El Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT) tendrá su interna en la provincia de Buenos Aires y Alejandro Bodart competirá el 13 de agosto para hacerse con la boleta que represente a ese sector en octubre. Bodart, oriundo de Bell Ville, en la provincia de Córdoba, aunque actualmente reside en La Matanza y es el Secretario General del Movimientos Socialista de los Trabajadores (MST). Fue legislador en la Ciudad de Buenos Aires, pero en esta ocasión buscará suceder a Axel Kicillof en el sillón de Dardo Rocha. Para ello, primero deberá vencer en las PASO a Rubén 'Pollo' Sobrero, representante del sector que conducen Myriam Bregman y Nicolás Del Caño.
El precandidato que integra la lista con la fórmula Gabriel Solano-Vilma Ripoll a nivel nacional plantea que "hay que dar vuelta todo” y señala decisiones clave: no pagar la deuda externa al Fondo Monetario Internacional (FMI), disolver la Policía Bonaerense, centralizar de los recursos nacionales y limitar la autonomía municipal.
—Al momento de dejar de pagarle al Fondo, ¿qué escenario espera como respuesta de los países miembros, muchos a los cuáles Argentina y la Provincia exportan?
—Ojo. Nosotros vamos a investigar la deuda. Vamos a llamar a personalidades del exterior. Haríamos un gran foro para dejar en evidencia que es un factor de dominación y por qué no la debemos pagar. No se trata de no pagar haciéndonos los malos, sino transformarlo en un hecho político de magnitud. Es una medida para ganar a la población mundial a favor nuestro y complicar a los países que son tenedores de deudas. Se trata de demostrar jurídicamente que no hay que pagar. Además, los capitalistas si vos tenes plata, matan a la madre y te venden cualquier cosa. Por eso no existen bloqueos efectivos. Los hay si no tenes plata. Pero acá hay recursos y materias primas. Y ante la falta de insumos, convocaríamos a técnicos de todo el mundo para hacer lo que no nos quieran vender. Se puede ser independiente. A menos que creamos que se puede convivir con los niveles de pobreza e indigencia que tenemos. Esto va a estallar.
—Pero no pagar una deuda siempre tiene consecuencias…
—Yo creo que, principalmente habría dos. El país se iría para arriba porque dejaría esa sangría donde todos tus recursos se van afuera con el pago, y por otro lado dejaríamos de tener condicionamientos. Hoy Argentina no fabrica aviones porque estamos condicionados por los pactos y tenemos que comprar aviones afuera. No fabricamos trenes y compramos porquerías afuera porque estamos condicionados. Vamos a regalar el litio y nos van a enchufar las baterías desde afuera. Hay que cortar con esa dependencia para tener independencia con nuestros recursos.
—¿Evalúa la reacción de los países tenedores de deuda?
—Esto generaría una crisis en Estados Unidos y en todos aquellos que viven de chuparnos la sangre, pudiendo ser nosotros un ejemplo y generando una reacción en cadena en el mundo. No pasaría nada, ya no se pagó después del 2001 y los indicadores se fueron para arriba. Es un verso que necesitamos capitales, nosotros tenemos que evitar que se nos vayan. Hoy somos productores de materia prima porque quieren que seamos eso. Todo es un gran verso armado por los medios de comunicación. Es como decir que al momento de independizarnos de España los medios la preocupación era si no venían los barcos con las telas y los insumos. ¿Y qué pasó? Estados Unidos se fue para arriba cuando dejó de pagar las deudas y rompió con los pactos con Inglaterra. Las deudas son un factor de dominación porque no las vas a pagar nunca. Siempre vas a deber y siempre le vas a tener que pedir a los mismos para pagarles a ellos.
—¿Por qué dice que los indicadores socio-económicos empeoraron con la gestión de Kicillof?
—Porque la provincia está mal. Es muy desigual la provincia. Hay un nivel de pobreza que nunca hubo porque es estructural. Da bronca que siete de cada diez chicos no tengan la comida diaria. Hoy hay una crisis sanitaria porque los profesionales se van a raíz de los bajos sueldos. Hay un déficit de un millón de viviendas. Los docentes están obligados a laburar en dos lugares. Tendrían que ganar en un solo turno 350 mil pesos.
—Usted menciona la educación, pero los representantes docentes avalan la gestión, las paritarias, las obras en las escuelas. ¿Por qué?
—Nosotros no tenemos una consideración positiva de la gestión en educación. Pasa que los gremios son gente parte de este gobierno. Lo que yo veo en los docentes es una resignación. Por eso cada tanto hay medidas de fuerza. La paritaria que se acaba de firmar no es representativa de los docentes, porque tienen que laburar dos turnos. Desde ya que no es lo mismo que Vidal. Pero sí es real que los problemas de fondo no se han solucionado y por eso hay paros por fuera de la conducción gremial e incluso hay lugares en el sindicato que ha ganado la Izquierda. Porque el docente es pobre.
—Los fondos coparticipables han sido motivo de conflicto en la provincia, ¿usted pelearía por ellos?
—Creo que los fondos se tienen que distribuir proporcionalmente a las provincias según lo que producen. Pero, por ejemplo, la Nación no se puede desprender de la educación. No creo en la descentralización. Eso genera más desigualdad. Se hizo en los años ‘90 y cayeron todos los servicios esenciales.
—¿Cómo evalúa, entonces, el pedido de muchos intendentes de la Provincia que demandan mayor autonomía municipal?
—No creo que la salida sea ir dividiendo y dividiendo porque ahí se pierde fuerza. No quiere decir que no haya decisiones donde los municipios tengan que participar y también tomar, pero creo que el control de la recaudación y en qué se gasta no hay posibilidad de hacerlo desde un municipio. Se tiene que hacer centralizadamente porque si no, se produce desigualdad. Hay secciones que tienen un solo hospital y otras que tienen veinte. Hay que centralizar la política educativa. Tiene otras funciones el municipio que son que el plan centralizado se cumpla y que, por ejemplo, los fondos no se desvíen y terminen en otro lado.
—Hay dirigentes que consideran que la seguridad de los distritos debería estar en manos de los intendentes, ¿qué opina usted?
—Eso se discute porque no se resuelve el problema de fondo: nosotros disolveríamos la Policía Bonaerense porque no tiene reforma. La Bonaerense es el delito. Hay que disolver ese monstruo. Haríamos otro tipo de fuerza prevención con la prohibición de reprimir la protesta social y donde se elija al comisario por voto popular, con otra calidad humana y otra formación. Y con la Justicia haríamos algo similar, hay que hacer una tabla rasa de arranque. Que los jueces y fiscales se elijan por el voto popular y cada cuatro años se reelijan. La realidad es que nosotros propondríamos centralizar los recursos, pero que decida la población. Si no los gobernantes por cuatro años son reyes. Queremos poner todo en debate con asambleas populares.
—¿Concuerda con la expresión que en algún momento utilizó Hernán Lacunza que dijo: "la provincia es inviable"?
—No coincido, es la provincia más rica. No solo es viable, sino que podría ayudar a otras provincias. Lo inviable es seguir priorizando a los ricos por sobre el conjunto de la población y no solucionando los problemas. Tampoco creo que haya que dividirla ni nada. Nosotros llamaríamos a una constituyente. Hay poner en debate muchos temas porque la población tiene que decidir. Pero acá sucede que la parte rica se quiere separar de la parte pobre. Nosotros no creemos en eso, pero llamaríamos igual a un debate.
—¿Javier Milei es un fenómeno que le quitó la representatividad de la rebeldía a la Izquierda?
—No. Creo que en la sociedad hay bronca por el incumplimiento de los dirigentes políticos. Esa bronca se manifiesta en no ir a votar, como pasa en las provincias o como en 2001 que se ponían fetas de fiambre. Eso es Milei. La rebeldía se va a seguir sintiendo representada en la izquierda como se ve en Jujuy, donde se plantó mientras el peronismo avaló a Gerardo Morales. Milei es negacionista. La gente que quiere cambiar las cosas no está con él. Y además, es un fenómeno efímero y no estructural. No hay condiciones en el país como para que se solidifique porque no puede responder ni solucionar los problemas más agudos de la sociedad. Sus medidas son utópicas, de marketing. Por eso, los que le dieron manija al principio le empezaron a soltar la mano porque puede romper todo y hacerles perder ganancias. Bolsonaro fue efímero y cayó. Son expresiones que pueden llegar por la bronca, pero como no tienen posibilidad de solucionar algo con su programa la gente los abandona.