Porque cada voto es un mensaje contra el condicionamiento de la voluntad popular
La democracia argentina cada vez está más condicionada. Distintas fuerzas conspiran para que Argentina no retome el rumbo nacional-popular que perdió a fines de 2015: Estados Unidos y las potencias que controlan el FMI, el lawfare judicial, el poder económico con sus aprietes, la coalición neoliberal-conservadora y la derecha libertaria, las estigmatizaciones permanentes de ciertos medios de comunicación, entre otras. La precandidatura de Massa no se puede entender por fuera de estos condicionamientos, que ya tuvieron un primer éxito al sacar a Cristina de la cancha a como dé lugar, incluyendo el intento de magnicidio y la inhabilitación perpetua a ejercer cargos públicos.
Grabois es una voz de rebeldía ante estas presiones, una expresión de continuidad de la tradición nacional-popular latinoamericanista, con sus propias características y trayectoria. Políticamente es un “hijo del 2001”, como Wado de Pedro, como Axel Kicillof, como Máximo Kirchner, como tantos otros. Biológicamente es un “hijo de la generación diezmada”, lo mismo que Paula Abal Medina, su compañera de fórmula. Son parte de una nueva generación que se animó a tomar el bastón de mariscal que lleva en su mochila todo peronista, como pidió Cristina. Ella es la conductora estratégica por excelencia del movimiento nacional, pero hace falta mucha más iniciativa y audacia en la conducción táctica.
Porque hay que enfrentar la prédica de crueldad y deshumanización
Vivimos ocho largos años de retroceso en las condiciones de vida de las grandes mayorías. La pérdida del poder adquisitivo de los ingresos por los saltos inflacionarios; el rigor de la pandemia y la presencia masiva de la muerte; un endeudamiento insostenible para asegurar el negocio financiero de unos pocos; el estancamiento del producto bruto y la distribución regresiva de la riqueza; la penetración del narcotráfico en los barrios y el temor por la inseguridad. A los problemas económicos se suman las frustraciones políticas de los últimos dos gobiernos, las consecuencias sanitarias en la salud mental de la población y el debilitamiento de la autoestima nacional.
La operación discursiva que realizan los grupos neoliberal-conservadores y libertarios se basa en trabajar sobre la angustia y el malestar acumulado para convertir a sectores vulnerables de la sociedad en chivos expiatorios. Así pretenden allanar el camino a un gobierno que pueda administrar la entrega de los recursos naturales del país, garantizar la subordinación al FMI y los Estados Unidos, eliminar derechos para aumentar la rentabilidad empresarial. El modelo Jujuy. Hay que ponerle un freno a la invocación de la crueldad y la deshumanización. Nuestra historia enseña muy bien adónde conducen esos caminos. Grabois es uno de los objetivos frecuentes de las agresiones. Votarlo es la mejor manera de expresar un rechazo contundente a las políticas deshumanizantes y la decisión de no acostumbrarnos a las injusticias.
Porque en agosto se diseña el programa de Unión por la Patria de octubre
No podemos repetir la experiencia de 2019: una victoria electoral que se transformó en una derrota política. La propia Cristina propuso discutir un programa para evitarlo. En los hechos, la discusión del programa se está dando a cielo abierto en las PASO. De los resultados de la interna de agosto se va a derivar el contorno de la propuesta unitaria de octubre.
Grabois es un defensor de la planificación estratégica. Por eso construyó de abajo para arriba y de las periferias al centro un Plan de Desarrollo Humano Integral y luego acordó con Wado de Pedro diez puntos programáticos con los que gran parte de la militancia nacional y popular se identifica. Tiene propuestas concretas y viables para resolver grandes problemas: garantizar terrenos con servicios para que cada familia pueda construir su vivienda, un Fondo del Litio para financiar una transformación del sistema educativo, la universalización del salario complementario para millones de trabajadores informales, la conversión en permanente del aporte a las grandes fortunas, la cancelación del acuerdo con el FMI y la renegociación sobre otras bases, entre muchas otras.
Mientras más alta sea la votación de Grabois y Abal Medina, estas propuestas tendrán más fuerza para ser parte de la agenda de compromisos que Unión por la Patria presente en octubre ante la ciudadanía, cualquiera que sea el candidato ganador de las PASO. Si no se generan propuestas concretas para movilizar a los votantes distanciados y a los más jóvenes, no hay forma de ganar las elecciones. Si se sigue con el piloto automático del establishment político, el destino es una derrota contundente como la de Santa Fe.
*Ulises Bosia es director del Instituto Democracia / Fundación Igualdad.