Esta es una historia de payasas, que transcurre en una carpa de circo y está hecha con mucho humor y lenguaje de clown. Es, también, una conmovedora historia de descubrimiento, crecimiento, madurez, aprendizaje y amoroso traspaso de saberes entre generaciones, que trasciende al ámbito del circo y a la vez hace foco en el corazón circense y lo homenajea. De madre a hija, de hija a madre, Cosas de payasas siembra una historia de delicada ternura y recursos teatrales potentes. Y ocurre que sus protagonistas, Gricelda Rinaldi y Florencia Piccilli, son madre e hija actrices en la vida real. Ganadora de numerosos reconocimientos desde su primera temporada en 2016 (ocho Premios Atina, Premio Teatros del Mundo), la obra del grupo misionero Ton y Son fue seleccionada para ser parte de la programación 2023 del CCK. Sumarán una función en Buenos Aires este sábado 22 de julio, a las 17, en Timbre 4 (México 3554).
Tonieta y Titina, madre e hija, deben ir ajustando sus rutinas y presentaciones y, por sobre todo, deben ir aprendiendo, una de la otra, el arte de compartir, de cambiar y de crecer. La compañía le propuso a Claudio Martínez Bel adaptar su obra Cosas de payasos, "pasarla a femenino". A partir de esa idea, la nueva dramaturgia fue creciendo y ganando significados. "Empezamos a pensar qué cosas le enseñaría una mamá payasa a su hija. Había que dar un salto, sin perder el tono clownesco", cuentan las Ton y Son sobre su adaptación.
Se sumó la belleza de canciones con música de Carlos Gianni y letra de Silvina Reinaudi, que las actrices cantan en escena. No es un musical, pero la música forma parte nodal de la dramaturgia: "Nosotras estamos formadas como actrices pero ninguna de las dos somos payasas, mucho menos payasas de circo, de rutinas y acrobacias. Así que mucho de lo que se cuenta, todo lo que la mamá le va enseñando a esa hija, se dice en Cosas de payasas con las canciones, que son también parte del guion", explica Rinaldi.
El vestuario, la escenografía, la iluminación, todo contribuye a crear el clima delicado y mágico en el que se logra hablar, con mucho humor, de lo más profundo: los vínculos humanos.
¿Y qué ocurre cuando dos artistas, madre e hija, atraviesan el proceso creativo para poner en escena una obra que habla de dos artistas, madre e hija? "Fue todo un desafío hacerla, y sigue siéndolo. Un proceso muy largo, de mucha búsqueda, del cual salieron todos los juegos que hay en la obra. Como todo proceso, tuvo sus cosas lindas y más complejas. Con el resultado estamos felices", dice Florencia, desde el lugar de hija.
"Podría decirse que no hay nada actuado, que hay mucho de vínculo real puesto en juego, y sin embargo hubo que hacer todo un proceso de resignificación de ese vínculo", agrega Gricelda, "payasa madre". En todo este tiempo desde 2015, cuando la empezamos a pensar, pasaron muchísimas cosas. La obra recibió muchos premios, viajó a España, en el medio la dejamos de hacer un tiempo, la retomamos... Y en ese tiempo estas dos artistas que casualmente son madre e hija en la vida real, crecieron, tomaron nuevos caminos, tal cual lo cuenta la historia. Volvernos a encontrar ahora, las dos más grandes, le da toda una vuelta de tuerca a la obra, y creo que ha crecido enormemente. Mi anhelo es que eso pueda percibirse en la platea. Porque a pesar de todos los cambios, de las vueltas de la vida, cuando perdura la ternura, la inteligencia y el respeto, lo que se atesoran son los vínculos".