La noticia no fue la derrota de San Lorenzo a manos de Argentinos por 2 a 0. El hecho saliente de la tarde del Nuevo Gasómetro fue que el equipo azulgrana recibió un gol en contra como local después de una histórica imbatibilidad de 1.503 minutos. Justo en el último partido del torneo en esa condición y cuando parecía que batiría un récord sosteniendo la valla invicta a lo largo de todo el campeonato de Primera División, a los 16 minutos del primer tiempo González Metilli, tras un buen centro de Montiel desde la izquierda batió al arquero Batalla y dejó al Ciclón con las manos vacías.
El mismo jugador repitió a los 12 minutos de la segunda etapa con un fuerte derechazo y luego de una jugada confusa en la que dio la impresión de que Maroni había sacado la pelota desde adentro de la valla. De esta manera, San Lorenzo perdió de local por primera vez en el torneo y segunda en lo que va del año (Fortaleza de Brasil ya le había ganado por la Copa Sudamericana). Y Argentinos se posicionó bien de cara a las copas continentales del año venidero. Por ahora está entrando en la Sudamericana y a dos puntos de hacerlo en la Libertadores, cuyos octavos de final de este año jugará a principios de agosto ante Fluminense de Río de Janeiro.
De cara a esos partidos, Argentinos hizo una buena puesta a punto. Fue más que San Lorenzo dominándolo durante gran parte del juego. Pero también tuvo una cuota de buena fortuna: el paraguayo Adam Bareiro estrelló un derechazo y luego un cabezazo en los palos del arco de Martín Arias. O sea, que aún jugando mal y con las carencias de siempre en la generación de fútbol, el equipo de Rubén Insúa pudo haber estado más cerca en el marcador. En el juego, no lo estuvo casi nunca.
Argentinos repartió la pelota con Federico Redondo como eje del mediocampo y ensanchó la cancha con el uruguayo Cabrera por la derecha y el tándem Bíttolo-Montiel por la izquierda. Pero también tuvo mucho volumen de juego por adentro con Verón y Metilli y ocupó los espacios con inteligencia. Mientras que San Lorenzo ni siquiera con el marcador en contra aflojó su tradicional esquema conservador de 5-4-1. Bareiro quedó muy desprendido arriba y los ingresos de Barrios por Campi en el comienzo del segundo tiempo y del colombiano Perea por Maroni no modificaron la situación.
Al final de la tarde, la hinchada azulgrana hizo lo de siempre: aplaudió la entrega de los jugadores y la emprendió a los gritos contra los dirigentes exigiendo refuerzos para un plantel corto que ha dado todo lo que estaba a su alcance y que ahora afrontará la Copa Sudamericana. La gente quiere ganarla pero sabe que será muy dificil jugando como se jugó ante Argentinos.