Patricio Finnen fue uno de los personajes más gravitantes de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) durante buena parte de la democracia, pero, para la Cámara Federal, está acreditado que actuó en los campos de concentración de la dictadura. El tribunal confirmó su procesamiento por haber operado en Automotores Orletti pero lo desvinculó del funcionamiento de la base Bacacay, que estuvo activa inmediatamente después del golpe de marzo de 1976. Además de Finnen, los camaristas Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Mariano Llorens confirmaron los procesamientos de los exagentes César Albarracín y Rubén Escobar pero desvincularon a Luis Nelson “Pinocho” González y Hugo Carlet.
En abril pasado, el juez federal Daniel Rafecas, al dictar los procesamientos de los cinco espías, acreditó que la SIDE fue responsable por el funcionamiento de tres centros clandestinos durante 1976 y 1977. Entre marzo y mayo de 1976, operó una casona en la calle Bacacay 3570 –3558, según la actual numeración–; entre junio y noviembre de ese año, puso en funcionamiento Automotores Orletti y entre mayo y junio de 1977 estuvo operativo un galpón ubicado en Pomar y Chiclana.
Finnen estaba recién comenzando su carrera entonces. Para Rafecas, él estuvo tanto en la base Bacacay como en Orletti. Finnen lo negó todo lo que pudo. Dijo que lo había querido involucrar falsamente otro espía, Miguel Ángel Furci, y hasta aportó una carta de Furci –ya condenado por su actuación en Orletti– en la que él le pedía disculpas por haberlo involucrado mendazmente en delitos de lesa humanidad. Aparentemente Furci escribió la carta a pedido de otro agente de la Secretaría que respondía a Finnen, que fue uno de los funcionarios para poderosos de la SIDE hasta 2002 –cuando le dieron la baja–.
Finnen fue el creador de la Sala Patria –conformada para salir a la caza de Enrique Gorriarán Merlo– y después quedó a cargo de la investigación del atentado a la AMIA. Fue al propio Finnen que el entonces juez Juan José Galeano le transmitió que necesitaba 400.000 dólares para pagarle al reducidor de autos Carlos Telleldín, preso por haber vendido la Traffic que se usó en el ataque contra la mutual de la calle Pasteur. Y fue el mismísimo Finnen quien mandó a sus hombres con el dinero que se usó para que Telleldín involucrara a un grupo de policías bonaerenses en la colocación de la bomba. En 2019, lo absolvieron en el juicio por el encubrimiento del atentado.
Los problemas judiciales de Finnen se agravaron en diciembre del año pasado, cuando Rafecas lo detuvo por crímenes de lesa humanidad. La Cámara Federal confirmó que actuó en Orletti: dijo que dos sobrevivientes recordaban que uno de los guardias se apodaba “Paddy” –como Finnen–. Bruglia, Bertuzzi y Llorens ratificaron su intervención en 112 secuestros y en la sustracción de los hermanitos Anatole y Victoria Julien Grisonas –que fueron secuestrados en Buenos Aires, trasladados a Montevideo junto con María Claudia García Iruretagoyena de Gelman y finalmente abandonados en una plaza de Valparaíso–. Sin embargo, lo desligaron de 23 homicidios y dijeron que no había evidencia de que haya actuado en Bacacay.
La Cámara hizo lo mismo en el caso de Albarracín y Escobar: dio por acreditado que actuaron en Orletti, no los implicó en los homicidios y los desvinculó por lo sucedido en Bacacay. Los camaristas no pusieron en tela de juicio la existencia de ese centro clandestino –que recién fue identificado en 2020, gracias a un archivo desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA)-- pero le encomendaron al juez Rafecas profundizar la investigación para determinar qué represores operaron en ese lugar.
Albarracín y Escobar, además, operaron en la base Pomar, que montó Aníbal Gordon a principios de 1977 –después de que una pareja se escapara a los tiros de Orletti y los obligara a levantar el lugar–. Ellos mismos lo habían reconocido en un sumario que instruyó el Ejército en plena dictadura: la fuerza había hecho una investigación interna porque un oficial había participado con la banda de la SIDE del secuestro de un empresario, Pedro León Zavalía –a quien Gordon ligaba al Grupo Graiver y lo englobaba dentro de la “subversión económica”-.
Los que zafaron
La Cámara revocó los procesamientos de Carlet y de “Pinocho” González –que fue la mano derecha de Finnen en la Sala Patria y el vínculo con el Poder Judicial durante los años ‘90–.
En el caso de González, la Cámara dice que hay dos sobrevivientes que dicen que había un guardia argentino en Orletti al que conocían como “Pinocho”. Sin embargo, hay otros dos exdetenidos-desaparecidos que afirmaron que “Pinocho”, en realidad, era un cabo del Ejército uruguayo que operaba en ese centro clandestino. Lo terminó ayudando que nadie lo haya identificado en los reconocimientos fotográficos.
“Pinocho” entró a la SIDE en 1972 y todo indica –más allá de este fallo favorable de la Cámara– que tuvo un rol importante en lo que fue la persecución de militantes chilenos y uruguayos.
El otro favorecido fue Carlet, que ingresó a la SIDE en 1971 y estuvo hasta principios de este siglo. Su nombre supuesto era Horacio Carniglia. En distintos mails que intercambió el periodista Fabián Kovacic con un informante que después fue identificado como Furci –pese a que él lo niega– aparecen referencias a Carlet como “Ratón”.
Cuando lo indagaron, Furci dijo que “Ratón” era Carniglia –o sea, Carlet– pero súbitamente olvidó si lo había visto en Orletti. Dos sobrevivientes dijeron que recordaban que había un represor con ese apodo en el centro clandestino de Floresta. Sin embargo, para la Cámara no fueron concluyentes. Una de ellas había dicho que “Ratón” tenía una jerarquía superior a la de un guardia.
En domiciliaria
En abril pasado, la Cámara Federal le concedió el arresto domiciliario a Finnen (71). De esa forma, dejó la Unidad 34 de Campo de Mayo, donde estaba detenido, y retornó a su casa en la zona de Castelar, donde vive con su esposa y cuida de sus nietos --según la resolución que dictó el tribunal--.Se mantendrá en esta situación. Lo mismo que Albarracín (78) y Escobar (74). González y Carlet estarán en libertad.
En este tramo, Rafecas también pidió la captura internacional del exagente de la SIDE Daniel Oscar Cherutti, que ya fue localizado en Italia. Cherutti estuvo en la SIDE entre 1973 y 1981. Mientras actuó en los servicios, su nombre supuesto era Oscar Cháves. Según pudo reconstruir Página/12, Cherutti se fue de baja por incapacidad. Según los mails que Furci habría mandado, a Cherutti lo acosaba la culpa por lo que había hecho en los centros clandestinos de la SIDE. Los fantasmas --según la versión de su otrora compinche-- cada tanto se daban una vuelta a visitarlo.