Tres instructores y un coordinador de la Policía de Río Negro fueron condenados este martes a penas de prisión efectiva, tras ser hallados culpables por la muerte del oficial Gabriel Mandagaray, quien en 2021 se ahogó cuando realizaba el curso de ingreso a un cuerpo especial de la fuerza provincia.
La condena fue dictada por un tribunal oral de la ciudad de Viedma y recayó sobre Alejandro Gattoni, quien recibió 4 años y 10 meses de prisión; Alfredo Nahuelcheo, 4 años y seis meses; y Maximiliano Vitali y Marcelo Contreras, 4 años y tres meses.
Todos fueron condenados por los delitos de homicidio culposo y abuso de autoridad en perjuicio de Madagaray, mientras que Contreras, además, por lesiones leves que tuvo como víctima a otro de los ingresantes.
Además de la pena de cumplimiento efectivo, todos ellos recibieron inhabilitaciones para desempeñar funciones policiales.
Los cuatro acusados estaban a cargo de los ingresantes al Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER) de la Policía de Río Negro, entre los que se hallaba la víctima Mandagaray.
“Tras analizar la totalidad de la prueba, incluyendo las declaraciones de testigos y peritos, concluimos que los cuatro imputados han quebrantado el rol que les cabía en la situación, generando con ello un riesgo no permitido y ese riesgo se concretó en el resultado muerte”, remarcaron los jueces en la sentencia.
Además, explicaron que para probar el abuso de autoridad, se tuvo en cuenta que alguno de los acusados “realizaban disparos a pocos centímetros de los cursantes durante los ejercicios, que los sometieron a meterse al mar desnudos durante la noche, que orinaban sobre los cursantes”.
El hecho
De acuerdo con la acusación, todo comenzó el 12 de abril de 2021, a 40 kilómetros de Bahía Creek, donde los instructores y el coordinador hicieron ingresar a los cursantes en un estanque de agua para luego iniciar la caminata hasta la playa en la que acamparon hasta el día siguiente.
En ese marco, los cadetes padecieron "excesivo desgaste físico y psicológico que les generó heridas en los pies, las manos y complicaciones psicológicas".
También fueron obligados a soportar prácticas humillantes como "orinarlos, colocarse máscaras de excremento de animal sobre sus rostros y hacerlos ingresar al mar a altas horas de la madrugada sin ninguna medida de seguridad".
Para los acusadores, el 15 de abril, en el marco del entrenamiento, Mandagaray fue obligado a ingresar al mar junto a dos compañeros con el uniforme policial completo, incluido los borceguíes y todas las armas reglamentarias.
Previamente, Mandagaray había manifestado que "no sabía nadar", lo que no fue tenido en cuenta, dado que el oficial y sus dos compañeros fueron instados a ingresar al agua cargando entre los tres un tronco de unos dos metros de largo.
Las autoridades informaron que el joven falleció en el agua, por asfixia por sumersión. Pero, según indicaron la pericias forenses, antes de ahogarse sufrió hemorragias por un fuerte golpe en la cabeza, a la vez de estar expuesto a un fuerte stress subproducto de diferentes situaciones sufridas en el conjunto del entrenamiento.