"Ahí tenés mi semen, ahora andá a hacerme la denuncia", le dijo él, un hombre de 32 años, a quien había sido su pareja durante dos años. Antes, la había arrastrado por la habitación y la había violado. Ella tenía miedo. Trabajaban juntos, lo cruzaba seguido. Ella adelgazó, sufrió estrés postraumático y un día, él la cruzó y le tocó la panza. Para ella fue un espanto, y un límite: decidió denunciar la violación. El proceso judicial fue largo y difícil: hubo un primer archivo de la causa. Luego, se reabrió ante un pedido de los abogados querellantes de la ciudad de Santa Fe, Ignacio Garrone y José de Iriondo. La fiscal Alejandra del Río Ayala, de la Unidad Fiscal de Violencia de Género, Familiar y Sexual, trabajó en la acusación y el 4 de julio pasado la jueza Rosana Carrara, junto a sus pares Nicolás Falkenberg y Luis Octavio Silva condenaron al agresor a seis años de prisión. "Es un proceso muy largo y doloroso el que tiene que atravesar la victima. Solo te puedo decir que me siento satisfecha en el sentido que pude contar lo que realmente pasó y los jueces me escucharon. Pude contar la verdad", rescató la denunciante, quien detalló el círculo de la violencia que escaló hasta la agresión sexual que sobrevino cuando ella decidió terminar la relación.
El Tribunal tomó en cuenta "el daño producido a la víctima", en base a la declaración de la psicóloga que la asistió y otros profesionales. "Esto es consecuenica de lo que se llama estrés post-traumático, el cual aparece cuando hay un evento que irrumpe en el decurso normal del psiquismo, esa ruptura produce efectos traumáticos que tienen su costo, que se pueden reparar con el tiempo, con mucho esfuerzo, con muchas ganas y acompañamiento, pero la marca va a quedar siempre, eso va a quedar siempre en la vida del sujeto", plantea la jueza Carrara en la resolución.
"Los abusos sexuales se dan entre cuatro paredes, sin testigos. Si sumado a ello, como en este caso, no contamos con la prueba médica, con un examen físico, uno pudiera creer que no hay justicia posible. Pero lo logramos y hay una sentencia condenatoria, porque se creyó en la voz de la mujer que se animó a denunciar y a exigir justicia, sorteando múltiples instancias de descrédito", expresó De Iriondo a Rosario/12.
Para la joven, lo importante es resaltar que "el proceso en sí es muy largo y son varias las instancias en que se produce la revictimizacion". Si bien está conforme con el fallo condenatorio, subraya que debió atravesar un largo camino. "Tuve que declarar lo que me pasó a varias personas, no es fácil y sobre todo con hechos tan dolorosos. En mi caso, la denuncia fue realizada en 2019 y recién este año se logró culminar parte del proceso. Aún la sentencia no está firme... Es desgastante y triste, ni hablar que para los testigos tampoco es grato y al pasar tanto tiempo se van perdiendo detalles de todo lo que fue pasando. El tiempo que pasa es muy largo", insistió la mujer, quien recordó que "la víctima necesita mucho apoyo. Es un momento en el que estás destrozada por dentro y no sabes a quién recurrir, adónde ir, qué hacer. Yo tuve la suerte de tener a mi familia y amigos, que me apoyaron y acompañaron en todo momento, que fueron mi sostén. Tuve suerte de poder acceder a un equipo de profesionales excelentes porque trabajo y tengo recursos, pero si no, es muy difícil sobrellevar todo el proceso".
Para ella, "es necesario que los organismos del gobierno que se deben ocupar de acompañar en estos temas, realmente estén capacitados para hacerlo. Me pasó de llamar a la Comisaría de la Mujer cerca de mi casa y la oficial que me atendió, en su momento, no tenía mucho conocimiento ante lo que yo le consultaba. Trabajo en el ámbito público y tampoco me sentí acompañada ni contenida".
La mujer subraya que sus posibilidades de contratar a abogados particulares fueron determinantes. "Los fiscales están tapados de papeles y sos un caso más de los miles que tienen y los sobrepasan... ¿Qué hace una persona que no tiene recursos si esta sola y depende solamente del Estado para que se la escuche y obtener justicia?".
De hecho, el Tribunal también tomó en consideración que "la condición personal del autor, su nivel socio-educativo, lleva a suponer una mayor conciencia de las prohibiciones sociales y capacidad de motivarse en las normas, y por ende, un mayor grado de reproche o culpabilidad". La violencia ejercida a lo largo de la relación fue relatada con detalle por la mujer, que era conminada a sacarse fotos cuando salía con sus amigas y cuestionada por la ropa que utilizaba, entre otras actitudes que coartaban su libertad.
También De Iriondo señala la falta de acompañamiento estatal acorde. "Las instituciones públicas y los espacios de trabajo en general deben revisar los circuitos y tipos de respuestas que se brindan ante el conocimiento de este tipo de hechos. Amerita una especial consideración y abordaje. Toda vez que se obstaculiza, que no se acompaña del modo adecuado y que se ponen trabas, impidiendo el ejercicio de derechos de las mujeres, más aún cuando han sido víctimas de violencia de género, se incurre en violencia institucional. Ese tipo de situaciones genera daño y termina desalentando a que este tipo de hechos sean denunciados", planteó el abogado querellante.
En ese punto, el tribunal recordó el deber de debida diligencia en la investigación que establece la Convención de Belem do Pará en este tipo de delitos contra la integridad sexual. El fallo condenatorio, entonces, "es un precedente importante por varios motivos", sostiene De Iriondo. "Se condenó a un varón por una violación cometida contra su ex pareja", es el primero. El rol de la querella fue fundamental, ya que la denuncia había sido previamente desestimada. "Es imprescindible la perspectiva de género en el ejercicio de la profesión y en particular en la litigación penal", consideró De Iriondo. Es que pudieron demostrar el contexto de violencia género previo en la pareja, a partir del testimonio de profesionales, amigas y familiares de la víctima. "Pudimos probar situaciones de violencia psicológica, física, sexual, económica y simbólica. Eso hizo prestar especial consideración a la voz de la denunciante", enfatizó el abogado.