Un análisis realizado entre casi 4 millones de personas de Estados Unidos, Canadá, Escandinavia, Nueva Zelanda, Australia y el Reino Unido descubrió que tener un perro se asociaba a una reducción del 24% de muerte prematura por cualquier causa.
Además, reveló que si la persona ya había sufrido un ataque al corazón o un derrame cerebral, tener un perro era aún más beneficioso: tenía un 31% menos de probabilidades de morir a causa de una enfermedad cardiovascular.
En ese sentido, expuso que los sobrevivientes de un ataque al corazón que vivían solos y tenían perro tenían un 33% menos de riesgo de muerte que quienes no tenían uno. Los sobrevivientes de un infarto que vivían solos con un perro tenían un 27% menos de riesgo de muerte.
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La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) incluye la reducción de la diabetes en la lista de beneficios para la salud de tener un perro. "Las personas que sacan a pasear a sus perros con regularidad corren un tercio del riesgo de padecer diabetes que las que no tienen perro", afirma la AHA.
Además, los canes pueden proporcionar un importante apoyo social y emocional y se convierten en un "poderoso predictor de cambios de comportamiento que pueden conducir a la pérdida de peso".