Camila Müller es docente de Ciencias sociales y bailarina y participó de las manifestaciones en Jujuy contra la reforma constitucional del gobernador Gerardo Morales. Quince días atrás fue torturada y abusada en su propia casa por al menos tres personas.
"Cuando pensé 'me chupan', cerraron la puerta de mi casa y empezó una escena tremenda en la que logro identificar por las voces que había dos mujeres y un varón", contó Müller en AM750.
El día anterior, el 27 de junio por la mañana, la mujer sintió que una camioneta blanca la seguía camino a su trabajo, en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). Ella y sus compañeros ya sabían que unas camionetas blancas aparecieron por primera vez en la primera gran manifestación contra la reforma constitucional de Morales, el 20 de junio pasado.
"Ese día mis compañeros y yo empezamos a ver las primeras camionetas que se iban llevando personas, más que detenidas, secuestradas", reveló en Aquí, allá y en todas partes.
En la madrugada del 28 de junio, aproximadamente a la 1:40, tocaron la puerta de la casa de Camila Müller "de la misma forma en la que tocan mis compañeros del interior que se estaban quedando conmigo", agregó la entrevistada.
"Cuando abrí me avasalló un hombre de barbijo negro y capucha azul, fue lo único que pude ver, lo demás lo sentí: me levantó la camiseta que llevaba puesta, me tabicó con la camiseta, me quedaron nariz y boca libres, me tapó los ojos y con las mangas me apretó en la parte de atrás del cráneo", relató.
Después vino la tortura. Según contó Camila, el hombre se ubicó detrás de ella y "con un cinto o cable" empezó a presionarle el cuello y a cortarle la respiración: "Esa maniobra la repitió tres o cuatro veces. Me llevaba al punto máximo, hasta sentir que estaba muriendo, que no podía respirar más, me soltaba como si supiera el punto exacto para que no me muera", detalló.
Y continuó: "Una de las mujeres habló bastante, lo primero que me dijo fue 'vos no sos una revolucionaria, sos una puta', después me dijo que yo no sabía quién era ella pero ella sabía quién era yo. Me pegaban en las piernas -yo soy bailarina- y me decían: 'a ver si te dan ganas de seguir moviendo el culo'. Antes de irse me dijeron que tenga cuidado que había mucha gente mala en la calle".
Aproximadamente 30 o 40 minutos después, según el recuerdo de Müller, que pasó 12 horas en shock tras el ataque, los agresores se fueron. Hasta hoy, la Justicia jujeña no dio ningún tipo de respuesta ni investigó lo sucedido en su casa. Los precintos y la camiseta con la que tabicaron a la mujer siguen en su domicilio, esperando a ser peritadas. La única pericia que le realizaron fue médica.
"Nunca en mi vida imaginé lo que me está pasando. Estoy sostenida por terapeutas todo el tiempo, no puedo estar sola ni en mi casa ni en la calle, dependo constantemente de alguien. No dejé de ir a las marchas, pero no lo hago sola. Me cambió la vida por completo", concluyó Müller.
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