Mansión embrujada                     5 puntos

(Haunted Mansion/Estados Unidos, 2023)

Dirección: Justin Simien

Guion: Katie Dippold

Duración: 122 minutos

Intérpretes: LaKeith Stanfield, Rosario Dawson, Owen Wilson, Tiffany Haddish, Danny DeVito y Jamie Lee Curtis

Estreno en salas

Los parques de Disney tienen decenas de juegos basados en sus personajes, series y películas. Pero hay casos en los que el recorrido es inverso, y lo que empieza como una atracción termina siendo la base sobre la que se construye una historia destinada a la pantalla. El ejemplo más famoso y popular es Piratas del caribe: la maldición del Perla Negra (2003), pero la lista es larga y variada: incluye, entre otras, a Dinosaurio (2000), Misión a Marte (2000), Tomorrowland (2015), Jungle Cruise (2021) y la seminal La torre del terror (1997), un telefilm un tanto olvidado protagonizado por una jovencísima Kirsten Dunst que proponía pasos de terror y comedia. Todo, desde ya, muy light y con un espíritu familiar propio de la casa de Mickey. Esos mismos elementos aparecen en el exponente más novel que recorrió ese camino, Mansión embrujada, aunque mezclados de una manera tal que los resultados no son ni muy cómicos ni menos que menos terroríficos.

Si el nombre resuena en el algún lejano de la memoria, se debe a que esta atracción sobre las vivencias de una familia en un caserón plagado de espíritus ya tuvo una primera adaptación hace veinte años con Eddie Murphy al tope del afiche. Lapidada por la crítica y el público, aquella se llamaba La mansión embrujada; ésta, Mansión embrujada (sin el artículo): todo un síntoma de la profundidad cosmética de los cambios entre una y otra. Ahora no es una familia arquetípica –mamá, papá e hijos- la que llega al lugar del título, sino una madre (Rosario Dawson) fanática de las antigüedades con su hijo preadolescente, con el objetivo de restaurarla. Pero apenas después de abrir la puerta descubren múltiples habitaciones de ambiente lúgubre donde ocurren situaciones sobrenaturales de todo tipo, desde una armadura con vida propia hasta huevos que se rompen solos contra el recipiente donde ella cocina. Todo bien con la restauración y las antigüedades, pero los fantasmas son otra cosa.

Por esa razón la mujer contacta al sacerdote Kent (Owen Wilson), quien a su vez llama a un astrofísico (Lakeith Stanfield) que desarrolló lentes especiales para captar materia oscura. El problema es que el muchacho, como casi todos aquí, está de duelo ante la muerte de un ser querido, en este caso su novia: Disney no sería Disney si sus protagonistas no sufren (o sufrieron) una pérdida cercana. A ese “Dream Team”, como lo llama Kent, se sumarán luego una médium (Tiffany Haddish) y un docente universitario (Danny DeVito) convencido de que el misterio acecha en cada rincón. Todos alinearán esfuerzos en pos de saber qué ocurrió allí y cómo revertirlo para que la casa vuelva a ser habitable. A lo largo de ese camino donde lo mágico es sinónimo de efectos digitales, la película va alternando a intervalos regulares escenas volcadas a la comedia y otras a generar algunos módicos sustos (todos, se dijo, muuuuy lo-fi).

Las críticas norteamericanas aseguran que hay muchas referencias y guiños al juego original. Este cronista, que lo más parecido a Disney que conoció de chico es La República de los Niños, no puede afirmar ni refutar a los colegas del norte, por lo que solo le queda la cáscara. Una cáscara que, como todas, se queda en la pura superficie de las películas hechas con piloto automático