En políticas de seguridad, y muy en particular en la problemática del narcotráfico, se da una regla infalible: a mayor espectacularidad en los anuncios u objetivos, menores serán los resultados. La publicidad electoral de Juntos por el Cambio, tanto en la campaña nacional como en la campaña bonaerense, da por seguro que muy pronto toda la superficie del país, si sigue gobernando el peronismo, se va a convertir en una gran Rosario. Los fundamentos del pronóstico, te los debo.
La verdad es que la supuesta guerra contra el narcotráfico parte de un paradigma que está agonizando en todo el mundo. Si solo se tratara del campo del conocimiento, guiarse por algo que agoniza ya sería un problema. Rafael Pardo en “Nueve anomalías sobre el paradigma convencional y dos propuestas de nuevos caminos “(2010), siguiendo el pensamiento de Thomas Kuhn (1922-1996) y su obra “Estructura de las Revoluciones Científicas (1962) dice que cuando un cuerpo de conocimientos, aceptado como teoría dominante, deja de tener capacidad para explicar los hechos determinantes del área de estudios, sigue predominando. Y sigue predominado hasta que las “anomalías” adquieren tal dimensión que se pone en crisis el paradigma. Así se generan las condiciones para construir un nuevo paradigma. El teórico italiano Antonio Gramsci, que tanto preocupa a los candidatos del PRO, diría que lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer.
En materia de narcotráfico existe el llamado paradigma prohibicionista. La prehistoria podemos podemos rastrearla en la Comisión Internacional del Opio de Shanghái (1909), y en la Convención del Opio de la Haya (1919). Tiene su consagración más plena en la convocatoria del presidente norteamericano Richard Nixon a lo que él llamó, en 1971, "Guerra a las Drogas”. Ese paradigma partía de suponer que un incremento de la política represiva, y en particular del aumento de los decomisos, produciría una escasez de la oferta al generar precios más altos. Pero el fracaso fue absoluto. Aumentó la oferta (venta) y no se redujo el consumo, y eso por variedad de razones. Por ejemplo, que la demanda es inelástica a los precios. ¿Por qué? El mayor consumo lo realizan individuos con salarios medios-altos. Por lo tanto aun los aumentos en el precio de las sustancias pueden ser absorbidos sin mayor dificultad. Además, si bien la mayoría de las personas consumidoras (en particular de marihuana) pertenece a un tipo social no problemático, en términos cuantitativos el peso de la demanda está en los llamados “consumos problemáticos", en los que las variaciones de precios no hacen mella alguna. Si se acepta que el narcotráfico es un mercado criminal, lo claro es que atacar por el lado de la oferta no dio resultado. Porque con la espectacularidad no se hace nada. Salvo campaña.
El 20 de julio último, Horacio Rodríguez Larreta lanzó lo que denominó “Revolución de la Seguridad”, con eje en el narcotráfico. Una de las propuestas es “Mandar al Ejército a blindar las Fronteras y controlar que no entren drogas y armas”. Como en tantas otras políticas se tiene como ejemplo lo recomendado por EEUU. Pero siempre hay que analizar los resultados. EEUU, con su inmenso poderío estatal, ha sido inútil en controlar su frontera con México. Según Tom Wainwright (“Narconomics: cómo administrar un cartel de drogas”) el 70 por ciento de la cocaína que ingresa a EEUU lo hace desde ciudad Juárez. Blindar la frontera no impide ni impidió el narcotráfico, por mútiples razones, entre ellas la creatividad de los narcos y la corrupción estatal. En esa frontera pasa cocaína para EEUU y vuelven dólares y armas para los carteles mexicanos.
Afganistán es otro ejemplo. Luego de más de 20 años de ocupación militar, los resultados cantan. Según Jonathan Landay (Ganancias y opio. El comercio Ilegal de drogas en Afganistán. Euro News 16/0821), EEUU ha fracasado en la erradicación de amapolas siendo Afganistán el mayor productor de opiáceos del mundo y aun gastando más de 8.000 millones de dólares en 15 años para combatir tal tráfico.
Luego, Rodríguez Larreta propone construir módulos de seguridad en las cárceles con inhibidores de señal para incomunicar a los líderes de las organizaciones criminales .El ministro de Seguridad de Santa Fe el 21 de julio dejó inaugurando el Nuevo Sistema de Neutralización de la Conectividad por telefonía celular en el Penal de Piñero, uno de los más complejos de la Provincia de Santa Fe. Así que poca novedad la de Larreta. También propone el precandidato a presidente “Ir a buscar a los prófugos utilizando cámaras de reconocimiento facial…”. ¿Sabrá que la Argentina tiene 2.780.400 km²? Agrega sistema acusatorio y juicio por jurados. Ambas características ya rigen en la provincia de Buenos Aires.
Sugiere Larreta un nuevo Código Penal para combatir el crimen organizado. Ningún detalle. Pero existe la historia. Cuando Cambiemos gobernó, con Mauricio Macri, lanzó la consigna “Argentina sin Narcotráfico” cuyos resultados reales fueron 102.547 procedimientos con un saldo de 107.257 personas detenidas. Es decir que por cada procedimiento se detuvo 1,04 individuo. Claramente no persiguieron a las cúpulas de las organizaciones criminales complejas. La idea era, según la jerga policial, “hacer estadística”. Si aparte tomamos en consideración las sustancias secuestradas según informe de la Subsecretaria de Acción Criminal y Cooperación Judicial, el 80 por ciento de los operativos fue contra consumidores.
Preguntada la precandidata y ex ministra Patricia Bullrich el 30 de mayo pasado por Steven Dudey (Insight Crime) qué opinión tenía sobre la relación entre las elites y el crimen organizado, contestó textualmente “Nosotros la verdad no hemos hecho un trabajo sobre elite, así que si tienen algo sería interesante que nos lo den…”. De la misma forma, Larreta no hace alusión a ninguna propuesta para debilitar la base económica del narcotráfico, como el lavado de activos.
Destrabar, debilitar la infinidad de variables que utilizan las organizaciones criminales, para “blanquear” sus dineros, es una pieza clave de cualquier política seria contra el narcotráfico. Antonio Mario Costa, ex director de UNODOC, dijo que varios bancos de EEUU tuvieron liquidez en la crisis del 2008 por dinero del narcotráfico. Al respecto no puede dejar de señalarse el rol clave que juegan las llamadas guaridas fiscales, señaladas por Nicholas Shaxson en su gran libro “Las Islas del Tesoro, Los Paraísos Fiscales y los Hombres que se Robaron el Mundo”.
En Argentina por ejemplo “Los Monos” constituyeron 40 sociedades por acciones simplificadas con direcciones falsas en C.A.B.A. Las SAS creadas por el Gobierno de Macri, fueron utilizadas para lavar dinero.
Alertados varios legisladores (entre ellos Oscar Parrilli y Germán Martínez) pretendieron realizar modificaciones para hacerlas más transparentes. JXC se opuso en el Congreso e impidió la regulación.
La idea de Larreta de “territorios violentos” que solo merecen más policía y cámaras de seguridad debe ser contrastado con una profundización de políticas de estatalidad con eje en la urbanización y la educación. Convendría, más bien, una reforma de la Ley de Drogas que se reconcilie con la Constitución Nacional y los fallos Arriola-Bazterrica. Es prioritaria una política de persecución criminal con eje en los eslabones superiores, con una marcada relevancia en lo patrimonial. Hoy el presupuesto en la materia invierte el 95 por ciento en reducir la oferta y apenas un 5 por ciento en reducir la demanda. Es imperioso equilibrar y sostener una política de salud que reduzca demanda. En síntesis, pegarles a los grandotes y dañarlos patrimonialmente, en combinación con más políticas de educación y salud para reducir la demanda.
Esto no debe interpretarse, como una política que desconozca, la violencia criminal. Al contrario. Es golpear donde duele, en la base patrimonial. El resto es marketing electoralero y repetición de fracasos.