"Cuando alguien nos contacta, armamos una reunión virtual o charlamos por Whastapp, siempre haciendo preguntas, qué es lo que te gustó, que leíste, qué te interesa, y así vas sacando pistas y pensando. En vez de estar frente a frente estamos con una pantalla de por medio, pero es lo mismo. Eso es fundamental, que la atención sea súper personalizada. No quiero que haya algoritmos, tiene que ser personal, porque un algoritmo por más bueno que sea no sabe de literatura, sabe de números", afirma Martín Colotta, el creador y librero de Delibooks, la primera librería online en estar nominada para el premio de la tercera edición del Premio a la labor librera, que entrega la Feria de Editores (FED).
Delibooks tiene sede en Lomas de Zamora pero no posee fronteras. Aunque parezca contradictorio, se trata de una librería virtual, única en su especie. Comenzó en 2020, cuando su dueño, Martín Colotta, tuvo que aprender a vender online para sostener su emprendimiento original, la dietética que todavía mantiene.
"Aprendí lo que era el trabajo online a los golpes. Ahí me decidí, y lanzamos la tienda online. En principio, como se podía y creciendo. También la idea es ser online para llegar con los libros que se consiguen en capital. Muchas editoriales independientes no llegan a todo el país", afirma Martín.
No solamente a todo el país, sino nomás a unos kilómetros de la capital. Para aquellos lectores un poco menos comerciales, o que buscan joyas ocultas, tampoco hay una librería en Lomas que satisfaga sus ávidas ganas de buena literatura.
"No hay una librería que cubra este tipo de libros. Hay librerías más comerciales, pero no hay literatura. Entonces fue un poco empezar a ocupar ese espacio, tratar de hacer algo más por gusto que por plata. Como tengo la posibilidad de vivir de otra cosa, es tratar de hacer algo por la literatura", sostiene Martín. Aunque estudió Letras, Martín nunca pudo dedicarse a su verdadera pasión. Hoy puede darse el lujo de ser un librero virtual, y que su labor sea reconocida y homenajeada.
El carácter virtual de Delibooks, lejos de limitarlos, les permite ejercer el oficio de libreros tanto o más personalizado que cualquier librería física. Según su dueño, la curaduría es fundamental, no solo de las editoriales y los libros que eligen comercializar, sino también del trato con la gente.
"Muchas veces le pedís a algún librero una recomendación sobre este tipo de literatura, poesía, y no conoce, no sabe, entonces era tratar de llenar un poco ese lugar. Empezar a tener un catálogo curado para nuestros lectores, ya sabes que los libros que hay tienen cierta calidad y te van a entretener o van a estar bien escritos. Sabés que vas a encontrar literatura, sabés que te va a gustar", afirma, orgulloso. Como expresión total de eso, también ofrecen un club de libros por suscripción, que llega todos los meses a las casas de lectores de todo el país.
Además de con cada lector en particular, la librería mantiene un grupo de Whatsapp con sus clientes, donde aproximadamente 60 lectores, escritores y editores charlan todos los días sobre las nuevas novedades y las noticias del mundo literario. "Hay como doscientos o trescientos mensajes por día. Se comenta todo, no solo las novedades sino también se intercambian libros, se venden usados. Hay de todo", afirma.
Los lectores de la pequeña librería de Lomas de Zamora pueden ser de cualquier parte del país, y el grupo lo integra gente de Mendoza, de Capital, de Rosario, de Córdoba, de Neuquén, de San Luis, entre otras provincias. "Eso es lo bueno que te da lo online, que no hay fronteras. Yo siempre lo planteé desde el principio, que sea algo virtual, pero que trabajemos como si fuéramos algo físico. Que la virtualidad nos permita llegar a todos lados con esto", afirma.
Gracias a los superpoderes de la virtualidad, el año pasado pudieron ofrecerle a todos sus lectores una charla con Edwidge Danticat, una escritora haitiana que vive en Estados Unidos, que muy rara vez concede una entrevista, aunque se la concedió a ellos. Lo mismo hicieron con Gregorio Casamayor, con Ezequiel Pérez, con Inés Garland, entre muchos otros. Algunas de las charlas son exclusivas para suscriptores, otras son abiertas al público general, pero todas quedan eventualmente subidas a su canal de Youtube, para que todo el mundo pueda verlas.
"Los talleres los cobramos poco pero también con la idea de que ganen los escritores. Nos interesa que la gente pueda acceder a un taller con un escritor importante a un precio medialmente accesible, entonces siempre negociamos eso. Para que más gente pueda acceder a cosas que quizás de otra forma no accederían", afirma Martín.
Además ofrecen descuentos para socios del club del libro, promociones especiales, libros del mes. El objetivo es que todos puedan leer, sin importar la frontera física o monetaria.
Para responder a la pregunta de si en un futuro se ven siendo una librería física, Martín no duda ni un segundo. "No. Claro que me gustaría escalar el negocio, que creciera, poder tener más posibilidades, pero me gustaría que nunca cambie el espíritu de ser una librería de barrio que llegue a todo el país. Me parece que es lo fundamental y por lo que llegamos a este reconocimiento de la FED", afirma sin dudarlo.
Convencido de que encontraron el diferencial, Delibooks y los suyos eligen apostar por la virtualidad, mientras el mundo se lo siga permitiendo. No existen razones para creer que no estarán abiertos siempre, hasta que el cable infinito de internet sea desconectado por algún despiste.