El Centro de Experimentación y Creación del Teatro Argentino inauguró este viernes el Festival Experimental de Artes Escénicas “Fronteras (In)visibles” con la obra “Apología, el juicio a Sócrates”. El unipersonal fue presentado en la Sala del TACEC del primer subsuelo del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino.
“Apología, el juicio a Sócrates” cuenta con texto y dirección de Cristian Palacios, interpretación e iluminación de Juan Manuel Caputo, puesta en escena de los mismos Palacios y Caputo y producción general de la Compañía Nacional de Fósforos.
Basada en los textos homónimos de Platón y Jenofonte, es la segunda pieza de una trilogía sobre los diálogos platónicos. Intenta pensar la posibilidad de un Sócrates que habite, piense y muera en este siglo XXI que apenas comienza. Un hombre capaz de pararse frente al poder para oponerle el único instrumento de su lengua. La potencia de un pensamiento que interpela a la humanidad y se pregunta por la posibilidad real de la democracia en el mundo que hoy vivimos.
El juicio a Sócrates ocurrió una mañana del 399 A.C. frente a un tribunal formado por 501 ciudadanos atenienses. Fue condenado a muerte. Todo el mundo lo sabe. En esta versión la historia ocurre en ese año o en cualquier otro, en Atenas, en Washington, en la China o en cualquier triste ciudad de América Latina. El sábado a las 21 se repite la oferta, con entrada gratuita.
El Festival Experimental de Artes Escénicas “Fronteras (In)visibles”, organizado por el TACEC, se desarrollará desde el 21 de julio hasta el 28 de octubre e incluirá producciones propias, coproducciones y espectáculos invitados que orbiten en el cruce de lenguajes, políticas, estilos, lenguas, tradiciones y deseos.
Ofrecerá una obra distinta cada fin de semana y está previsto que integren la programación títulos tales como “Lo que quieren las chicas pobres”, “Satidonio”, “Cuadros”, “Ronda al Sur”, “24 Toneladas”, “Corpórica”, “Ir Sobre la Tierra” y “Aduladores”.
Respecto de las ideas que orientan este Festival, dicen los responsables del TACEC: “vivimos en una temporalidad que ha abrazado de manera creciente la modalidad de lo trans: transmedialidad, transexualidad, transgenericidad, transnacionalidad. El pasaje entre medios, lenguajes, formatos, espacialidades, parece ser un signo de época. El contrapunto de este movimiento, sin embargo, es la constitución de nuevas obstrucciones, allí donde los muros parecían haber caído. La fe en la causa científica se choca contra la barrera de los nuevos irracionalismos, la apertura sexual se contrapone con nuevas formas y cuidados del cuerpo, la relativa libertad de pensamiento se da de bruces con la cultura de la cancelación. Ni malas ni buenas, las fronteras ejercen siempre algún grado de restricción y violencia, pero también de asunción, de soberanía, de respeto por lo propio y lo común. No se pueden cruzar límites que no existen ni trasponer vallas que no se conocen. Porque, después de todo, es también en las fronteras donde se construyen las trincheras del pensamiento”.