La precandidata presidencial de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich tropezó con el cepo cambiario al intentar explicar cómo saltaría por encima de él para dejarlo atrás "inmediatamente", si fuera elegida para conducir el gobierno. Ironía del destino, propuso como solución lo que denominó "un blindaje de dólares aportados por el FMI", justamente la misma denominación que utilizó el gobierno de Fernando De la Rúa (del que Bullrich formó parte) en diciembre de 2000, al anunciar un megapréstamo con el que se pretendía preservar al país del default internacional y fue, en cambio, el inicio de la debacle. De su gobierno, de la economía, la situación social y hasta institucional, con el estallido al que llevó esa política apenas doce meses después.
"El cepo se llevó este año 18000 millones de dólares: es un pacman que para alimentarlo tenés que darle dólares, dólares, dólares", dijo Bullrich al iniciar su argumentación. Difícil, a ciencia cierta, entender a qué se refería, pero seguramente no al cepo. Si se refería a la pérdida de reservas, quizás debió haber tomado más en cuenta la sequía que hizo perder una cifra aproximada a la que mencionó, en materia de exportaciones. Pero no culpar al cepo.
Con la denominación de "cepo cambiario", los economistas, empresarios y políticos que posan de "defensores del libre mercado" se refieren al conjunto de medidas de administración de la política cambiaria que se implementan especialmente en tiempos de escasez de divisas. Medidas que abarcan a las restricciones a las ventas de divisas del Banco Central, las intervenciones de la autoridad monetaria para intentar equilibrar la oferta y demanda de dólares, y hasta la fijación de un precio o tipo de cambio a la divisa en vez de dejarlo fluctuar libremente. Todo ello, así como cualquier otra forma de regulación, integra lo que este sector denomina "cepo cambiario".
La propuesta de Patricia Bullrich es quitar de un plumazo todos esos mecanismos de regulación y control. Pero con un banco central sin divisas propias para interventir, ni a la ultraliberal dirigenta del PRO se le escapa que esa liberación del valor del dólar, sin oferta para responder a la demanda, dispararía su cotización sin techo y a niveles inimaginables.
Entonces, puso sobre la mesa la propuesta muy PRO: un mega endeudamiento con el FMI, por el cual éste pondría las decenas de miles de millones de dólares que fuesen necesarias para que, internamente, estuvieran disponibles para quien quiera comprarlos. Para importar, ahorrar, fugar, viajar o darle el destino que se le ocurriese al comprador. Y sin necesidad de confesarlo, siquiera. Sin "cepo", no hay límites ni restricciones.
"Es un desastre lo que pasa con el cepo. Nuestro objetivo es que bajo un acuerdo con el FMI que nos blinde en dólares, nosotros podamos abrir el cepo lo antes posible", justificó la dirigenta candidata. No dio pistas sobre la cifra necesaria para semejante blindaje, pero sumando la demanda para importaciones, para pagos diversos al exterior incluido los de cancelación de intereses y capital de deuda privada, para ahorro en divisas o giros para inversión en el exterior, para viajes al exterior y otros gastos en divisas que pudiesen considerarse "consumos postergados" durante la vigencia del cepo, probablemente se pueda llegar a un flujo de varios miles de millones por semana.
Si no hay cepo, no hay obligaciones de liquidar las exportaciones, por lo cual el exportador podría conservar los dólares obtenidos por sus ventas, aquí o en el exterior. Y no venderlas en el mercado cambiario, por lo cual la oferta de divisas podría ser significativamente baja. Ahí es donde surge la necesidad de un "blindaje". El Fondo debería aportar todos los dólares que el mercado demande por encima de la escasa oferta. ¿A cambio de qué? De aumentar el endeudamiento, sobre los 44 mil millones de deuda que Bullrich heredaría de la deuda de Alberto Fernández, que a su vez heredó de Mauricio Macri. Y que seguramente seguirían heredando, pero engrosada, futuros gobiernos.
¿Hay algún costado favorable del "blindaje" o Plan de salvataje De la Rúa 2? Patricia Bullrich dice que sí. "Estamos convencidos de que hay que abrir rápido el cepo y no esperar un año, para que no haya que esperar un año para que lleguen las inversiones. Si vos le decís a cualquier inversor, en un año te abro el cepo, te va a decir: bueno, espero un año y entonces veo qué hago. Ya sea para invertir en minería, hacer un segundo gasoducto, poner mejores fertilizantes en la cosecha... Nosotros estamos convencidos que nadie invierte si no tiene seguridad jurídica", subraya Bullrich.
¿Alguien recuerda lo de la lluvia de inversiones y el discurso de Macri antes e inmediatamente después de asumir? No ocurrió, y en cambio el mayor flujo de inversiones, principalmente en minería e hidrocarburos, pero también en el sector automotor y en industria liviana, se dio entre 2020 y 2023 (en un contexto sin seguridad jurídica y con cepo, según Bullrich) y no entre 2016 y 2019.
“He anunciado un blindaje internacional que nos saca del riesgo y crea una plataforma extraordinaria para el crecimiento”, celebraba Fernando de la Rúa el 22 de diciembre del 2000 al anunciar un nuevo crédito salvador del Fondo Monetario. “El mundo ha sabido ver las virtudes de un gobierno serio y de un país con futuro", se autoelogiaba, para cerrar el discurso con una de sus frases más recordadas: "Qué lindo que es dar buenas noticias". Pero despues de diciembre del 2000, vino el 2001.
Con igual entusiasmo celebró Macri, en julio de 2018, el acuerdo Stand By con el Fondo por 57 mil millones de dólares (que no llegó a completarse siquiera: Macri terminó en 2019 sin dólares y con cepo). Ahora, Patricia Bullrich promete hacerlo de nuevo, pero más completo. "Si no es todo, es nada", dice su spot de campaña.