos de las chicas, Leticia Vetrano y Paz Cogorno, tenemos amigos en común pero es la primera vez que trabajamos con el lenguaje del circo contemporáneo”, cuenta de Lellis. 

A partir de esos números de varieté, la dupla se abocó a que esos materiales ganaran espesura, profundidad, devinieran situaciones que permitan tejer un relato. “Fue muchísimo trabajo", acota Vetrano. "A Osqui y Leti les atrae mucho el mundo del circo y del clown, todo este mundo más físico. Primero, en el 2022, fue una etapa en la que quisieron entender qué es para nosotros el circo contemporáneo. Fue una instancia de conocimiento, de saber qué queríamos haber. Nos hicieron improvisar mucho. Y este año, nos concentramos en armar la dramaturgia entre todos, en crear las situaciones, hilvanarlas”. 

Es así como, por ejemplo, los directores descubrieron que Paz Cogorno tenía ganas de cantar y de relatar historias. Y esta chispeante intérprete ofrece, efectivamente, momentos deliciosos con su voz, interpretando distintos ritmos y oficiando también de narradora. “En la escena local, las obras ATP (aptas para todo público) no están tan instaladas. Hugo Midón decía que no hacía obras para chicos, que las hacía para todos. Esta es un poco la idea nuestra también”, revela la directora. 

En Waminix, la asociación con la dictadura militar es inevitable: esos “cabeza de tacho” que acechan, persiguen y se llevan a los otros. “Pero nosotros no la hicimos pensando en el pasado, sino en el presente”, afirma de Lellis. Una apuesta compleja de la que salen airosos: la amenaza y la persecución en un mundo colapsado están bien planteadas, como también la capacidad de estos sobrevivientes de mantener viva su humanidad, sus aspectos más tiernos y aprovechar las grietas para transformar la situación. Lo hacen a través de un arsenal de recursos expresivos que cautivan a las infancias. Vetrano convertida en Toby, un perro casi expresionista que logra zafar del acecho; o encarnando a Patsy, una mujer tan empoderada como torpe con el látigo en mano; Cogorno con su voz encantadora, su soltura y su carisma para llevar adelante el relato, y el resto del elenco envuelto en hazañas prodigiosas en el piso, en el aire o dentro de aros gigantes. Todos sorprenden y emocionan a la platea, más allá de las edades.

Para anotar en la agenda

Waminix se presenta en vacaciones de invierno, de miércoles a domingo a las 19 horas, en El Cultural San Martín (Sala B), Sarmiento 1551. Es una creación colectiva interpretada por Leticia Vetrano, Sofía Ivy, Paz Cogorno, Víctor Miñón, Johnatan Uriarte y Martín Orchessi, dirigida por Leticia González De Lellis y Osqui Guzmán. La realización de la estructura y la escenografía son de Duilio Della Pittima, Jorge López creó el vestuario, Adrián Cintioli es responsable del diseño de luces, la música original es de Tomás Rodríguez y el hombre gigante hecho de tachos es obra del talentoso Alfredo Iriarte. 

Tras las funciones del receso invernal, la obra regresará en octubre a alguna sala porteña. Mientras tanto, sus protagonistas estarán con otros compromisos. Como Vetrano, que en agosto lleva a Guatemala su histórico unipersonal de clown, titulado Fuera! Estrenado en 2015, en él da vida a María Peligro, una joven que desde la muerte de sus padres, hace como si nada hubiera pasado hasta que decide cambiar y transformar su triste pasado en un delirio cómico. Por la expresividad potentísima y el desenfado que Vetrano exhibe en Waminix, conviene estar atento. Fuera! va a volver en cualquier momento a los escenarios locales y para quienes no lo vieron, vale la pena acercase a esta talentosa artista escénica formada en el país y en el exterior.