El secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein, junto al jefe de asesores de la cartera, Leonardo Madcur, y el vicepresidente del Banco Central, Lisandro Cleri, comenzaron este martes en Washington las negociaciones con el staff técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) para cerrar los detalles finales del acuerdo con el organismo. Hoy, miércoles, se sumará a la delegación el secretario de Hacienda, Raúl Rigo.

El inicio de de las reuniones presenciales fue confirmado esta tarde por un portavoz del FMI. "El equipo del FMI y una delegación argentina comenzaron las reuniones técnicas presenciales esta tarde en Washington D.C., para avanzar en la quinta revisión del programa respaldado por el Fondo. Se espera que estas reuniones continúen durante los próximos días", sostuvo.

El ministro Sergio Massa, quien viajaría en los próximos días si las negociaciones avanzan exitosamente, mantuvo contactos este martes por zoom con funcionarios de Alemania y de Estados Unidos: Jörg Kukies, secretario de Estado de la Cancillería Federal de Alemania, y Myke Pyle, Asesor Económico Internacional del Consejo Nacional de Seguridad de EEUU.

En tanto, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, que participa de la Cumbre del G20 en la India, instó a los líderes de esa organización a “fortalecer la red mundial de seguridad financiera”, para "recuperar la primacía del FMI en el manejo de los recursos". Alcanzar ese fin requerirá la "revisión de las cuotas" de los países miembro para devolverle potencia financiera al organismo.

Indicó que "en la actualidad, si bien el FMI tiene una capacidad crediticia de casi 1 billón de dólares, los recursos de las cuotas –que son fundamentales para garantizar la previsibilidad de la potencia de fuego del FMI- se han reducido en términos relativos". 

La directora gerente también llamó a reponer los recursos del Fideicomiso para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (PRGT) “dado que nuestro apoyo a los países de bajos ingresos se ha cuadruplicado en los últimos años pero la demanda sigue siendo alta”. Y del recientemente creado Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad (RST).

Sobre este último Georgieva señaló que representó una “gran innovación” para el Fondo ya que permitió hacer uso de “activos dormidos” de países con posiciones sólidas para apoyar a países vulnerables, y si bien "el G20 alcanzó su objetivo de comprometer 100.000 millones de dólares para canalizar DEGs hacia países vulnerables", instó a continuar aumentando la potencia del RST.

En su discurso emitido el martes en la ciudad Gandhinagar, en India, la funcionaria afirmó que el mundo de hoy es más frágil y propenso a las conmociones pero que “la resiliencia a las crisis no se distribuye de manera uniforme: algunos países están en mejores condiciones para proteger a su gente que otros”. Y agregó que “mientras las economías avanzadas y sólidas tienen un colchón de más de 10 billones en reservas internacionales, el resto del mundo depende de los recursos mancomunados de instituciones internacionales como el FMI”. Entre esos países sin dudas se encuentra Argentina.

Georgieva insistió con la idea de fragmentación económica, que significa que algunos países pueden acceder a soluciones y mejorar las condiciones de vida de su gente mientras otros solo obtienen desventajas de una economía mundialmente integrada. Esta fragmentación continuará si no se resuelven situaciones básicas como un “crecimiento débil a mediano plazo” y una inflación que si bien muestra una tendencia a la baja, “permaneció alta por más tiempo del previsto”.

A nivel global, “el crecimiento –aunque anémico según los estándares históricos- se mantiene firme en terreno positivo, respaldado por mercados laborales sólidos y una sólida demanda de servicios”, apuntó la directora del FMI, pero “la actividad se está desacelerando, especialmente en el sector manufacturero.” 

De cara al futuro, “las perspectivas de crecimiento a medio plazo siguen siendo débiles, y además las divergencias en la riqueza entre distintos países son una preocupación persistente: algunos bolsillos de la economía global están funcionando bien, otros se están debilitando pero siguen creciendo, y los países vulnerables se están quedando cada vez más rezagados”, describió.

En cuanto a la inflación mundial, reconoció que la tendencia finalmente es a la baja pero consideró que “podría permanecer alta por más tiempo, lo que requeriría una rigidez aún mayor de la política monetaria”. Destacó que la inflación núcleo sigue estancada pese al endurecimiento monetario.