Lila Downs es hija de una indígena de la región mixteca de Oaxaca y de un biólogo, cineasta y profesor de arte oriundo de Minnesota. “Mi padre fue un soñador enamorado de México, de Latinoamérica. Y mi madre una mujer muy humilde. Se fue descalza a la ciudad de México y ahí buscó cualquier trabajo, de niñera, de trabajo doméstico. Hasta que lo conoció a él. Dice ella que bailaba en una cafetería, pero él dice que era un bar”, cuenta y se ríe. ¡Pero igual se enamoraron! Durante su infancia pasó temporadas en México y otras en Estados Unidos, pero cuando su padre murió se afincó en Oaxaca, donde fue criada por su madre y su abuela. Ella tenía 16 años en ese entonces. Luego estudió la carrera de antropología social en la Universidad de Minnesota y realizó una especialización en los textiles indígenas de la región mixteca. “Siempre estuve tratando de unir los dos mundos, porque veía que hay mucho odio y amor entre los dos países. Es complejo el cariño que nos tenemos. En parte siempre compitiendo, absorbiendo la cultura mutuamente”, sostiene. Y hace alusión al conflicto del narcotráfico, foco de tensiones. “Entre ambos países aparece el asunto de las drogas, una situación real, hipócrita. Pero finalmente son los deseos de la humanidad. Podemos culpar a los gringos, pero ¿quiénes son los gringos? Son un montón de personas de todas partes del mundo que están en una comodidad materialista y necesitan drogarse más que todos nosotros. Todos llevamos un poco la culpa.”