Unas horas antes de que Mariquita Sánchez cante el Himno Nacional por primera vez, ante un público selecto y patriota, la afamada dama de las tertulias porteñas en tiempos de la Revolución de Mayo espera en su casa la llegada de un luthier que le afinará el piano. Quien llama a su puerta para hacer esa tarea será una muchacha del campo, Lucia Thompson, con grandes destrezas musicales y otras, como dominar las boleadoras, sacarle lustre al piso malambeando y exhibirles su facón a los machos.
Lucia llega y antes de ajustar el teclado ajusta el corazón de Marica a su medida, torsionando el statu quo de la matriota, que está de flirteo con Vicente López y Planes, nada convencida. El hecho es ficcional, muy alejado de la tradición del relato escolar, pero en clave de comedia tiene aquí, en el teatro Polonia, el encantamiento necesario para que los espectadores ingresen sin obstáculos en la maravillosa ilusión de las tablas y pasen 45 minutos atrapados y entretenidos por la magia del buen teatro.
La fantasía escénica está basada en el cuento Mariquita Sánchez, del libro Pollera Pantalón, cuentos de género (editorial La mariposa y la iguana), de la escritora Paula Jiménez España. Y el unipersonal sobre aquella jornada clave en la que don López desembarcará con la partitura de la canción nacional está animado por una actriz multifacética, fuera de serie.
Cuatro personajes en una sola actriz
La intérprete es una descomunal e ingeniosa Rafaela Gamba, actriz oriunda de Santiago del Estero formada en la universidad de Córdoba, que sostiene solita la obra, con su alma y su cuerpo, animando a cuatro personajes casi en simultáneo: la cantante Sánchez, su veterana ama de llaves, el mediocre Vicente y la joven y disparatada afinadora. Lo hace con una formidable habilidad para cambiar su gestualidad y el tono de la voz, de modo impecable y sin que nadie confunda los distintos roles.
La dirección de Mariquita de nadie le corresponde a Ariel Haal, quien transforma la letra literaria de su ópera prima en pura acción teatral de un modo original, haciendo un souvenir delicioso, muy recomendable, de este espectáculo independiente y de mínima producción que protagoniza su compañera de vida.
Ágil y risueña, la obra narra el estallido de la revolución íntima que se produce en una mujer con charme, que disfruta del ocio aunque además está muy dispuesta a ir por sus deseos, rompiendo con la obediencia de un tiempo gobernado por la doctrina patriarcal al que se resiste a obedecer. Mariquita es una mujer atenta a su música interior, que pone afuera para goce del público palabras, gestos, acciones y melodías. Su único ropaje, un vestido con los colores de la bandera argentina, tiene la versatilidad necesaria para transformarse según la dramaturgia le va demandando.
La obra comienza con Mariquita en la bañadera disfrutando a pleno del agua y de la espuma, continúa con la enunciación de los nombres de los próceres como un mantra sonoro, aunque semánticamente hueco, y se desarrolla subvirtiendo acciones previsibles por otras que hacen emerger el genuino destino de su amor lésbico.
Protagonista de aquella etapa convulsionada que fue la transición colonial a hacia la independencia, la Mariquita real parece trascendió estereotipos femeninos de manual, como preparar el catering, coser banderas o ser la mujer de. Escribió sobre los vínculos de pareja, la maternidad, la amistad entre mujeres y la educación, además de desafiar el mandato familiar de casarse con quien le designaron sus tutores ya que combatió para poder hacerlo con quien ella quiso.
Muy lejos del bronce, la matriota que fue una apasionada por darle voz propia a las mujeres, empezando por la suya, no fue sólo la anfitriona paqueta que cantaba en los salones porteños, sino una conspiradora que se sumó a los planes insurrecionales del Cabildo Abierto del 25, la misma que luego planificó la educación femenina en el territorio bonaerense y que eligió a sus amantes sin importarle el qué dirán. Dispuesta a darlo todo, ignoró lo que no encajaba en su programa. Con ese espíritu libre, la ficción de esta comedia rompe la cristalización de la maqueta y emerge ofrendando carnadura, humor y emoción.
ESPACIO POLONIA
Fitz Roy 1477
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina