Con casi 29 años, Tomás Bozzano está a punto de concluir su mandato como concejal del FDT. Su padre, Raúl Bozzano, comandó los destinos del municipio de Maipú entre 1991 y 2003 y, desde entonces, es el radicalismo quien lleva las riendas del distrito. Integrado a Juntos por el Cambio y alineado con el sector que responde al sanisidrense Gustavo Posse, el actual intendente, Matías Rappalini, busca su tercer mandato. En 2019, Rappallini quedó envuelto en una serie de denuncias acusado de retener los documentos de empleados municipales para que no pudieran votar. En esa oportunidad, ganó las elecciones con una diferencia de apenas 48 votos y, en 2022, fue procesado junto a otras siete personas, como “coautores penalmente responsables del delito de retención indebida de documentos de terceros en concurso ideal con el delito de inducir a electores con engaños a abstenerse de sufragar, ello en forma sistemática y reiterada”.
Hoy, el peronismo de Maipú tiene lista de unidad con Bozzano como precandidato a intendente de Unión por la Patria y el apoyo de Facundo Coudannes, el dirigente del Frente Renovador que encabezó la lista del Frente de Todos en 2019.
—¿Hay bronca por lo que pasó en 2019?
—Todos sabemos lo que pasó. Se supo, se comunicó y fue un escándalo. La realidad es que no nos dejaron gobernar en este período, pero no podíamos quedarnos con lo sucedido en 2019. No nos podíamos quedar llorando y pataleando, así que seguimos gestionando. Y tampoco nos quedamos con sed de revancha ni de venganza, pero sí tenemos claro que no podemos permitir que suceda en democracia.
—Pero después, en las elecciones del 2021, JxC volvió a sacarle más de 15 puntos al peronismo.
—Me parece que hay muchísimas cuestiones que llevaron a que no se pueda generar una opción de gobierno. Podemos estar hablando horas sobre eso. Y siempre se dice que hay que aprender de los errores, y es válido. Pero nosotros también queremos aprender de los aciertos y virtudes de la experiencia de estos años. Por eso hay que poner en valor que recuperamos una institución educativa que había sido cerrada por María Eugenia Vidal, logramos la reposición del 85% de los caños de agua potable de Maipú, también la ampliación de las conexiones de gas, o la gestión de viviendas desde el Instituto Provincial de la Vivienda. Todo siendo oposición, pero unificada, pensando en los vecinos y sin ningún ánimo de revanchismo.
—Mencionaste la reapertura de una escuela.¿Qué sucedió con esa institución?
—Se trata de la Escuela N°14. La cerraron durante la gestión de Vidal bajo el discurso de la eficiencia, lo cuál es una mentira porque cuando cerrás una escuela, los cargos educativos siguen estando. No se echa a los maestros, porteros y directores; sólo se deja caer una escuela. Pero lo grave es que dejaron a treinta pibes desvinculados de su lugar de aprendizaje, de su lugar de contención y sociabilización. Es la decisión de gente que está lejos de la realidad, decisiones tontas y ancladas en el marketing político. Ahí nosotros tomamos un proyecto y la reabrimos como Centro de Formación vinculado al agro. El Estado tuvo que reinvertir 15 millones de pesos el año pasado por una decisión tonta para abrir una institución donde se enseña inseminación artificial, tecnología y maquinaria agraria y apicultura, por ejemplo. Y la verdad es que Rappallini no plantó bandera, no hubo resistencia y tampoco escuchó el reclamo de la sociedad. Hoy celebran que se haya podido reabrir. Pero saben que fue desacertado y no lo pueden decir.
—¿En Maipú, el peronismo pudo subsanar la relación con el agro después del conflicto por la resolución 125?
—No somos ajenos a esa discusión. Tratamos de generar un ida y vuelta con el sector. La política con la 125 tuvo un error en lo discursivo, un error en el planteo de los actores. Se englobó a todos los actores del campo cuando no tenía que ser así y cuando la política además, no iba para ese lado. Sabemos que los productores pequeños y la ganadería no estaban ahí. Pero esa cuestión todavía no se logra deszanjar ni sanar, aunque también priman cuestiones ideológicas. De todas maneras, hoy tenemos diálogo y articulamos proyectos en el Concejo Deliberante. Hace unos días estuvo Julián Domínguez y participó de una cena con productores locales, al otro día también se desarrollaron reuniones con dirigentes, lo cual siempre es enriquecedor. Hoy, el Ministerio de Desarrollo Agrario está invirtiendo 25 millones de pesos en una ruta que es fundamental para Maipú y General Guido. Nuestro presidente del Partido Justicialista lo planteaba en un plenario: nosotros no podemos estar peleándonos con chacareros de 200 o 300 hectáreas porque son un impulso para la Provincia. Hay que encontrar canales de diálogo y consenso para tener un modelo de desarrollo productivo local, provincial y nacional.
—¿Cuál es la situación del arraigo en Maipú?
—Es una preocupación de hace tiempo. Los censos muestran que Maipú no ha crecido en materia poblacional. Somos un pueblo con 280 mil hectáreas de tierra que produce desde la agricultura. Vemos que los pibes se van, que el acceso a la tierra es dificultoso y que los alquileres son altos. Y el Estado tiene que hacerse cargo y tener visión de gobierno local. El principal problema que escuchamos en la comunidad está relacionado con las viviendas. Sí creemos que no hay que ver la vivienda como producto final, sino que hay que plantear un ordenamiento urbano de Maipú. Hay que planificar tanto la construcción de viviendas como lotes con servicios para que las familias que son adjudicatarias de un préstamo hipotecario tenga posibilidad de acceder a la tierra. Hay que planificar la zona urbana de Maipú que quedó desligada de la ordenanza que la regulaba desde los años ’90. Y a su vez, pensar en las viviendas como motor del trabajo.
—¿Creés que tu juventud pueda generarles dudas a los votantes?
—Soy consciente de que puede haber prejuicio, pero a raíz de caminatas diarias, de ámbitos de encuentro y también por el conocimiento público eso se va desandando. La verdad es que nadie me preguntó cuántos años tenía cuando reinauguramos la Escuela N°14 o cuando conseguimos la doble jornada para la Escuela N°8. Tampoco nadie me preguntó la edad cuándo hubo que ir al Ministerio de Desarrollo Agrario para pedir el arreglo de caminos rurales. Insistir y trabajar es algo que mamé desde muy chico, estando cerca de la gestión de mi viejo. La edad no define la capacidad de una persona o de un grupo de trabajo. Al que duda de eso lo escuchamos y le decimos que nos mida por lo que hacemos. Estos cuatro años laburamos por Maipú. El Concejo Deliberante ha sido una experiencia enorme de aprendizaje y conocimiento. Sabemos que desde ahí se consiguen muchas cosas, pero no podemos transformar la realidad como queremos y para eso queremos tomar las riendas del municipio.