Melissa Aldana es uno de los nombres que enseguida aparecen, cuando se habla de la originalidad y la fuerza creativa de las nuevas generaciones del jazz. Saxofonista tenor, hija y nieta de saxofonistas, Aldana nació en Santiago de Chile hace 33 años y hace diez que se instaló en Nueva York, previo paso por las aulas de la Berklee en Boston, donde entre otros estudió con George Garzone. Entre nominaciones a los Grammy, el primer premio en el Concurso Internacional de Jazz Thelonious Monk –con 24 años fue la primera instrumentista femenina en lograrlo–, elogios de la crítica, una tapa en la influyente revista Down Beat –abril 2022–, encuentros musicales distinguidos y una búsqueda constante que parte de un sonido personal que no se estanca en un mismo estilo, Aldana fue dando forma un recorrido ascendente que la llevó recientemente a publicar 12 Stars, su quinto disco personal y el primero para el mítico sello Blue Note.
Este lunes y martes, la saxofonista presentará los temas de su último disco, además de refrescar músicas de otras épocas, en Bebop Club (Uriarte 1658). Lo hará en doble función, a las 20 y 22.45, y con ella estarán Lex Korten en piano, Pablo Menares en bajo y Kush Abadey en batería.
“La música de 12 Stars es muy personal, con un sonido que elaboré a partir de mis influencias y que tiene que ver con mi identidad musical, por supuesto, pero que también es el reflejo de un período y una situación personal particular”, explica Aldana en el inicio de la charla con Página/12. La saxofonista se refiere a principios de 2020, los rigores y las incertezas de la pandemia se sumaron a los del amor. “Decidí de componer en relación al tarot, que me interesó mucho durante la pandemia. Pero más que la parte adivinatoria del tarot me interesó mucho aprender su historia, de qué se trata cada arquetipo y el modo en que representa la evolución del alma”, continua Aldana.
En efecto, el título del disco se refiere a las estrellas de la corona de la Emperatriz en el tarot. “Cuando empecé a aprender tarot estaba pasando por una crisis personal súper profunda y me resultó muy estimulante adentrarme en ese saber. Aprender el tarot me ayudó a buscarle sentido a esa a esa crisis y le encontré el paralelo con la música. Fue como un despertar musical, en el que me di cuenta, con gran sorpresa, que podía alejarme de lo que había estudiado, de mis modelos. Me di cuenta de que tan importante como estudiar y aprender los solos y las composiciones de los demás, es importante dejarlos ir, realizar la experiencia de seguir creciendo y aceptar las cosas que te gustan de ti y las que no te gustan de ti”, asegura Aldana.
Temas como “Falling” e “Intuition” dos formas distintas del mismo lirismo, comparten hallazgos y despojos con los más fluidos "Emilia" y “The Bluest Eye” –este último dedicado a Toni Morrison, la primera afroamericana en ganar el Premio Nobel de literatura en 1993– y ciertos aires latinos “The fool”, otra clara alusión al tarot. Entre las ocho composiciones que articulan el disco, hay una de inspiración más terrestre: “Los ojos de Chile”, inspirada en las manifestaciones del estallido social que estremecieron a Chile desde 2019 y sus consecuencias. “Hubo muchos que perdieron la vista porque los policías disparaban sus escopetas antidisturbios con balas de goma a la altura de los ojos. Hicimos un concierto benéfico para una organización llamada Los Ojos de Chile, y fue para recaudar dinero para que las personas que perdieron la vista defendiendo sus creencias”.
– ¿Te condiciona creativamente pertenecer a un sello como Blue Note, una marca muy definida en la historia del jazz?
– Ser parte de Blue Note es una responsabilidad súper grande. Los discos que han salido a través de este sello discográfico, que son parte de la historia grande del jazz. Por eso es maravilloso de pronto formar parte de este legado, que de ninguna manera me condiciona creativamente. Mi música es la misma más allá del sello discográfico.
– De todas maneras la música de “12 Stars” es distinta a la de otros discos tuyos, como “Visions” o “Back Home”, por ejemplo.
– Es cierto, pero creo que tiene que ver con una cuestión de madurez. Con la experiencia cambian los gustos, las opiniones, las personas que te rodean. En este sentido cada uno de mis discos es una foto del momento, el reflejo de un proceso personal, que generalmente tiene que ver con una crisis. Free Fall (2010) sale de esa sensación de llegar a Nueva York y vivir en la inestabilidad, como en caída libre. Second Cycle (2012), tiene que ver con cierta afirmación en la ciudad, dos años después. Visions (2019) está inspirado en Frida Kahlo, hizo propio ese proceso de la propia aceptación a través del arte, y Crash Trío (2014) es un proyecto que siguió a la época en que gané el premio Thelonious Monk, cuando estaba súper metida con tocar el trío sin instrumento armónico, onda Sonny Rollins. De ahí salió también Back Home (2016) que tiene que ver con el recuerdo de cuando a los 12 años escuché por primera vez el sonido de Sonny y me decidí para siempre a tocar el saxo tenor.