“Existe una tensión en la producción de conocimiento científico y tecnológico. El sistema tradicional ligado a una idea de evaluación, carrera y prestigio individual, más en línea a la producción de papers; y otro en el que la comunidad científica orienta toda su capacidad en solucionar dificultades locales y nacionales. En trabajar de modo colectivo para crear mejores condiciones de vida para la nación”

La dueña de esta explicación es Alejandra Roca, docente, investigadora y ex secretaria de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ). Es Antropóloga, tiene una maestría en ciencias políticas y tecnológicas, un doctorado en tecnología y salud; como investigadora se dedicó a todo lo relacionado con tecnología y cuerpo. Además tiene una larga trayectoria en el ministerio de Ciencia y tecnología y en diferentes organismo del Estado. Charló con BuenosAires/12 sobre una nueva mirada de la ciencia y la producción de conocimiento.

Para Roca existe la “necesidad” de cambiar de un modelo de ciencia “ciega” a un modelo de ciencia “orientada”, pero a ¿qué se refiere con esta afirmación?. “Según la mirada clásica de la política científica la ciencia y la tecnología se piensan desde una política 'ciega'. Es decir, dar financiamiento para que la creatividad o la genialidad de los científicos digan que van a hacer. La política científica tradicional no se mete en decir que hay que investigar”, asegura. Y completa: “En contraposición a esta mirada está la 'orientada', donde la política de producción científica se piensa en base a demandas locales y respuestas concretas. Es otra forma de pensar la producción al servicio de la comunidad en casos concretos”.

En este cambio de mirada la antropóloga remarca la importancia de la aparición de casas de altos estudios principalmente en el conurbano bonaerense, en oposición con aquellas declaraciones de Mauricio Macri y Maria Eugenia Vidal sobre “qué es esto de universidades por todos lados” y “los pobres no llegan a la universidad”: “Para pensar una producción científica orientada fue fundamental la creación de nuevas universidades bicentenarias, inauguradas alrededor de 2010, con un mandato político de inclusión y localizadas en territorios mucho más vulnerables, como José C.Paz, Hurlingham, Moreno, Avellaneda, Florencio Varela, por ejemplo.

"Dar respuestas concretas a problemas locales, muchas cruciales en los territorios en los que funcionaban estas universidades llevó a una nueva forma de ver la ciencia y la tecnología”, señala. 

--¿Cómo es eso?

--Históricamente la evaluación, la carrera y la idea de prestigio en las ciencias es completamente ciega a las desigualdades y a las asimetrías sociales. Es totalmente meritocrática. Con la inclusión educativa y con la idea de masificar la educación superior se empezó a romper esa idea de “el prestigio o la meritocracia en las carreras universitarias”. Se empezó a reconocer las desigualdades estructurales y se empezó a trabajar en ellas. Esta no es una discusión nueva en el país. Ya en la década del 50 con el peronismo y la creación de los organismos de Ciencia y tecnología, existe una tensión con las universidades y si hay que producir ciencia y conocimiento al servicio de los grandes objetivos nacionales y al servicio del desarrollo productivo o si se debe dejar a la decisión “neutra” de los científicos. 

--¿Y cómo viven este cambio de mirada científicos y docentes?

--Excelente. Por ejemplo en la pandemia se resolvió convocar a proyectos pero para resolver problemas concretamente. Y la comunidad científica respondió muy bien. Llegaron muchísimos proyectos y muy interesantes para resolver cosas concretas Normalmente son investigadores jóvenes de las nuevas universidades que se alejan de esa lógica individual y de carrera al prestigio propio y entienden que la ciencia es un trabajo colectivo, que tiene que estar vinculado a las demandas de las personas, para que resuelva problemas.

¿No es una nueva forma de definir prestigio? 

--Es una discusión en todo el mundo, no es de la provincia de Buenos Aires , ni de Argentina, esta discusión digamos del sentido de la producción del conocimiento. Para qué sirve la ciencia y a qué debe apuntar la producción de conocimiento. Vos pensá que la ciencia produce no solo tecnología, sino mejores administraciones, más derechos, nuestra capacidad intelectual y cultural soberana también depende de esa producción. Si es una producción de conocimiento que replica un modelo hegemónico que nos imponen, o es una producción de conocimiento que está pensado en los problemas que tenemos, y como podemos solucionarlos y eso es un enorme crecimiento. Intelectual , cultural. Es un debate que también se da en el arte, no es ajeno a lo que es la política en general y la noción de soberanía y autonomía en términos. Por eso necesitamos un desarrollar un sistema de evaluación que “democratice el prestigio”, necesita una mirada más integral, para transformar y redefinir, justamente la noción de prestigio.

--¿En qué aspectos concretos se está trabajando desde la ciencia, en este aspecto orientado?

--Te doy un ejemplo concreto, de muchos que hay, pero elijo este porque es uno de los que estoy trabajando yo. Se está trabajando en un proyecto de relevamiento federal de personas travesti-trans, para contar con una base de datos de todo el país que nos de estadísticas suficientes y válidas para tener datos más concretos de salud. Cómo contribuir a la epidemiología de una forma específica porque la epidemiología normalmente es binaria y vos tenes causas de muerte o prevalencia de enfermedades en un registro binario, entonces todo lo que atañe específicamente a esta población que consume hormonas en forma permanente, no tenes datos diferenciados a nivel estadísticos. Eso es un aporte concreto para indagar sobre el acceso a la salud de una parte de la población que está sub registrada en la epidemiología.

¿Cual seria una de las principales ventajas de la mirada orientada?

--Que desarrollas ciencia y tecnología en términos soberanos. Una ciencia y tecnología orientada, en funciones de necesidades y problemas de territorio y situada, en tensión con una idea de ciencia neutra, o supuestamente neutra, universal, que no necesita que nadie la oriente y que no necesita que intervenga el Estado, ni es nueva, ni es solo argentina. Porque en definitiva es una tensión que vivimos los países dependientes. La supuesta “Ciencia Nuestra” es una ciencia que mira a los intereses transnacionales. Fijate el gasoducto. Cuando se habla del Gasoducto, se habla de soberanía energética. Cuando se habla de crear tecnología es una forma de mejorar la trama socio productiva, de mejorar la calidad de empleo.

--¿Crees que esa mirada se terminará imponiendo?

--No lo sé. El sistema científico tiene cánones de evaluación muy rígidos. Muy ligados a un modelo de producción de conocimiento que no está en sintonía con esto de resolver problemas o atender a las necesidades de un conocimiento situado, local, que tenga un sentido en función de lo más cercano. Los sistemas de evaluación no reflejan esa noción de prestigio. Sino algo completamente individualista y 100% meritocrático, pero por eso es tan importante dar esta discusión. Somos un país con tres premios nobel en ciencia, que maneja la energía atómica, que puede producir reactores. Hay ciertas experiencias y ciertos hitos que te hablan de una enorme capacidad científica y tecnológica, que tenemos que encontrar las formas, los instrumentos y un sistema de evaluación acorde a poder aprovechar esa potencialidad. Repito, pensar la ciencia como un trabajo colectivo, no como una carrera individual de prestigio, que solo le sirve al científico y su ego.