El reluciente Festival Internacional de Cine de la UBA (FIC.UBA) –que a lo largo de cinco días, del martes 25 al domingo 30 de julio, se desarrollará en diversas sedes porteñas– tiene en Sergei Loznitsa a uno de los invitados más destacados de su primera edición. El realizador ucraniano (nacido en Bielorrusia en 1964) es uno de los nombres más importantes del documentalismo contemporáneo y el festival lo homenajea con la entrega de un doctorado honoris causa, además de la exhibición de cuatro de sus largometrajes más recientes.

El director de títulos como Donbass, Austerlitz y Bloqueo dictará asimismo una clase magistral el jueves 27, en el marco del seminario “Cine y Democracia”, del cual también participarán los cineastas Álex de la Iglesia, Mariano Llinás, Enrique Piñeyro y Lucrecia Martel. Esos encuentros pretenden, en palabras de los organizadores, “generar un espacio de reflexión sobre el papel del cine en la consolidación de los valores democráticos en la sociedad, y dar cuenta de las problemáticas que a lo largo de estos cuarenta años han sido pensadas desde y a partir del cine”.

En comunicación exclusiva con Página/12 desde Vilna, capital de Lituania, pocos días antes de viajar a Buenos Aires, Loznitsa se sorprende al conocer el título del seminario. “No lo sabía”. Sin embargo, con un sentido del humor usualmente ausente en sus películas, reflexiona y dispara: “El cine es un totalitarismo”. Luego de las risas, la explicación: “Es interesante, porque el significado de la palabra democracia tiene su origen en los vocablos griegos demos y krátos. Es decir, el ‘poder de la gente’. Por supuesto que el contexto en el cual se utiliza la palabra cambia por completo su significado. Sin profundizar demasiado en ese tema, digamos que el concepto de democracia tenía en la Antigua Grecia una definición muy distinta a la contemporánea".

"El contraste entre esas dos nociones es similar a la distancia que podemos hallar entre algunas de las paradojas de Zenón y el proceso cinematográfico -continúa el cineasta-. Como concepto, el cine fue inventado hace mucho tiempo, pero su implementación real y concreta sólo fue posible cuando se crearon las herramientas tecnológicas necesarias para su existencia. El cine es una suma de momentos a través del tiempo y una suma de poderes de voluntad individuales, de una ‘mayoría’ de personas. Tal vez esa sea la única similitud que existe entre el cine y la democracia, porque el cine tal y como lo conocemos es una forma artística totalitaria. Detrás de cada película está la sombra del realizador y su poder de voluntad. Eso no quiere decir que las ideas de un film sean totalitarias, en absoluto, sino que el mecanismo con el cual las películas son creadas es, en esencia, totalitario. Sin embargo, hay algo que viene a nuestro rescate: el hecho de que la percepción de las obras de arte en cada espectador, en su imaginación, es absolutamente única y no puede ser controlada. Incluso suele ocurrir que las ideas del público no coinciden con las intenciones que el realizador quería transmitir. Eso nos protege de la naturaleza totalitaria del cine”.

The Natural History of Destruction, estrenada en la sección oficial del Festival de Cannes, hará las veces de película de apertura del FIC.UBA el martes 25 a las 21.30 en el Cine Gaumont. Loznitsa partió del libro ensayístico Guerra aérea y literatura, del alemán W. G. Sebald, para manipular creativamente una enorme cantidad de material de archivo de diversos orígenes, reelaborados gracias al montaje y el trabajo de sonido. En otras palabras, un ejemplo modélico de documental de found footage, “género” que el director ucraniano ha abordado en una porción importante de su obra para reflexionar sobre la historia europea del siglo XX.

El eje de esa historia de la destrucción señalada por el título son los bombardeos aliados a las ciudades alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. El film se centra en la maquinaria de producción bélica –aviones, bombas, metralletas aéreas– y en las consecuencias de la aplicación del bombardeo masivo: la devastación edilicia y la pérdida de vidas humanas. The Natural History of Destruction también incluye un puñado de discursos políticos, de Hitler a Churchill. En palabras del crítico de Página/12 Luciano Monteagudo, “si hay algo –mucho, en verdad– de ese pasado que recuerda el film y que hoy tiene un eco en este presente de guerra en el este de Europa es justamente la escalada no sólo bélica sino también discursiva que han adoptado las partes en pugna. El complejo industrial militar vuelve a funcionar a pleno al compás de la verba encendida de una dirigencia política que no parece haber aprendido nada sobre la historia natural de la destrucción”.

Maidan es uno de los films de Loznitsa que se verán en el festival.

Respecto de su obra en el terreno del found footage, que despierta en los inicios de su filmografía y llega hasta las últimas producciones, incluyendo dos títulos que también serán exhibidos en el FIC.UBA – Babi Yar. Context y Funeral de estado–, el cineasta cree que, con el correr de los años y las películas, ha desarrollado una suerte de método de trabajo. “Sin embargo, en cada nuevo proyecto hay muchas incertezas, algo que debe ser descubierto durante el proceso de realización. Esa es la razón por la cual, si se miran mis películas de found footage, todas tienen algo en común, pero al mismo tiempo cada de ellas tiene una estructura y una dramaturgia diferente. Eso es muy importante: descubrir algo nuevo cada vez".

"Cuando hice mi primer film en ese terreno lo sorprendente fue descubrir que era posible combinar distintos planos, de muy diversos orígenes, para crear una unidad -sigue Loznitsa-. Por supuesto, otros realizadores hay utilizado este método previamente. Quisiera citar el cortometraje El comienzo (1967), del armenio Artavazd Peleshian, en el cual se utilizan imágenes registradas por diversos camarógrafos en distintos momentos para obtener una estructura única. Lo segundo en importancia a la hora de combinar esos planos en la edición es asegurarse de que la naturaleza intrínseca de cada fragmento tenga una similitud, una armonía, con la que lo precede. Debe existir esa armonía. Al comienzo del montaje de una película ya tengo una idea de la estructura general, por lo que el trabajo es similar, en algún punto, al de un arquitecto cuando diseña un edificio".

-Otro de los largometrajes a exhibirse en el festival, Funeral de estado, parte en gran medida del material en bruto de un documental filmado durante los faustos fúnebres de Josef Stalin. Pero ese documental, llamado La gran despedida, nunca fue estrenado en su momento y sólo pudo verse décadas más tarde, durante los años previos a la caída del régimen comunista. ¿Cómo fue ese proceso creativo en particular?

-Lo cierto es que, al partir del material en bruto, los rushes, y no del film terminado, el proceso fue similar al de cualquiera de mis otras películas. La gran despedida fue filmada un mes después del fallecimiento de Stalin, pero nunca fue exhibido. La película terminada, junto con los planos de descarte, una ingente cantidad de horas de material, fueron archivados bajo la censura. La desclasificación de esas imágenes ocurrió en 1988. Comencé a trabajar en la película viendo todas esas horas de material sin editar. Por supuesto, también vi La gran despedida, pero es casi en su totalidad propaganda pura y dura, así que casi no hay material de esa película en Funeral de estado.

Babi Yar. Context y Maidan, están íntimamente ligados a la historia de Ucrania y, en particular, a la ciudad de Kiev. Al mismo tiempo, son dos films muy distintos. Babi Yar. Context aborda el fusilamiento masivo de ciudadanos judíos en las afueras de la capital ucraniana en 1941, y es otro ejemplo de documental de found footage. Maidan, en cambio, registra el movimiento ciudadano en la Plaza de la Independencia entre los meses de noviembre y marzo de 2013, que culminaron con la dimisión del presidente Viktor Ianoukovytch, y desde luego todos los planos que lo integran fueron rodados por usted. Dos pasados: uno más lejano, el otro muy cercano y con fuertes repercusiones en el presente.

-Desde el mismo momento en el que una cámara registra el presente esas imágenes ya forman parte del pasado. Desde luego, hay material que pertenece a un pasado distante y otro más reciente, y en este último caso nos afecta, nos impacta de una manera más poderosa. Por otro lado, el pasado, el presente y el futuro son conceptos filosóficos, no existen realmente. Son metáforas. Si pensamos en la definición del tiempo en el terreno de la física, se trata de la medición del grado de ciertos cambios dentro de un sistema particular. Y si no hay cambio, no hay tiempo. El tiempo deja de existir. Desde ese punto de vista, hablando ontológicamente, ciertas sociedades, países y comunidades no experimentan cambios. Rusia es un país que no cambió, que no experimentó cambios. Los príncipes, los zares, los presidentes cambiaron, el ambiente cambió, pero la naturaleza del sistema no sufrió cambios. No hay pasado, ni presente ni futuro, sino una única manera de estar, de ser. Si tomamos a Rusia como epicentro de un sistema, y nos movemos y observamos la periferia, podemos hablar de gradientes, de grados de cambios en los alrededores. La guerra que está teniendo lugar en este momento, la agresión de Rusia a Ucrania, puede ser vista como el choque entre el deseo de un cambio y el deseo de que nada cambie. Ucrania está luchando para lograr ese cambio y Rusia para impedirlo, para sostener el statu quo. El problema es que Ucrania está ubicada en la frontera con Rusia. Metafóricamente hablando, se trata de una batalla entre el pasado y el futuro.

-En muchas de sus películas los rostros tienen una enorme presencia y relevancia, en tanto que en Maidan los planos son siempre generales y colectivos. Un film de grandes masas.

-De alguna manera. hubo algo premonitorio en esa decisión, ya que luego de las protestas de Maidan no hubo ningún partido político que surgiera de allí. Tampoco un líder político claro. La gente que siguió en el poder luego de Maidan fue la misma clase política de siempre, la que estaba activa antes de la revolución. El de Maidan fue un movimiento de muchas personas, no hubo ningún individuo en particular que pueda destacarse. Los sociólogos deberían investigar por qué ocurrió de esa manera, aunque desde luego hay razones que están profundamente ligadas a la forma de ser de la sociedad ucraniana. Podemos estar seguros de que la gran fuerza detrás de la revolución de Maidan fue la gente. Al filmar esa película lo que más me interesó fue registrar el conjunto.

Festival Internacional de Cine de la UBA (FIC.UBA). Del 25 al 30 de julio. Sedes: Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo FADU (Pabellón 3 de Ciudad Universitaria), Cine Cosmos UBA, salas 1 y 2 del Centro Cultural San Martín y Cine Gaumont. Programación completa, días y horarios en https://www.ficuba.com/es/