La insistencia en ocultar información militar convirtió al Estado mexicano en responsable de la desaparición de 43 estudiantes de la escuela de maestros de Ayotzinapa, ocurrida en 2014, denuncia el último informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) titulado “Hallazgos, avances, obstáculos y pendientes”.

El GIEI, creado en 2015 tras un acuerdo entre familiares de los jóvenes, el Gobierno mexicano y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), concluyó de esta forma sus trabajos sobre el caso. En el extenso informe se postula la imposibilidad de avanzar más por la opacidad de las autoridades -principalmente las Fuerzas Armadas-.

El rol del Ejército y la Marina

Ángela Buitrago y Carlos Beristáin, los dos últimos miembros del GIEI, aseguraron en conferencia de prensa que la participación de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) fue mayor de lo que sus miembros reportaron en entrevistas.

Agentes de Sedena estuvieron en las zonas de movimiento aquella noche del 26 al 27 de septiembre, según pudo establecer el GIEI, gracias a la elaboración de un mapa de localización de comunicaciones y aseguraron que hubo comunicación "permanente" y "bidireccional" entre esta instancia y el C4 (Centro de Comando, Control, Cómputo y Comunicación).

Acreditaron, además, conocimiento por parte de la Sedena de los movimientos del grupo delictivo Guerreros Unidos esa noche y los días siguientes ante los que no actuaron. La información referente a la Sedena ocupa la mayoría de las 322 páginas del informe.

En cuanto a la Secretaría de Marina (Semar), Buitrago y Beristáin detallaron que, aunque no hay información de que interviniera el 26 y 27 de septiembre, "sí lo hizo inmediatamente después".

"Ellos dicen que participaron en cuestiones de seguridad perimetral, (...) pero sabemos que miembros de la Marina detuvieron y torturaron a varios detenidos", sentenciaron. Añadieron que miembros de la Semar realizaron un operativo de inteligencia de carácter reservado, llevando a cabo detenciones y tortura, hechos que derivaron en la muerte de dos personas.

Inteligencia sobre los estudiantes

El estudio y mapeo de la telefonía muestra muchos detalles desconocidos hasta el momento, como por ejemplo el papel del Centro de Inteligencia, que hizo un seguimiento exhaustivo de la actividad de los jóvenes ese día.

Se acredita que había agentes del Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) en los lugares donde se detuvo a los estudiantes que iban en autobuses.

La "división en grupos" y el destino de los 43

El GIEI estableció que llegaron al "avanzado entendimiento" de que los jóvenes fueron divididos en tres grupos y que después de eso -según declaraciones- habrían sido repartidos en otros grupos que "no fueron llevados a un mismo lugar"

Resaltaron que existe un mensaje cifrado de Sedena que contiene información sobre 11 detenidos. A través de un teléfono, una persona le pregunta a otra: "Comadre, ¿Te tocaron los 11 detenidos del desmadre de ayer o sabes donde están los 11 detenidos que llevaron ayer a Chilpancingo?".

A través de un documento, los expertos detallaron que un mando del Ejército en el estado de Guerrero explica que un miembro de Guerreros Unidos iba a entregar a la policía estatal a 10 de los estudiantes desaparecidos, aunque no se precisa si vivos o muertos.

Un documento del 4 de octubre de 2014 señala que algunos de los estudiantes estaban en una cueva, pero no se dan mayores detalles.

La pista se pierde después de la división de los estudiantes en varios grupos. Aunque hay caminos e investigaciones abiertas, no se sabe que hicieron los criminales ni las fuerzas de seguridad con ellos.

En el informe se mencionan testigos que dijeron que habían terminado en crematorios de Iguala, y también se habla de la barranca de la Carnicería, donde en 2020 y 2021 se encontraron restos de dos de los jóvenes, Christian Rodríguez y Jhosivani Guerrero. “Fueron recuperados en ese lugar pero no sabemos cómo llegaron a ese lugar”, dijeron los expertos.

"Otros lugares aún están siendo investigados", cierra Buitrago.

Ocultamiento y "comportamiento corporativo"

Buitrago y Beristáin remarcaron que las Fuerzas Armadas insistieron en ocultar cosas “que son obvias” y eso impide avanzar. El GIEI continuó sus labores ante la promesa de que se abrirían todos los archivos pero todavía es mucha la información que falta.

“Las respuestas de negación de documentación se han seguido dando, en un comportamiento más corporativo que comprometido con la verdad”, sentenció Beristáin.

Un caso abierto

Ante esto, el GIEI termina su labor con el caso de los 43 estudiantes desaparecidos. Pero insistieron en que el caso no se cierra por su ausencia, sino que es imprescindible que la Fiscalía General de la República (FGR) de México se comprometa.

"Sin un compromiso decidido de la fiscalía, el caso no podría aclararse en el futuro. Para que haya justicia se necesita primero verdad", terminaron, no sin antes agradecer a los padres, madres y familiares de los jóvenes por haber hecho que el amor por sus hijos sea ahora parte de la conciencia de México y del mundo.