Hoy a las 19 se desarrollará el Segundo Festival de Teatro para las infancias en ProCultura (Mitre 331). El evento, que cuenta con la organización del Grupo Independiente de Teatro El Hucumar, tendrá cuatro obras en cartel y se extenderá hasta el domingo, con localidades a $1000.
Así, el proyecto, que tendrá lugar durante los últimos días del receso escolar de invierno, gira en torno al lema "Llevá a tu niñ@ al teatro. Por una infancia feliz”. “Las funciones están destinadas al público menudo, pero dirigidas a toda la familia con juegos participativos, cuentos y canciones. En esta oportunidad con el objetivo de llegar a la familia salteña con espectáculos destinados exclusivamente a la niñez”, anticipan desde la coordinación del encuentro.
En la misma línea, Rosana Toledo, del grupo El Hucumar, protagonista exclusivo de la grilla, señaló que, con esta iniciativa, se comprometen “a cuidar y resguardar a las infancias, promoviendo activar políticas públicas que conciban a las infancias como sujetos de derecho, actores sociales y culturales, con derecho a la información, al asombro, a la belleza, al juego, a la risa, al arte, a la curiosidad, a la participación plena, a la transformación y al desarrollo de sus propias vidas”.
“En este sentido el lenguaje teatral busca generar estas experiencias junto a las familias con espectáculos y talleres destinados exclusivamente para la niñez”, indicó la artista y detalló: “Las propuestas teatrales son todas producciones del Grupo El Hucumar, decidí realizar la puesta en escena de los espectáculos que ya tenemos en cartel como Chini y Kalu, cantando, contando y jugando un ratito (2015) y Chin y Chan. El Chow continúa. (2022), ambas de mi autoría. La idea es dar a conocer nuestro trabajo destinado y especialmente dedicado para las infancias".
Toledo opinó además que “La infancia de cada persona es diferente y única” y se dispuso a reflexionar sobre la relevancia de las iniciativas que apuntan a las niñeces.
-¿Por qué es necesario pensar en una teatralidad específica para las infancias?
-Porque existe la visión adultocentrista basada en la mirada despojada del pensamiento ingenuo, espontáneo y auténtico, creyentes de la iluminación que aportamos a las infancias, sin dejar expresar la verdadera voz de los niños y niñas, que piensan y sienten y expresan de modo distinto a los adultos. Es necesaria esta intervención ya que existen metodologías, estrategias y procedimientos que pueden colaborar en acercar al teatro las problemáticas, necesidades y deseos de las infancias.
-¿Cuál es el balance que hacen del primer festival y qué expectativas tienen para esta edición?
-Cuando realizamos ese análisis, fueron muchos los contra para pensar en una segunda edición: hubo poco público en algunas puestas, la ubicación del espacio elegido, las distintas propuestas en cartel del momento en toda la ciudad y también el hecho de que las otras propuestas fuesen gratuitas o el no financiamiento ni subsidio de ningún tipo. Pero sólo fue un contratiempo que supimos superar, el objetivo de llevar a conocer nuestro trabajo va más allá de las competencias del mercado y la cantidad de espectadores. Los objetivos principales de esta propuesta son nuestros pro: queremos promover instancias de encuentro, garantizando el derecho al acceso a la cultura de las infancias salteñas y de la región. Además, nos interesa generar un circuito interprovincial de circulación de espectáculos teatrales independientes con temáticas dedicadas para las infancias y dar a conocer al Grupo Independiente de Teatro El Hucumar, sinónimo de teatro de calidad pensado para las niñas y niños pequeños. Establecer este festival para las Infancias como evento referente en vacaciones para las infancias en nuestra provincia también es uno de nuestros ejes.
-¿Gestionar eventos de este tipo tiene algún impacto en la sociedad en general, además de en los niños, niñas y niñes?
-Sí, por supuesto. No sólo generamos un espacio para las infancias, el lenguaje teatral involucra a muchas personas que no sólo cumplen el rol de espectadores. Dentro de todos los actores posibles están los teatristas, que cumplen roles de sonidistas, diseñadores, músicos, escenógrafos, vestuaristas, comunicadores, los teatros en sí, los vendedores ambulantes y otros. Siempre nos encontramos entre el público a alguien que asiste al teatro por primera vez y ser nosotros los responsables de impacto inicial nos llena de una tremenda satisfacción. Contribuimos a que el teatro sea parte del desarrollo integral del individuo en la sociedad, no como un simple divertimento sino en una experiencia que va mucho más allá de eso.
-Pareciera que hay una predominancia del formato musical en la programación ¿cómo se vinculan la música y el teatro para las infancias?
-Sí, hay un predominio de esta dualidad de lenguajes. Si bien existen distintas estéticas y técnicas dentro del teatro para niños, la música es no sólo un complemento en las propuestas que realizamos como grupo, sino una gran aliada. En particular no imagino mis puestas sin la intervención musical. Están basadas en el juego y el movimiento corporal, que acompaña todo el desarrollo psicomotor de los infantes. Es por ello que la música siempre está presente y no es sólo con intervención de instrumentos musicales sino con la voz, que es nuestra principal herramienta en el momento de comunicación y nuestro cuerpo es la extensión de esta expresividad.
-¿A qué público específico apuntan cuando piensan en el concepto de niñez?
-La idea de teatro para las infancias, en este último tiempo, se ha expandido y existe una subdivisión de teatro para la primera infancia y también adolescencias. De ello también nos ocupamos en nuestras propuestas: estrenamos en septiembre del 2022, la obra Cuchicha, la caricia cosquilla, para la primera infancia. El festival apunta a las infancias con el objeto de llevar el lenguaje teatral a esta franja etaria, porque son un público auténtico y sincero. Los niños y niñas en el momento que están aburridos o no les agrada lo que está pasando lo expresan, con frases como “me aburro”, “me quiero ir”, o preguntas como “¿ya termina?". Para mí, es el público más exigente y desafiante.
-¿Qué encontrarán quienes asistan a las funciones?
-Encontrarán en nuestras puestas un verdadero compromiso con los más pequeños, pensamos nuestras propuestas, buscamos acercarnos en lo posible a lo que sienten y expresan pero por sobre todo, a lo que comunican. También queremos ser ese adulto que de niño nos hubiese gustado tener en nuestra infancia. Porque hoy debemos ser los constantes guardianes y cuidadores de nuestras infancias, porque de ella también aprendemos y debemos escuchar y oír atentos.
Diversidad para los más chicos
Con una obra distinta para cada día, la experiencia teatral está pensada para públicos diversos: Chini y Kalú cantando, contando y jugando un ratito. La pieza, que se podrá ver esta tarde, a las 19, cuenta la historia de cómo se conocieron los personajes, en un espectáculo musical participativo para niñeces y personas adultas , en el que la combinación de la narración, la música, canciones y juegos interactivos darán paso a la historia. Cantando, contando y jugando un ratito.
El viernes 21 de julio , también a las 19, será el turno de Chin y Chan. El Chow continúa, con una de amistad. Una granjera, luego de una cuarentena encerrada en un estudio de televisión (en su programa chin chan chow), regresa junto a sus amigos los animales (la vaca, el gallo, la gallina y el pollito) a la granja de su abuela. Con canciones y a través de juegos, todos recordarán las dificultades que atravesaron durante la pandemia y se les ocurrirá la divertida idea de armar desde la granja el programa de tv, con música y baile que atraparán la atención de chic@s y grandes.
El fin de semana se iniciará el sábado 22, a las 19, con El cofre mágico, de Alfredo FatFerrario. Allí, cinco chicos se reúnen a ensayar y se enteran de que el público ya está en la sala. Deciden improvisar y brindar un show lleno de canciones y bailes, jugando con elementos que se encuentran en un cofre. Cuentan con la ayuda de los niños presentes y lo más importante: la imaginación.
El cierre del festival sucederá el domingo 23, a las
19, con Amor de Chocolate, de Beatriz Diebel. Sobre el escenario se verán actores, títeres de tamaño natural y títeres
de mesa, en un espectáculo para niños
que incorpora técnica de clow y situaciones mímicas, donde los elementos son
reemplazados por el trabajo de la imaginación del niño y las acciones sugeridas por los actores. Se trata de una obra seleccionada en el III Concurso Nacional de Dramaturgia en la especialidad “Teatro para niños”. En
ella Pepa y Pepe se disponen a jugar/atender un bar, en el que se sucederán
situaciones disparatadas y otras de amor que involucran a los personajes principales, a algunos clientes y hasta a la vajilla.