La historia de un muñeco que cobra vida está guardada en el imaginario popular como un relato de descubrimiento y crecimiento, de aventuras superación ante los peligros y lo inesperado del mundo. Este muñeco comparte con Pinocho ese origen, el haber sido fabricado como tal, en un taller y por un carpintero, y haberse vuelto repentinamente animado. Pero desde ese punto de partida, todo lo mágico que ocurre con él y todas las peripecias que vive están contadas con el cuerpo. El que pone ese cuerpo y ese arte es Emiliano Larea, con la dirección de Gabriel Páez, en una historia cargada de asombros y poesía, en la que sobresale también el arte con que está hecha la escenografía, el vestuario, la iluminación (con trabajos de Azul Borenstein, Martín Diez, Adrián Cintioli), la estética general que instala una onda muy Tim Burton, toda una referencia para el equipo, reconoce Larea. Tras una exitosa temporada el año pasado, la obra puede verse hasta el domingo, todos los días de vacaciones, a las 15 en el Paseo La Plaza (Corrientes 1660). Luego de eso, ya está lista para emprender giras nacionales e internacionales. 

Jíjop --así se llama el muñeco, una deformación de Hip Hop-- sale a conocer el mundo que lo rodea, siente curiosidad, por momentos fascinación. Sin darse cuenta se va metiendo adentro de la máquina feroz y sin pausa que es la gran ciudad, un ritmo que primero lo aturde y lo confunde, luego lo transforma, lo pone a luchar por no ser devorado por ese infierno urbano. 

Foto: Alejandro Carmona. 

Jíjop aprende, domina y avanza en los diversos niveles de la máquina, hasta que termina sometiéndola. Y todo lo hace, asombrosamente, con el ritmo y el movimiento del cuerpo. El teatro físico aparece explorado en todas sus herramientas y posibilidades, recursos del clown, el mimo, el teatro negro, la máscara neutra, el teatro de objetos, las danzas urbanas. 

Lo que se logra es una obra que genera la fascinación de todos los públicos, que la van siguiendo en sus diferentes capas de sentidos. Para los más pequeños, el magnetismo está en las danzas, los movimientos, los colores, las escenografías que cambian todo el tiempo, los artilugios del teatro negro. Para los más grandes hay una cantidad de guiños en la dramaturgia (toda "no dicha", dicha exclusivamente con el cuerpo y la escena), y el asombro está también en reconocer los recursos puestos, las técnicas, o simplemente dejarse llevar por todo ese movimiento. "Como Tim Burton, es y no es para las infancias", concluye Larea. 

El arte del teatro físico

Larea cuenta con pasión cómo fue investigando y especializándose en teatro físico, una escena incipiente en la Argentina, sin una larga tradición de formación como tal como ocurre en otros países. Habla de danzas específicas como el popping (esa en la que los bailarines devienen robots). De la técnica y la pedagogía de Jacques Lecoq, el maestro francés que fue un referente de teatro físico, de la apuesta por explorar el gesto y el cuerpo como vehículo expresivo, más allá de la palabra. No es su primera incursión: con Elástico apeló al humor físico llevando la estética del comic al teatro, con Plastico fue una escena más performática. Ahora, se alegra, la búsqueda se va profundizando, va ganando capas de sentido. 

"Jíjop habla de algo que siempre me impactó y fue muy pregnante en mis obras, tiene que ver con los sistemas de comunciación que construimos para vivir en una ciudad. Cuando yo vine de Madariaga a Buenos Aires, 25 años atrás, me impactó muchísimo descubrir cómo eran las dinámicas de la ciudad, tan diferentes, y cómo esas tramas y me iban transformando, iban colando en mí", dice el actor que desde hace años es una de las figuras del canal PakaPaka, y que actualmente conduce también el programa de esa señal que se emite por la TV Pública, de lunes a viernes a las 9. 

"A lo largo del trabajo que iniciamos para llegar al espectáculo, en toda la investigación previa para ver cómo este muñeco que cobra vida se iba humanizando y transformando, se nos fue develando que Jíjop no solamente es sometido por la maquinaria urbana, sino que aprende a manejarla y termina sométiendola, él a ella. Pero el ya no es el mismo que era. Porque la maquinaria es cada vez más feroz, con lo cual Jíjop también es más feroz", relata el actor y bailarín. 

La música original de Melina Moguilevsky y Tomás Rodríguez, que se sumó en esta temporada, contribuye a los detalles y delicadezas de esa dramaturgia, en una historia que no necesita palabras para ser contada con precisión.