Culminada la compulsa preelectoral aparecen números de votantes, sufragios en blanco en alza, impugnados y una considerable abstención. No podemos dejar de recordar la novela de José Saramago Ensayo sobre la lucidez en la que cuenta la pacífica gesta de una población que decide no avalar con sus votos a ningún candidato a ocupar poltronas legislativas o ejecutivas. El telón de fondo del comicio sigue siendo la continuidad de la feroz represión gubernamental, la inflación galopante que cada día nos empobrece más y la exclusión social. Las periódicas consultas gubernamentales no alteran el tenebroso panorama de la pobreza y la indigencia.Las bases del sistema capitalista de dominación y explotación no se alteran porque las elecciones son solo una manera camuflada de gatopardismo, cambiar algo para que nada cambie. La emancipación solo puede concretarse si como decía una canción de los años setenta hacer como la taba: si no se cambia todo no cambia nada. El camino de la lucha social, colectiva y solidaria es la senda a recorrer sin claudicaciones, sin mediaciones burocráticas. Nuestros anhelos, sueños y convicciones no caben en una urna cualquiera sea el tamaño. La delegación es una de las formas de la servidumbre voluntaria. La rebeldía es el comienzo de la dignidad.
Carlos A. Solero