Producción: Natalí Risso
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Deterioro
Por Cecilia Garriga (*)
El poder adquisitivo del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) ha mostrado una tendencia negativa desde 2011, cuando llegó a representar el 70 por ciento de una Canasta Básica Total para una familia compuesta por dos adultos y dos niños. Este deterioro resultó particularmente fuerte en los últimos dos años del gobierno de Mauricio Macri, con una caída del SMVM alrededor del 25 por ciento en términos reales, y en 2020, durante la pandemia, cuando perdió casi 10 puntos adicionales. Esta disminución ha sido aún más pronunciada que la pérdida real sufrida por los salarios registrados en el mismo período, lo que alejó al Salario Mínimo del promedio del salario de los trabajadores registrados del sector privado. A partir del año 2021, se detuvo este derrumbe del SMVM y se observa que los aumentos nominales del SMVM logran, en promedio, empatar la inflación, pero no superarla, impidiendo que se produzca una recuperación.
En junio de este año, el SMVM se ubicó casi un 36 por ciento por debajo del promedio de 2015 en términos reales, es decir, ha perdido más de un tercio de su poder adquisitivo. En comparación con diciembre de 2019, mes de inicio de la gestión actual, se encuentra un 14.4 por ciento por debajo.
El salario mínimo de junio, antes de la última actualización, fue de 87.987 pesos, lo que representó menos del 38 por ciento de la Canasta Básica Total (que define la línea de pobreza) y solo el 84 por ciento de la Canasta Básica Alimentaria (que define la línea de indigencia) para una "familia tipo". Esto significa que, en junio, una familia integrada por dos adultos y dos niños necesitó más de dos salarios mínimos y medio para cubrir la canasta y no estar por debajo de la línea de pobreza.
Desde 2021, a pesar de las actualizaciones nominales del SMVM, no se ha logrado una recuperación real debido a la creciente inflación. Para lograr una recuperación efectiva, el Consejo del Salario debe buscar superar la inflación de manera sostenida, no simplemente empatarla.
Durante la gestión de la ministra Kelly Olmos al frente de la cartera de Trabajo, las tres reuniones del Consejo del Salario han planteado el mismo esquema de actualización: un primer aumento más alto para recuperar parte de lo perdido, seguido de una serie de aumentos porcentuales decrecientes que apuestan a una desaceleración inflacionaria que, al no cumplirse, terminan dando por resultado una pérdida respecto del inicio de la gestión. En la última reunión del Consejo del Salario del 13 de julio, se propuso el mismo esquema, pero con un aumento inicial relativamente mayor (20 por ciento) que, de no haber sorpresas en la inflación de julio, podría representar un avance significativo pero insuficiente para alcanzar el nivel de 2019. Luego, se vuelve a apostar a una desaceleración inflacionaria sostenida para no retroceder.
Es probable que este último aumento sitúe al SMVM por encima del bajo promedio de los últimos 3 años. Sin embargo, para que el aumento trimestral del 34 por ciento establecido en la última resolución del Consejo no mantenga al SMVM por debajo del nivel en el que lo dejó el ex presidente Macri, la inflación del tercer trimestre del año tendría que promediar 5 por ciento mensual, un escenario que excede el optimismo, teniendo en cuenta que, en lo que va del año, el promedio de la inflación mensual es de 7,1 por ciento.
Durante los últimos dos años y medio, el SMVM ha estado en promedio más de un 10 por ciento por debajo del nivel de diciembre de 2019 y nunca logró superarlo a pesar de los 24 aumentos otorgados y, como se explicó, el próximo aumento tampoco podrá revertir ese resultado.
El fuerte deterioro que tuvo el salario mínimo lo fue alejando de los salarios del sector privado, en donde la enorme mayoría está por encima de ese nivel. Es por ello que tanto los sectores sindicales como empresariales que forman parte del Consejo no representan, en su mayoría, intereses asociados de forma directa al valor del SMVM sino en todo caso de forma indirecta solo porque los aumentos porcentuales pueden funcionar como referencia para sus negociaciones paritarias. En cambio, el Gobierno Nacional debe sopesar las consecuencias de cada aumento del SMVM debido al costo fiscal que conlleva (asociado al Programa Potenciar Trabajo, Jubilaciones Mínimas, Seguro de Desempleo, entre otros). Cabe preguntarse si estas implicancias fiscales limitan las posibilidades reales de recuperación del SMVM en el contexto de un fuerte control del gasto público debido a las metas impuestas por el FMI como resultado del endeudamiento generado durante el gobierno de Juntos por el Cambio.
(*) Economista. Investigadora Cifra-CTA.
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La brecha
Por Mariana Sosa (**)
La elevación del piso del salario mínimo vital y móvil (en adelante SMVM) a 105 mil pesos para el mes de julio anunciada el pasado lunes por el Ministerio de Trabajo de la Nación representa un importante salto en la tendencia que se venía dando en los últimos años. Si tenemos en cuenta que el aumento representa un incremento del 34 por ciento en tres tramos, llevando el SMVM a 118 mil pesos en septiembre, resulta un incremento significativo.
Sin embargo, la brecha que existe entre el SMVM y los gastos que debe afrontar una familia tipo para cubrir sus necesidades vitales mes a mes permanece en niveles altos, y se ve agudizada por el creciente proceso inflacionario en el que se encuentra sumergida nuestra economía en los últimos años. La inflación tiene entre sus principales consecuencias el deterioro del poder adquisitivo de los salarios y el empobrecimiento de gran parte de la población, incluso de aquellos que se encuentran ocupados.
Un claro ejemplo del deterioro de los salarios puede verse al analizar el monto del SMVM en relación al costo de la Canasta Básica. Mientras que, en septiembre de 2011, durante el primer tramo del gobierno de CFK, el SMVM cubría el 71 por ciento de la Canasta Básica Total para una familia tipo, al finalizar el gobierno de Mauricio Macri en diciembre de 2019, esta proporción se redujo al 43 por ciento, lo que evidencia la orientación de la política económica y laboral durante el gobierno de Macri
En la actualidad el SMVM llega a cubrir solo el 38 por ciento. Sin embargo, si tomamos los datos de la Canasta Básica Total del mes de julio y proyectamos una inflación similar a la de junio (6 por ciento) el porcentaje de la canasta cubierto por el SMVM alcanzaría el 43 por ciento, el porcentaje más alto de los últimos 12 meses. Por ello, es muy importante y necesario la elevación del piso del SMVM anunciado por el gobierno nacional para paliar el deterioro de ingresos de millones de trabajadores.
Otro abordaje que da cuenta de la situación del SMVM es su equivalente en dólares. Al final del primer gobierno de CFK la Argentina tenía el salario mínimo más alto de América Latina, alcanzando los 542 dólares. Al abandonar el gobierno Mauricio Macri, había caído a 243 dólares. En la actualidad este valor ronda los 212 dólares, tomando como valor referencia el dólar blue.
La caída general del poder adquisitivo de los salarios afecta particularmente al sector de la población más vulnerable. La situación se había agravado significativamente durante la crisis causada por la pandemia del covid 19, pero fue anteriormente, durante el gobierno de Mauricio Macri que, sin pandemia, ni guerra, ni sequía, el salario mínimo se desplomó a niveles alarmantes.
A lo largo de 2018 y 2019 la caída del poder adquisitivo del SMVM alcanzó el 25 por ciento. Desde que asumió en su cargo Alberto Fernández, hasta el mes de junio de 2023, esta caída alcanzaba un 14 por ciento. Las reiteradas iniciativas del Ministerio de Trabajo de la Nación durante la actual gestión a través del repetido incremento del SMVM no habían logrado, hasta junio de 2023, mantener el poder de compra de las y los argentinos en tanto siempre corrió por detrás de los saltos inflacionarios. Aunque todavía desconocemos los datos de inflación del mes de julio, el actual incremento anunciado estaría comenzando a revertir la tendencia negativa que se venía dando desde el gobierno de Cambiemos.
Hoy en día el monto del SMVM afecta especialmente al sector de asalariados informales o no asalariados (trabajadores independientes) que, a los asalariados formales, para quienes los convenios laborales por sector se ubican por encima de los incrementos del salario mínimo. Esto significa un problema sumamente acuciante dado que las categorías ocupacionales que más han crecido en los últimos años son justamente los trabajadores informales o independientes, para los cuales el SMVM opera indirectamente como referencia y permite presionar los salarios hacia arriba estableciendo nuevos pisos.
Asimismo, repercute directamente sobre los programas sociales como el Potenciar Trabajo o el Acompañar, destinado a víctimas de violencia de género, cuyos montos están atados al SMVM. En este sentido es cuestionable que el establecimiento del SMVM opere como un ancla para mantener bajos los ingresos de los beneficiarios de programas sociales siendo este uno de los sectores más castigados en el actual contexto socioeconómico.
(**) Centro de Estudios Metropolitanos.