La presencia de Sergio Massa y Agustín Rossi en la CGT se convirtió en el primer acto puramente político electoral de Unión por la Patria (UP), sobre todo ahora que comenzó la veda de actos de gobierno. El encuentro sirvió para mostrar a una central obrera unificada, alineada detrás del binomio que cuenta con la bendición de Cristina Fernández de Kirchner. Allí, el precandidato y ministro de Economía no sólo convocó a las y los trabajadores a militar las primarias sino también las elecciones generales para poder luego mirar la Casa Rosada y "sentir que tienen un presidente de los trabajadores". En ese sentido, Massa advirtió que uno de sus primeros objetivos de un futuro gobierno "será defender el salario en la puja distributiva y alcanzar otra vez el 50 por ciento que alguna vez tuvieron los trabajadores".
El dato que da cuenta del cambio —coyuntural— que hay hacia el interior de la CGT es la presencia y participación de los triunviros Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano que, por primera vez, funcionan sin fisuras (visibles) alrededor del respaldo a la fórmula Massa-Rossi. Las diferencias históricas persisten pero la coincidencia entre CFK y Massa para enfrentar la disputa electoral dejó de lado estas peleas.
El apoyo a la fórmula la expresó Daer cuando presentó al binomio: "Ustedes dos conformen la fórmula que represente a los trabajadores de la Argentina", dijo y agregó a modo de ofrenda: "Acá está el movimiento obrero organizado".
Massa llegó acompañado de Rossi y también del ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro. La comitiva, podría decirse, se completó con la presencia del exministro Julián Domínguez, la diputada Vanesa Siley y el ministro de Trabajo bonaerense, Walter Correa. Entraron al salón donde se reúne el consejo directivo en el cuarto piso y los besos y abrazos se distribuyeron entre sonrisas, fotos y selfies. Hubo un rápido saludo de Massa a las decenas de dirigentes sindicales que los esperaban desde hacía poco más de una hora. Luego bajaron todos juntos y por las escaleras. La crisis en el edificio de la CGT se expresa con los meses que llevan sin arreglarse los ascensores de la histórica sede.
El Salón Felipe Vallese los esperaba colmado y desde afuera llegaban los bombos y vítores que no cesaron durante los discursos. Rossi habló primero. Canchero en el oficio del discurso, centró su alocución en advertir que la oposición viene por los derechos de los trabajadores, de los que estaban sentados en las butacas del salón y de los que estaban afuera.
Agustín Rossi
"Esta es una derecha antiderechos y por los primeros que vienen es por la quita de derechos a los trabajadores y al movimiento obrero organizado", aseguró el actual jefe de Gabinete.
Rossi buscó ser más directo y advirtió que tanto Horacio Rodríguez Larreta como Patricia Bullrich vienen a terminar con las indemnizaciones y las vacaciones pagas: "Si esos derechos no se defienden ahora con el voto habrá que hacerlo luego saliendo a las calles, con represión política e institucional mediante, como ocurre hoy en Jujuy. Este es el desafío y se trata de un compromiso histórico", aseguró.
Por último dijo que duele que haya dirigentes de la oposición que hablan de hacer desaparecer al peronismo, pero advirtió —levantando el tono de su voz— que "no pudieron durante 18 años de exilio de Perón ni durante los 7 de dictadura militar. Tampoco podrán ahora, porque somos los peronistas herederos de 1945, de esos 18 años de lucha y de los 30 mil detenidos-desaparecidos. Honraremos esa herencia y volveremos a ser Gobierno junto con Sergio Massa", dijo y el Felipe Vallese se vino abajo de aplausos y vítores.
Sergio Massa
Despojado de cualquier parecido a un ministro, Massa habló como candidato. Afirmó que en caso de triunfar su primer desafío "será defender el salario en la puja distributiva y alcanzar otra vez el 50 por ciento que alguna vez tuvieron los trabajadores". No lo dijo, pero la última vez fue durante el gobierno de Néstor Kirchner. En rigor no tuvo referencias a los expresidentes del Frente para la Victoria, pero tampoco para el actual mandatario. Ni Massa, Rossi ni Daer citaron a Alberto Fernández.
Massa se diferenció en todo momento de la oposición, a la que acusó de buscar volver todo para atrás y terminar con los derechos de los trabajadores. En ese sentido se comprometió "a recuperar los salarios de los trabajadores".
Eso sí, reconoció que existe un grado de desilusión y decepción entre los trabajadores con el gobierno del Frente de Todos. En ese sentido y casi a modo de autocrítica dijo que en estos años, "o por la pandemia o por la guerra o la sequía o porque nos faltó determinación en algunos temas, algunos compañeros pueden sentir la desilusión de que si bien creció 33 meses consecutivos el ingreso al trabajo, los salarios no se recuperaron como se tenían que haber recuperado", dijo.
Es por eso que habló que otorgarle un fuerte rol al Estado como "equilibrador de las relaciones sociales y empujar para recuperar el ingreso en la Argentina, peleando contra la inflación pero también mejorando el salario". Massa recordó que, a pesar de no haber sido una promesa de campaña en 2019, ha llevado adelante una disminución permanente del universo de trabajadores que pagan el impuesto a las ganancias. Defendió los subsidios que los calificó como un verdadero "salario indirecto" a diferencia de lo que sostiene la oposición: "No es lo mismo pagar 3 o 4 mil pesos la boleta de luz que 12 mil pesos", dijo.
Massa, por último, convocó a los trabajadores a "no parar de trabajar pero tampoco de militar un minuto en la campaña" porque "el futuro es para adelante, con prosperidad y progreso, trabajo, desarrollo y producción y, para atrás solo está el dolor", indicó. Luego, y como compromiso final, les aseguró a los presentes que de triunfar podrán ver y sentir que "en la Casa de Gobierno hay un presidente de los trabajadores. Vine hoy a esta CGT a comprometerme con ustedes, con la producción y el trabajo", dijo. Unos segundos después Massa entonó algunos versos de la marcha peronista y junto a Rossi salieron al balcón a saludar las columnas de militantes.
Massa y el impacto en la familia Moyano
La definición de la fórmula que integran Sergio Massa y Agustín Rossi permitió resolver la grieta dentro de la conducción de la CGT. Prácticamente desde que el triunvirato conformado por Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano estuvieron distanciados. El camionero no comparte, desde hace años, el perfil conservador de los otros dos y viceversa. Sin embargo, ahora todo eso parece haberse dejado de lado. Lo curioso, al menos lo que dejó entrever el acto en la CGT, es que ese proceso de acercamiento que generó la fórmula también impactó en el vínculo político-gremial entre Pablo y Hugo Moyano. Padre e hijo están distanciados pero ahora parece que la mano amiga de Massa ha permitido que las diferencias queden de lado, al menos hasta las elecciones.