Nací en diciembre de 1969 en el barrio de Palermo. Hijo de una ama de casa amante de la milonga y la peluquería hasta sus últimos días y un padre comerciante obsesionado por la prolijidad y el detalle doméstico, diría que nada del ámbito familiar me acercaba al diseño. Mi abuelo lustrabotas insistía con que la posición en la que trabajaba le permitía ver las cosas desde otro lugar. Ese punto de vista que un trabajo de esa naturaleza requiere, la frase del abuelo italiano que no entendía en la infancia, vuelve cada vez que pienso en mi posición frente a un trabajo requerido. Pero también, aquel adolescente que empezó a fines de los ’80 la carrera en la FADU-UBA se encontró con las frases estimulantes de un maestro de la experiencia y la seducción como fue y es Ronald Shakespear que, desde su cátedra, también hablaría del punto de vista, citando a Oscar Wilde: “Todos estamos en la cuneta, solo algunos vemos las estrellas”.

Luego, mientras cursaba la carrera tuve como docentes centrales en aquellos años de formación a Marcelo Sapoznik y a Juan Pablo Fernández. Y también, es lícito recordar lo aprendido en Morfología con Pescio primero y luego Forbes; las clases de Estética con Marta Santonyi; Medios con Jorge La Ferla y Tipografía con Rubén Fontana. También, la experiencia docente en la cátedra de Raúl Belluccia por varios años. Una vez terminada la cursada, armamos el primer estudio de diseño junto a dos compañeras, los primeros clientes y la posibilidad de ser “estudio satélite” de Fontana & asociados, una experiencia inolvidable.

Eran los 90. Buenos Aires ofrecía actividades artísticas y culturales imperdibles: la Fundación Banco Patricios, el CC Recoleta, el ICI (Instituto Cultural Iberoamericano), el Rojas. También, eran tiempos de publicaciones diversas que alimentaban nuestra imaginación, como las revistas Venus, Tipográfica o Metrópolis, o aquellas importadas a las que podíamos acceder por la paridad $ 1 = U$S 1 y nos deslumbraban los trabajos de Neville Brody o David Carson; la caligrafía de Erótica de Madonna o aquella de Mujer contra Mujer, de Sandra y Celeste. Eran los 90 y muchxs compañerxs de ruta -que forman parte del libro- transitamos esos caminos en paralelo, compartiendo trabajos o formas de encarar proyectos. También, en aquellos días las visitas a las librerías GP67 o Documenta donde rara vez encontrábamos libros que dieran cuenta del diseño gráfico argentino. Y es desde aquellos años que está en mi cabeza dar cuenta de esos trabajos en un libro o una publicación.

En mi experiencia laboral, tuve la suerte inmensa de estar en varios comienzos: en el diseño de Clarín Mundial 94, que era la primera publicación que se lanzaba por afuera del diario; el lanzamiento del Diario Perfil (1998); el rediseño de Malba (donde trabajé entre 2004 y 2012) y la apertura del Centro Cultural Kirchner (2015). En esos lugares, pude armar equipos, intercambiar ideas, en un ejercicio de ida y vuelta con interlocutores de los que he aprendido en cada proceso de diseño. Como una premisa ya naturalizada, esos provechosos intercambios han sido vitales: atender a lo que están haciendo colegas y amigos que admiro; ver las soluciones que encuentran a determinados problemas.

La selección que he hecho responde a algo muy personal y, a su vez, profesional: la mayoría de los diseñadores convocados son referencia y guía del diseño argentino y algunos de sus trabajos son clave en estos últimos 20 años. Por eso, me parece central lo que cada uno cuenta: particularidades de cada caso, las situaciones que hacen al acto creativo, las relaciones en un periodo amplio con un mismo cliente, las mutaciones de ese vínculo, entre otros aspectos relevantes.

En estos últimos años me he dedicado casi exclusivamente a la identidad editorial, ligada a instituciones culturales –públicas y privadas–, por lo que quise dedicarle a éstas un apartado que diera cuenta de los libros y catálogos que editan año tras año, además del testimonio de los responsables. Los procesos de diseño de estas piezas son una inquietud y una curiosidad de muchos años. Por eso, con Laura Escobar llevamos adelante Folios. Archivo de diseño cultural latinoamericano. Durante cinco años, recogimos testimonios en video de distintos colegas especializados en diseño cultural, que redundó en una experiencia enriquecedora y de aprendizaje: por un lado, rescatamos al diseño como generador de dispositivos editoriales (catálogos y libros de arte que hacen al desarrollo del entendimiento simbólico del lenguaje artístico); por el otro, la coincidencia de que la obra del artista es el contenido de un libro y el diseñador se vuelve un dador de forma. “Dar forma a un contenido es dar contenido. No hay manera de que esa forma de dar forma no intervenga, tenga una presencia. Me parece interesante la idea de ese entrecruzamiento a veces pacífico a veces hostil o beligerante entre las voluntades que coinciden en este tipo de situación. Si dar forma lo entendemos como una dimensión del contenido, el diseño siempre es coautor”, afirma Enrique Longinotti y no puedo más que coincidir con él.

2000 – 2020 ¿Por qué estos 20 años? La crisis social y económica que estalló en 2001 fue una bisagra. Nos obligó a ser genuinamente creativos. Luego, vinieron los años de reordenamiento, y a partir del 2003 comenzamos a transitar una nueva etapa de reconstrucción. En ese trayecto, el diseño no estuvo ajeno. Publicaciones, identidades, eventos multitudinarios, cambios de formatos en la comercialización, la explosión de la virtualidad, la irrupción de un mercado más competitivo, la ecología, los materiales de producción, y mucho más, hasta el presente.

“Aunque no lo veamos, el sol siempre está” dice la canción y parafraseando el concepto, digo que con el diseño pasa lo mismo, ese calor y ese generador de cambios que está presente en cada momento de nuestra vida, desde el arte de tapa de los cd’s, la etiqueta de un vino, ese afiche, la tapa de nuestro libro preferido, el teatro al que concurrimos, el canal de tv que vemos, el stencil que nos recuerda una fecha, el helado que tomamos, el evento al que asistimos o la señal de tránsito que nos guía… en todo está él y en todos los ejemplos seleccionados hay resoluciones que llamaron mi atención en estos años.

Mucho quedó afuera, pero el volumen seleccionado es variado y de una contundencia contemporánea irrefutable. Quienes tengan el libro en sus manos no van a terminar conociendo todo el diseño gráfico argentino, pero sin dudas van a terminar conociendo el mejor abanico de trabajos producidos en estos años.

El libro se interna en las “cocinas” de los nuevos diseños, en la generación de tramas y cruces con colegas y el gusto por conocer los procesos, las dificultades, las soluciones que cada trabajo demandó. Ahí también reside lo arbitrario y subjetivo de esta selección. Contemporáneos junto a nuevos profesionales del diseño. Por eso –por lo ecléctico y hasta caprichoso de este volumen- consideré vital los textuales de cada convocadx y el texto central que lleva la firma de Carlos Venancio, amigo y decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA), profundo conocedor del diseño gráfico argentino, cuya mirada atenta admiro y respeto.

A modo de “bonus track”, quiero compartir un gusto que me di: el trabajo de mi admirado Juan Gatti durante estos veinte años para Fangoria, de quien me declaro absolutamente fanático.

* Diseñador gráfico, FADU-UBA; fabianmuggeri.com. Prólogo de su libro Diseño Gráfico Argentino 2000-2020. (dgargentino.com.ar), publicado por Muchos Libros Felices.


Itinerario de Fabián Muggeri

Realizó clínica de obra fotográfica con Alejandro Kuropatwa, Marcos López, Fabiana Barreda y Guillermo Ueno. Presentó muestras fotográficas individuales y colectivas. Desde su egreso de la UBA, realizó diversos trabajos de identidad corporativa para empresas del área comercial, institucional y cultural. Dirigió durante 8 años el área de diseño del Museo Malba; estuvo a cargo del equipo de diseño del Centro Cultural Kirchner en 2015.

Realiza trabajos de diseño editorial y comunicación para distintas instituciones culturales y trabajos de imagen corporativa. En 2011 lanzó el sitio www.muchosdiasfelices.com.ar y en 2015 lanzó el sello editorial Muchos libros felices.

Ejerce la docencia universitaria en la FADU y realiza clínicas y talleres de diseño en distintas entidades culturales del país.

Coordinó ciclos sobre diseño gráfico y sus alcances, para instituciones públicas y privadas del país. Fue invitado de la Bienal Internacional del Cartel, La Paz, Bolivia 2017.

En 2018 fué invitado como orador al MICA NOA (Mercado de Industrias Creativas Argentinas) que se realizó en la la ciudad de San Salvador de Jujuy y al MAC (Mercado del Arte Contemporáneo), en la ciudad de Córdoba.

En 2019 la editorial Salta el Pez, editó el libro de su proyecto Muchos días felices con el que también realizó una intervención en el Museo Mar de la ciudad de Mar del Plata y en la Colección Amalita, de C.A.B.A.

En 2022 recibió el diploma al mérito de la Fundación Konex por su labor en las Artes Visuales 2012-2022.