Gustavo Levine fue jugador de Boca y Argentinos Juniors en Primera División. Luego de ocho temporadas destacándose en Reserva, se desarrolló en el ascenso en los primeros equipos de All Boys, J.J. Urquiza y Deportivo Liniers. Tras colgar los botines, decidió hacer la carrera de entrenador y se graduó en 1997. Sin embargo, unos años más tarde, consiguió la Licencia PRO, la máxima como entrenador que se puede obtener para ejercer a nivel mundial.
“He dirigido en escuelas de fútbol, categorías infantiles y juveniles, en la rama masculina y femenina, y tengo la experiencia de haber estado trabajando en el cuerpo técnico del seleccionado Sub 20 argentino bajo el mando de José Pekerman, y con Gerardo Salorio en todo el proceso de juveniles. Inclusive, colaboré con ellos en la parte de los vínculos grupales en el Mundial 2006. Llevo siete años consecutivos en el fútbol femenino dirigiendo tanto en Primera A como en el ascenso”, reconoce el entrenador que además es parte del cuerpo docente en la Escuela Profesional de Entrenadores de César Luis Menotti, a quien considera su referente.
“Tengo la fortuna de poder hablar de fútbol con Menotti, que conoce muy bien de la rama femenina. Mi idea futbolística nace de haber visto sus equipos e intento que los míos jueguen de la misma manera, siempre adaptándolo a las condiciones de las jugadoras que tengo en el plantel”, releva en un mano a mano con Líbero.
En septiembre pasado, Levine volcó todos esos años ligados a este deporte para darle forma a su segundo libro “Fútbol Femenino, Método de entrenamiento específico y Realidad cotidiana”, haciendo hincapié a la falta de formación que existe en la rama femenina.
“Hay jugadoras que llegan a competencias con un montón de dificultades y no hay tiempo para corregirlas en Primera División, mucho menos en una Selección. Lo formativo tiene que seguir siendo parte de nuestra planificación”, expresó el DT que se desempeña como formador en el club Villas Unidas, del cual es socio fundador.
-¿Con qué Mundial femenino nos vamos a encontrar en Nueva Zelanda y Australia?
-Ya de entrada vemos estadios llenos con más de 30 mil personas, eso ya es un paso adelante y una motivación superlativa para las jugadoras. Además, con muchos avances en el juego y trabajan a conciencia sabiendo que es una oportunidad única para mostrarse en el mundo. Será un mundial bisagra de todo lo que venimos viendo en el fútbol femenino. Además, hay 32 selecciones compitiendo, misma cantidad que en la rama masculina. También, existe una factor económico muy importante: cada jugadora por participar en la fase inicial de esta Copa del Mundo obtendrá 30 mil dólares, y este valor se irá incrementando a medida que vayan avanzando en el certamen.
-¿Cuáles son las selecciones favoritas?
-Los favoritismos suelen ser reales en el campo de juego y esta es una característica diferente a la rama masculina. Pero ya hubo sorpresas con la victoria de Nueva Zelanda, que había perdido con Argentina en un amistoso en febrero pasado. Ojalá que nos depare más sorpresas, pero me da la sensación de que Estados Unidos llegará lejos, como también Brasil, España, Suecia y Japón.
-¿Sería una sorpresa que la selección argentina gane el Mundial?
-Si para el mundo exterior, pero no para nosotros. No sería una sorpresa que logre un triunfo en los primeros tres partidos y que pase de fase pero todavía no nos da para salir campeonas por una cuestión de falta de formación. Tenemos 23 jugadoras, aunque podríamos discutir alguna que fue convocada, pero Germán Portanova eligió y creo que está convencido de haber llevado lo mejor. Estas chicas vienen arrastrando la falta de formación, de haber llegado a la Primera a una edad juvenil-adulta, y la mayoría compite en nuestro país, pero otras se destacan en el exterior en un alto nivel. Cuando comparamos y ponemos en la balanza plantel contra plantel es muy difícil que hoy la Selección Nacional pueda vencer a Estados Unidos en una eventual semifinal. Pero para mí no sería una sorpresa que avance a la próxima etapa que por el sólo hecho de ser argentinas cuentan con un plus, y esa genética esta en cada una de ellas, y debemos confiar también en eso.
-¿Por qué decís que Argentina carece de formación?
-Durante mucho tiempo careció no solo Argentina, sino el resto de las selecciones sudamericanas. Recién ahora la AFA cuenta con torneos Sub 14, Sub 17 y Sub 19. Pero nos falta eso, el desarrollo en la etapa formativa de las mujeres involucradas en el fútbol. Creo que hay que trabajar a contratiempo para contrarrestar las falencias técnicas y tácticas que traen las futbolistas a Primera División. Por este motivo, me dedique a escribir este libro y para que allá un punto de inicio para discutir.
-En tu obra literaria “Fútbol femenino” abordas la falta de formación en el fútbol femenino argentino. ¿En qué te basas para tocar ese tema?
-Interesado siempre en progresar y dejar un poco de huella en el camino me integré al fútbol femenino, y escribí este libro para profundizar un poco más con lo que tiene que ver con un método especifico de entrenamiento ya que participo de muchas charlas y capacitaciones. Considero que el fútbol de mujeres requiere de un tratamiento especial, porque tiene una condición ineludible hoy que es la falta de formación de jugadoras que llegan a la Primera, ya que no pasan previamente por categorías infantiles y juveniles. Entonces, debería haber un método para abordar la problemática que existe sobre todo en la máxima categoría en Sudamérica.
-¿Cómo sería ese método al que haces referencia?
-Es un método inverso. Creo que hay que trabajar mucho en la comprensión del juego. Por lo tanto, hay que practicarlo mucho. No sirve lo que ahora está de moda en cuanto a los rondós, los juegos en espacios reducidos. Lo principal es hacer mucho juego once y real, llevar a cabo un método estructurado porque eso genera una compresión general del juego. Hoy, es un momento difícil el que están atravesando las jugadores porque se les complica transferir lo que se hace en espacio reducido, en un campo de juego total. Entonces, el hecho de llevar el pensamiento abstracto al concreto es una transición que hoy no se puede hacer tan fácil.
-¿Cómo se trabaja en los equipos de Primera División?
-Existen diferencias de estos con el resto de las categorías. Si tomamos en cuenta lo que es la Primera A, sobre todo en la élite, vemos a Boca Juniors y la UAI como máximos exponentes, luego atrás están San Lorenzo y Racing, y ahí ya contás con jugadores de una técnica muy superior al resto. De esta manera, podes hacer un entrenamiento más diferenciado, trabajando un poco más los conceptos por separado y después unificarlos. En cambio, en el ascenso debemos trabajar de una forma más generalizada. Lo que pasa es que también hay muchas cuestiones asociadas a la parte física y se cree que con eso alcanza para competir al máximo nivel, y no es así. Yo estoy convencido que no, que cuanto más tengas la pelota en los pies, más jueguen las chicas en el verde césped, más van a avanzar.
-Entonces, ¿alcanza con hacer más prácticas del fútbol para mejorar el nivel de juego?
-Si. Pero debería estar acompañada de la parte física sin dudas que debe estar en un equipo de nivel medio para abajo en lo que tiene que ver con la competencia, la velocidad, agilidad, resistencia y fuerza, como también la mejora del movimiento y la psicomotricidad. Al fin y al cabo, el rendimiento final de una jugadora de fútbol pasara con lo que sepa hacer con la pelota en los pies, y para eso necesita mucho más practica de lo que tiene hasta ahora.
-Definiste a Boca como uno de los mejores equipos y actual campeón del fútbol argentino. ¿Cómo se trabaja en ese club?
-Soy muy allegado a Pablo Jerez, que es el encargado del fútbol femenino en Boca, y cuando fui a ver los entrenamientos observé que tienen una manera de trabajar muy similar a cómo se entrena en el fútbol masculino. Porque ahí la diferencia a ese nivel existe con el resto de los equipos, ya que Boca es el subcampeón de América, y el tricampeón del fútbol argentino. De esta manera te das cuenta de que tiene un nivel competitivo muy alto. Lo asociado al femenino ahí tiene que ver con una cuestión emocional, y también que el club está preparado futbolísticamente porque entrenan cinco días a la semana y en doble turno. Además, se concentran en la parte física a lo que es el ciclo menstrual de las jugadoras y empiezan a tener en cuenta eso, porque es un tema más científico y fino, con mucha más dedicación a la mujer. En fin, es otro nivel de exigencia y se les puede exigir más porque aparte son profesionales y viven de esto. Por todo esto, están en otro nivel.
-¿Existen diferencias en la manera de trabajar en nuestro fútbol con respecto al de otros país?
-Sí, claro. Para empezar hay una cuestión cultural que nos atraviesa a cada nación, somos muy diferentes con los europeos y aún más con los asiáticos. También, somos distintos a como se manejan en los Estados Unidos. Al haber más dinero alrededor la estructura de trabajo es diferente, y entonces te encontrás con clubes de la tercera categoría de España que tienen una infraestructura sensacional. Tienen un gimnasio de musculación a disposición de las jugadoras, otro cubierto por sí llueve, cuentan con lugares de concentración propios para utilizar previo a los partidos y unos campos de juegos espectaculares. En cambio, en Argentina, la infraestructura no es tan buena, y nos encontramos con muchas falencias, como por ejemplo, existe una gran diferencia en cuanto a los entrenadores del fútbol masculino y femenino en todo sentido, y cuesta trasladar lo que se ve en una rama hacía la otra.
-¿En EE.UU. se trabaja igual?
-Se trabaja mejor todavía. A partir de que la ley obliga a las universidades a invertir la misma cantidad de dinero en la rama masculina que en la femenina, eso lo hace superlativo. Entonces, todas las escuelas de fútbol son mixtas. De esta manera, los entrenamientos arrancan con una base mucha más firme con respecto a lo que pasa en nuestro país y en Europa. Por ejemplo, hace poco estuve en Brasil, que es similar a la Argentina, y sin embargo, como Selección femenina es una de las más potentes del planeta. Pero sucede que son 200 millones de personas y tenes entonces más posibilidades de elegir jugadoras. En cuanto a nivel entrenamiento, estamos muy alejados en Sudamericana con relación a como se entrenan en EE.UU. y en Europa, por eso repito que acá falta formación en las jugadoras.
-Vos fuiste entrenador en la rama masculina y ahora en la femenina. ¿En cuanto al trato, es el mismo en ambos casos?
-Lo diferente es lo emocional. Por ejemplo, siendo entrenador del equipo femenino al darle una indicación a las chicas a los gritos, al estar acostumbrado a levantar la voz por el clima que hay en el estadio con 1000 espectadores, te responden “no me grites”. Entre varones, por ejemplo, un insulto pasa inadvertido o se lo toman de otra manera. Pero con las mujeres eso no pasa. Después, en todo el resto pasa por adaptarse a los cambios, a la comunicación activa y la multiatención, como también el surgir de las cenizas cuando vas perdiendo y tenes que seguir sin bajar los brazos. Creo que eso es lo que hay que inculcarles también a las jugadoras que en los varones ya esta incorporado, y la forma de relacionarse grupalmente. Por este motivo, considero que pasa más por lo emocional que por lo futbolístico.