“Para mí, Tony Bennett es el mejor cantante. Me excita cuando lo miro. Me conmueve. Es el cantante que transmite lo que el compositor tiene en mente, y probablemente un poco más”. Las palabras de Frank Sinatra a la revista Life en 1965 fueron traídas al presente por la cuenta oficial de Twitter de La Voz (que murió en 1998, cuando no había redes sociales) al conocerse la noticia de la muerte de Bennett.
El propio Bennett dijo alguna vez, con tono jocoso (o no tanto), que lamentaba haber sido contemporáneo de Sinatra. En una supuesta competencia, el ítaloamericano de Hoboken era el crooner que le ganaba a todos, incluso al ítaloamericano de Nueva York. Aunque la crítica especializada deslizara lo que el propio Sinatra reconoció: que al cantante nacido como Anthony Dominick Benedetto no había con qué darle.
La italianidad compartida entre ambos lleva a un punto que fue más visible en Sinatra: los vínculos con la mafia. Si La Voz tuvo lazos inocultables, eso no fue del todo claro en el caso de Bennett. David Evanier, biógrafo del crooner, afirmó en su libro All The Things You Are: The Life of Tony Bennett, aparecido en 2011 que el cantante estuvo ligado a la mafia en los comienzos de su carrera, a principios de los años 50. Según Evanier no había manera de actuar en un club que no estuviera relacionado con el hampa.
Así, Bennett pudo tener acceso a los night-clubs de la Nueva York de mediados del siglo pasado. Claro que el derrotero posterior fue muy distinto respecto de Sinatra. Evanier puntualizó que el artista cortó la relación a fines de los 60. Al parecer, pagó 600 mil dólares para evitar todo vínculo y eventuales inconvenientes a futuro.
La biografía escrita por Evanier no fue del agrado de la familia de Bennett, que habló de "inexactitudes". El autor alegó haber hablado con más de 60 fuentes.
En los años 60, Bennett y Sinatra coincidieron en su apoyo a la lucha por los derechos civiles. Sinatra fue un adherente a Martin Luther King. En 1961 dio un concierto en el Carnegie Hall a beneficio del líder contra la segregación, al frente de un nutrido grupo de artistas, como sus compañeros del Rat Pack, Dean Martin y Sammy Davis Jr. Bennett, que debutó en el Canegie Hall en aquel concierto, estuvo ligado al Premio Nobel de la Paz en una de sus acciones más emblemáticas.
El 7 de marzo de 1965, King decidió marchar desde Selma, Alabama, hasta Montgomery, la capital del estado (uno de los más racistas del país) para protestar por el segregacionismo del gobernador George Wallace. Hubo una fuerte represión y, tras un segundo intento fallido para una segunda marcha, el 9 de marzo, fue asesinado James Reeb, un militante que había llegado de Boston.
King cruzo el puente de Selma el 24 de marzo y pudo hablar ante una multitud delante del Parlamento local. Fue uno de sus discursos más célebres. Harry Belafonte, que ya colaborara por los derechos civiles, invitó a Bennett. Y el crooner estuvo allí dando su apoyo. Terminado el acto, Bennett se fue en el auto de una colaboradora de King hasta el aeropuerto. Tras dejarlo allí, Vilma Liuzzo, una mujer blanca de 39 años y madre de cinco hijos, fue asesinada por miembros del Ku Klux Klan. Bennett salvó su vida de milagro. El cantante se refirió a ese episodio casi tres décadas más tarde, en 1992, en una entrevista televisiva cuando se cumplían 24 años del asesinato de King.
Sinatra y Bennett se vincularon, circunstancialmente, con dos glorias del jazz. Frank grabó dos discos de estudio con Count Basie en los primeros años 60, antes del potentísimo registro en vivo de ambos, con arreglos orquestales de Quincy Jones, en el Sands de Las Vegas, en 1966. Tony unió fuerzas con Bill Evans en dos discos, en 1975 y 1977.
En los años siguientes, Bennett profundizó en una veta en la cual Sinatra había comenzado a explorar sobre el fin de su carrera: duetos. En 1993 apareció Duets, disco en el que el Sinatra cantó clásicos del repertorio con partenaires como Aretha Franklin, Julio Iglesias, Charles Aznavour, Bono y el propio Bennett, con el que grabó "New York, New York". Un año más tarde llegaría Duets II, con acompañantes como Tom Jobim y Luis Miguel. Fue el último disco de Sinatra.
Bennett retomó la saga y grabó dos volúmenes de duetos. Duets: An American Classic apareció en 2006. De la partida fueron artistas como Barbra Streisand, Diana Krall, Paul McCartney, Billy Joel y Elton John, entre otros. Cinco años más tarde apareció Duets II, que lo reunió con Lady Gaga, Alejandro Sanz, Andrea Bocelli, Mariah Carey y Amy Winehouse, en una de las últimas grabaciones de la cantante fallecida en ese mismo 2011.
Donde Bennett no se acercó a Sinatra fue en el cine. Prácticamente no se dedicó a la actuación y se limitó a apariciones esporádicas en programas como Saturday Night Live y Los Simpson. Cada cual siguió su camino, con puntos de contacto en algunas oportunidades. Y con una discografía fenomenal en ambos artistas.